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RIESGO PAÍS (22/05/2020)2788
 
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(Iprofesional) Alberto no paga el vencimiento y los acreedores piden que el país evite un default desordenado. El Gobierno decidió no hacer frente a un vencimiento por 500 millones este viernes y los bonistas llamaron a continuar las negociaciones. Lo que viene. l Gobierno se enfrenta al nuevo, aunque muy avisado, escenario de continuar las negociaciones con los acreedores de la deuda mientras que transita las pantanosas arenas del default. Es cierto, como dice Alberto Fernández, que el país ya estaba en un virtual incumplimiento de contratos cuando asumió. No menos cierto es que su administración profundizó los defaults -reperfilamientos de la deuda en dólares ley local, por ejemplo- y ahora dejará de pagar un vencimiento de bonos internacionales por 500 millones de dólares, tal como adelantó iProfesional. El Gobierno extendió por 10 días corridos, hasta el 2 de junio, la oferta de canje y decidió que ese vencimiento impago del viernes entrará en la negociación general. Por ende, en términos oficiales, no está en default. «Va a la reestructuraciónmiento ese vencimiento, está acordado dentro de la continuidad de las negociaciones. No es un default liso y llano, es una impasse. Esos 500 millones entrarán dentro del acuerdo», dicen fuentes oficiales.  Algunas calificadoras de riesgo saldrán a poner la nota en SD o default selectivo, mientras que otras -como Moody´s- mantendrán la nota porque ya contemplaban un pagadiós en algún momento. Léase, a nadie en el mercado financiero le sorprende que el país no pague la deuda, de alguna manera u otra. Sea como fuere, la incógnita ahora es cuánto tiempo estará la Argentina en un default formal antes de llegar a un entendimiento con los acreedores. Esa es la pregunta que se hacen en Wall Street y que marcará si el impago de este viernes es una anécdota o si, por el contrario, tiene un alcance mayor en la economía. Un default sin tanto impacto Por lo pronto, las charlas entre el país y los bonistas seguirán hasta acercar las posiciones. La buena voluntad que incluso el Gobierno está admitiendo que sucede en estos momentos se pondrá a prueba cuando Martín Guzmán presente la propuesta final. Claro que en los distintos grupos de acreedores no hay una sola voz y, de hecho, representan a intereses distintos. El comité que lidera BlackRock, que supuestamente pidió a sus miembros que bajen las pretensiones -algo que en Nueva York algunos desmienten e incluso dicen que es una operación de algún otro grupo de bonistas o incluso el mismo Gobierno argentino- representa básicamente a los fondos institucionales de Estados Unidos, conocidos como real money. Después están los Exchange Bondholders, que precisamente tienen títulos emitidos en canjes anteriores, como los bonos Par y Discount que se lanzaron en 2005 y 2010, principalmente representados por UBS y Greylock Capital. Y un tercer grupo llamado AdHoc Exchange Bondholders Group, que tienen a los hedge funds y fondos distressed, que también tienen los bonos previamente emitidos por el país pero además títulos de la era Macri. En ese pelotón el que sobresale es Monarch. Pero las negociaciones, que ya de por sí tendrán que contemplar los deseos de grupos que tienen intenciones distintas entre ellos mismos -si bien ninguno quiere un default- se darán en el marco de que el país ya demostró que no está dispuesto a pagar. El no pago del vencimiento del viernes podría ser tomado como una advertencia de que sin arreglo, no hay plata. «No estoy tan seguro de que sea para tanto ir a un default el viernes. Teniendo en cuenta lo que dijo Guzmán acerca de estar involucrado en las negociaciones por la deuda y el avance que hubo, no creo que haya litigios porque los principales tenedores de esos bonos están en manos de fondos que están negociando ahora con el Gobierno», dijo Hans Humes, CEO de Greylock Capital -uno de los fondos que participa en la mesa de diálogo con Guzmán por la deuda- durante un webinar organizado por The Wilson Center. «Va a ser menos costoso para Argentina porque ya ha estado así en el pasado. Habrá alguna reacción en el mercado de Credit Default Swaps, pero no estaría tan seguro. Sin embargo, si el default sigue por meses sí habrá procedimientos legales contra el país», advirtió Humes.

Los bonistas quieren arreglar
El CEO de Greylock, que conoce muy bien a Alberto Fernández de cuando era Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, ya que él no aceptó el canje del 2005 y se sumó al del 2010, tiene diálogo fluido con Sergio Massa. Es considerado como un muy buen lobbista que tiene amplia experiencia en reestructuraciones de deuda: lideró el comité en la cesación de pagos de Grecia.
Humes no quiso responder si cree que habrá acuerdo entre el país y los acreedores en el transcurso de los próximos 30 días. Pero dejó algunas definiciones que podrían entenderse como que hay altas chances de que se puedan seguir acercando las posiciones.
En la charla con The Wilson Center, el CEO de la Greylock y uno de los pocos acreedores que se muestran mediáticamente, señaló:

– «A nadie le sirve un hard default. Si hay lugar para arreglar es de mutuo interés. Todos sabemos que una resolución favorable es de nuestro interés, del país y del FMI. Todos queremos que no haya hard default».

– «Va ser muy difícil que no haya cierto tipo de default, pero se podrá arreglar después. En este proceso estoy más preocupado en los efecto colaterales en caso que venga un proceso desordenado en la Argentina. Odiaría ver algo tan desordenado como un hard default».

Por su parte, y en el mismo webinar donde Humes deslizó la sensación de los acreedores en medio de este proceso, Mark Walker, senior managing director de Guggenheim Securities, afirmó que el default de este viernes va a tener algún impacto en el mercado pero no mucho más allá.
Aseguró que no habrá litigios, ya que los que podrían buscar la aceleración de los pagos están en la mesa de diálogo con el Gobierno. «Todos saben que pueden litigar contra la Argentina por mucho tiempo y no cobrar nada. El verdadero tema no son los litigios, sino que está en el interés de todos evadir un default desordenado», dice Walker.
Y agrega que, al final del día, el Gobierno tiene que elegir si cambia de opinión y mejora un poco la oferta. En tanto, los acreedores tendrán que pensar si toman un deal que no les guste tanto pero por el que, al final, todos se benefician de evitar un hard default. «Espero que haya una resolución en los próximos 30 días pero es imposible predecir», admitió.

 
(Infobae) La Argentina entrará hoy en default, pero sigue negociando y enmendará su oferta a los bonistas.
En principio, recibirá propuestas hasta el 2 de junio, pero aclaró que su objetivo es alcanzar una amplia aceptación de los acreedores; tranquilidad de Guzmán y ansiedad de los acreedores en la víspera de la cesación de pagos.  El Gobierno no pagará hoy el vencimiento de la deuda de USD 503 millones, por lo que caerá en default, pero decidió prorrogar hasta el 2 de junio inclusive la negociación con los bonistas, con la intención de corregir la oferta original para llegar a un acuerdo. En el Palacio de Hacienda utilizan la palabra “enmendar” para describir lo que pasará luego de hoy, aunque reconocen que habrá una mejora en la oferta a los bonistas. “Mejora” es un término que nadie menciona cerca del despacho de Guzmán, pero es un concepto en el que trabaja de manera incesante con su equipo y concentra buena parte de las charlas que tiene con el presidente Alberto Fernández por estas horas. El rango de la negociación se mueve entre los 40 centavos que ofrece el Gobierno y los 55 que piden los bonistas. Hoy, el rango de la negociación es 40 centavos que ofrece el Gobierno por cada dólar que los bonistas invirtieron en la Argentina, contra 55-60 que quieren los acreedores. Ese es el terreno de la negociación. En el quinto piso del Ministerio se vio ayer a un Guzmán distendido y muy confiado, más cercano a estar al frente a una gesta histórica que va a terminar con resultados positivos que a la antesala de un default catastrófico. Los que no conocen aseguran que no está en sus planes volver a Nueva York en el mediano plazo, ya que está muy cómodo en Buenos Aires. En otros despachos oficiales subrayaron que “hubiera sido ilógico gastar 500 millones en pagar un bono menos conflictivo, como el Global, para que todos los tenedores de los otros bonos expresen su rechazo. Tiene más sentido utililizar esas reservas en algún endulzante que pueda surgir en la negociación”. ¿Llegará ese endulzante?. En el sector privado aclaran que, de lo contrario, la negociación quedará empantanada. “Se acumulan tensiones, el diálogo va más lento de lo deseable y eso frustra y resta credibilidad. Hay que recordar que ya hay mucho desgaste con Guzman”, indicó un ex negociador. Esos cortocircuitos surgen por “una contraparte que maneja los temas en público y no avanza con pasos concretos hacia un acuerdo; lleva la situación al default y confunde respecto a su compromiso para lograr un acuerdo”, se quejó. Otro economista advirtió que “si hoy no se pagan los 500 millones de dólares, que es lo más probable, los acreedores ganarán mucho poder de negociación por el riesgo de aceleración con el 25 por ciento de una serie y además algunos cobrarán los seguros contra default, o CDS”. Desde el punto de vista formal, en un comunicado, Economía informó anoche que “extendió por un período adicional el vencimiento de la invitación que hizo a los tenedores de ciertos bonos elegibles enumerados en el Suplemento del Prospecto de fecha 21 de abril de 2020 para presentar órdenes para canjear sus Bonos Elegibles por nuevos bonos conforme a los términos y sujeto a las condiciones descriptas en el Suplemento del Prospecto desde las 5:00 pm, hora de la Ciudad de Nueva York, el 22 de mayo de 2020, hasta las 5:00 pm, hora de la Ciudad de Nueva York, el 2 de junio de 2020”. Leo en los diarios que corremos el peligro de caer en default mañana y yo me preguntó por qué mienten así. Si estamos en default desde hace meses, desde antes de diciembre que estamos en default, solo que no lo escriben, solo que lo ocultan (Alberto Fernández)
De inmediato aclaró que ese tope cambiaría si se extiende “por un período adicional o que se finalice en forma anticipada”. Es decir, apenas logre el consenso que está buscando. “En consecuencia, asumiendo que la República, entre otras cosas, no extiende por un período adicional o finaliza la Invitación anticipadamente, el Período de Invitación se extiende hasta el nuevo vencimiento, la Fecha de Anuncio de Resultados será el 3 de junio de 2020 o lo antes posible de allí en adelante, y la Fecha de Ejecución, la Fecha de Entrada en Vigencia y la Fecha de Liquidación, tal como se define en el Suplemento del Prospecto, será el 8 de junio de 2020 o lo antes posible de allí en adelante”, se detalló. En el párrafo más relevante, aclaró que el Gobierno “continúa recibiendo opiniones y sugerencias de inversores acerca de diferentes caminos para mejorar el valor de recupero”. “La República se encuentra analizando estas sugerencias para maximizar el apoyo de los inversores, preservando al mismo tiempo sus objetivos de sostenibilidad de la deuda”, indicó. Al respecto, expresó que “Argentina cree firmemente que una reestructuración de deuda exitosa contribuirá a estabilizar la condición económica actual, aliviando las restricciones a mediano y largo plazo sobre la economía de Argentina devenidas de la actual carga de deuda, permitiendo reencauzar la trayectoria económica del país hacia el crecimiento a largo plazo”. “La Argentina y sus asesores pretenden aprovechar esta extensión para continuar con las discusiones y permitirles a los inversores continuar contribuyendo con una reestructuración de deuda exitosa”, aseguró.  El sector privado no rompe lanzas con el Gobierno, pero cree que la negociación no avanza con la rapidez con la que debería
Cabe recordar que el Gobierno contrató al Bank of America y HSBC (USA) para actuar como agentes colocadores de la Invitación y a Lazard para actuar como asesor financiero. En tanto, D.F. King actúa como agente de información, tabulación y canje. Este comunicado tiene dos objetivos: la prolongación formal de las negociaciones y la intención de diferenciar este default de otros, como el de fines del 2001, cuando el presidente Adolfo Rodríguez Saá declaró la cesación de pagos. El fin de semana pasado, los tres comités de bonistas (Ad Hoc; el Comité de Acreedores, y el Argentina Exchange Bondholders) presentaron sus propuestas con un valor presente neto de la oferta de entre 58 y 60 centavos por dólar nominal, aunque diferentes combinaciones de bonos, quitas y tasas de interés. La más alta fue la del fondo de inversión más grande de Wall Street, Blackrock, pero el miércoles trascendió que habría bajado sus pretensiones y buscaba adhesiones entre el resto de los fondos de su comité (Fidelity y Ashmore, entre otros) para aceptar una reducción del VPN a 50 a 55 centavos por dólar. Desde entonces, no se supo más nada. En las puertas de un nuevo default, paradójicamente ambas partes todavía apuestan a que haya un final feliz.
(Infobae) Default extendido y buitres: qué riesgos asume el Gobierno con la decisión de no pagar la deuda. Con grupos de acreedores muy distintos, no será fácil cerrar la negociación con rapidez. La posibilidad de que comiencen litigios crece a medida que se extiendan los plazos.  Expertos en deuda como Miguel Kiguel consideran que el default de hoy es un paso inevitable en la negociación con los acreedores. El argumento es que en algún momento había que “plantarse” y dejar de pagar para obligar a los bonistas a negociar. Pero aunque el ministro de Economía, Martín Guzmán, minimizó el efecto que podría generar la cesación de pagos sobre la deuda extranjera, que consideró “anecdótico”, en realidad la decisión no está exenta de riesgos. Los tiempos se vuelven a partir de ahora muy relevantes. Cada día que pasa sin un acuerdo crecen las chances de que aparezcan otro tipo de “jugadores” deseosos de litigar contra la Argentina. Los bonos en default son un verdadero imán para los “buitres”, fondos que se especializan en comprar deuda a precios de ganga con un solo objetivo: hacer juicio ante los tribunales internacionales. Con mucha paciencia y plata para pagar abogados, el final de la película siempre es feliz para ellos: cobran el 100% de la deuda, los intereses y hasta los gastos de la demanda. Fue el caso de Paul Singer y su fondo NML Elliot. En 2016 cobró U$S 2.400 millones y ganó casi 400% en diez años. Se trató de uno de los costos que tuvo que pagar el gobierno de Mauricio Macri para salir del default. En los últimos días la baja del riesgo país reflejó la expectativa favorable de los inversores a una solución relativamente rápida para la deuda. Es decir que el default podría ser un traspié momentáneo, casi un “trámite” dentro de una negociación que lentamente parece encaminarse. Aunque la negociación parece encaminarse, los distintos grupos de acreedores plantean dificultades para cerrar rápidamente el acuerdo. Un período demasiado extenso de negociación es muy riesgoso para el Gobierno, porque aparecerán fondos “buitre” que buscarán litigar ante tribunales internacionales. Los indicios durante la semana fueron positivos. Martín Guzmán dijo que sería “flexible” y que está dispuesto a escuchar todas las combinaciones posibles para llegar a un acuerdo, en términos de quitas, tasas y períodos de gracia. Y del otro lado el principal fondo de inversiones global como es BlackRock aseguró que estaría dispuesto a reducir sus pretensiones originales y buscaría convencer a otros acreedores de hacer lo mismo. Los distintos tipos de bonistas que acercaron sus propuestas representan un desafío no menor para llegar a un acuerdo. Aunque hay negociaciones en marcha, en Wall Street se siguen quejando de la poca capacidad de Guzmán para escuchar y que no entiende el “idioma” de los mercados. Uno de los grupos de acreedores, el “Argentine Exchange Bondholders”, tiene USD 4.000 millones que corresponden al canje del 2005, Par y Discount. Están parados en un lugar de mayor fortaleza, porque se trata de bonos que brindan mayor protección a sus tenedores que los emitidos durante el gobierno de Macri, a partir de 2016. El Gobierno precisa una aceptación del 85% de los tenedores de estos títulos para cerrar exitosamente la operación, contra sólo 66% del resto. Para que los tiempos no se hagan eternos, Guzmán deberá disponer en algún momento cercano un momento límite para cerrar la transacción y no aceptar nuevas prórrogas. El riesgo es que un porcentaje de los bonistas decida quedarse como “holdout”, es decir afuera del acuerdo. Y ése será el momento de la verdad. En Wall Street se siguen quejando de la poca capacidad de Guzmán para escuchar y que no entiende el “idioma” de los mercados.
¿Cuánto es un porcentaje razonable de aceptación? Uruguay consiguió en 2003 un porcentaje superior al 90%, pero la quita llegó a sólo 10%. La Argentina propuso una quita del 60% y podría bajarla al 50%. Sería irreal pensar que 9 de cada diez inversores aceptará la propuesta en esos términos. El caso intermedio es el canje de 2005 que realizó el gobierno de Néstor Kirchner. La aceptación llegó al 76,15% y el país se vio sometido a una fuerte ofensiva judicial, embargos de distintos activos alrededor del mundo y dificultades para volver al mercado de capitales. Hoy ese porcentaje luce por lo menos como aceptable y algunos consideran hasta deseable. Un escenario probable es que se termine en una suerte de “limbo”, con una parte de la deuda reestructurada y nuevos bonos emitidos, mientras que otro grupo de acreedores optará por seguir la “negociación” ante tribunales de Nueva York.
(Infobae) Reestructuración de la deuda: quién es quién entre los acreedores y qué busca cada uno.
Qué fondos de inversión integra cada comité y qué es lo que está negociando con el Gobierno cada uno. El viernes vence el plazo, pero se extendería por diez días más.  La deuda emitida bajo legislación extranjera que el Gobierno se propone reestructurar ahora asciende a USD 66.500 millones, de los cuales aproximadamente un tercio estaría, según fuentes del mercado, en manos de fondos de inversión agrupados en los tres comités que están negociando con el ministro de Economía, Martín Guzmán. El resto está repartido en muchos otros acreedores que no están siendo parte de la negociación con la Argentina, pero que luego decidirán si se suman o no a la propuesta final. ¿Quiénes son estos tres grupos que se formaron exclusivamente para negociar la renegociación de la deuda con la Argentina? ¿En qué se diferencian unos de otros y qué fue lo que cada uno le propuso al Gobierno de Alberto Fernández?
Grupo Ad Hoc de Tenedores de Bonos. Está compuesto por los grandes fondos de inversión conocidos como de real money –se focalizan en el ahorro de largo plazo– y está liderado por Blackrock. También integran este comité fondos como AllianceBernstein; Amundi Asset Management; Ashmore; BlueBay, Fidelity; T.Rowe Price; Western Asset Management y Wellington, entre otros. Son tenedores de los denominados “bonos M”, es decir, de los globales emitidos por el gobierno de Mauricio Macri. Estos fondos fueron los primeros que presentaron una contraoferta al Gobierno, pero fue considerada “poco realista”, por lo que luego bajaron sus pretensiones y diseñaron otra. Según trascendió, habría habido una tercera presentación en las últimas horas, ya que para las autoridades la diferencia seguía siendo importante.
Grupo se llama Ad Hoc de Tenedores de Bonos de Canje de Argentina. Se caracteriza porque sus integrantes son hedge funds –los que invierten en el corto plazo, los más especulativos– y poseen títulos que provienen de la reestructuración de 2005 y del 2010 (Discount y Par). Son 18 fondos, liderados por Monarch, HBK Capital Management, Cyrus Capital Partners LP y VR Capital Group Ltd. El negociador por este grupo es el abogado Dennis Hranitzky, del estudio Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan, quien ya estuvo involucrado en negociaciones con la Argentina en el pasado, cuando formaba parte de otro estudio jurídico y representaba a acreedores más litigantes, como fue el caso de Paul Singer, del fondo NML Capital. Comité de Acreedores de la Argentina. Este tercer grupo, también compuesto por hedge funds, y está liderado por fondos Fintech, propiedad de David Martínez, y Gramercy. También está Greylock y otros 70 fondos. Poseen tanto bonos de la era Macri como títulos K, es decir, que provienen ya de dos reestructuraciones pasadas. El banco suizo UBS integra este comité como asesor. Según recuerdan en el mercado, Fintech y Gramercy históricamente han tenido buen vínculo con la Argentina. Durante renegociaciones pasadas, se los denominaba “buitres amigos”. La negociación está siendo encarada por estos tres grupos, aunque hay otros fondos grandes que no participan. Es el caso de Pimco, por ejemplo, un fondo real money que tiene de los dos tipos de títulos y que decidió no participar de ninguno de los comités. “Si el Gobierno lograra un acuerdo con los tres grupos, obtendría un tercio del total, ya que el Ad Hoc representa unos USD 16.000 millones; el Argentina Exchange Bondholders, unos USD 5.000 millones, y el otro, entre USD 2.000 Y 3.000 millones”, dijo una fuente del mercado. El objetivo inicial era que el grupo Ad Hoc y el Exchange acuerden una propuesta conjunta para los dos tipos de bonos (los K y los M), pero finalmente no fue posible debido a que la oferta planteada por el comité liderado por BlackRock era demasiado alta, según pudo averiguar Infobae.
Finalmente, los tres presentaron alternativas diferentes:- En el caso del Comité de Acreedores, la propuesta no pide capitalización de bonos e implica un valor presente neto (a una “tasa de salida” o exit yield de 10%) de 58 dólares por cada cien dólares nominales de la actual deuda, con una tasa promedio de 5,03%, amortización de capital a partir de 2027 y una quita de capital de 2,3%. El bono más corto maduraría en 2040.
– El grupo Ad Hoc propuso propuso una serie de 12 bonos nuevos, la mitad en dólares y la mitad en euros, sin quita de capital en ocho de ellos y con una quita de apenas 1% en cuatro: aquellos en euros y en dólares que maduran en 2036 y 2047. A su vez, la tasa de interés promedio es de 4,44%, un año de gracia y amortización de capital a partir de 2025. La propuesta implica un valor presente ligeramente superior a las otras dos: 60 dólares por cada 100 de deuda nominal, siempre calculada a una exit yield del 10%. Es por esto que habría presentado una nueva en las últimas horas.
– El Ah Hoc de Tenedores de Bonos de Canje de Argentina (Exchange Bondholders) propone la emisión de sólo tres bonos nuevos: 2033, 2040 y un cupón ligado al PBI. Reclaman que no haya quita de capital y su propuesta implica una tasa de interés promedio de 4,75%, con amortización de capital a partir de 2027. El valor presente neto de la oferta, también a un exit yield de 10% es igual al del primer grupo: 58 dólares.
Ahora esperan la respuesta pronta del Gobierno argentino.

(Ambito) Analiza Guzmán sumarle un cupón PBI a la oferta para un grupo de bonistas. El ministro de Economía podría avalar pagos diferenciales para los acreedores de los Discount y el bono Par. Si no hay acuerdo, serían los que mayores posibilidades tendrían en juicios contra el país. Martín Guzmán analiza y piensa seriamente avalar, al menos en parte, la contraoferta que los bonistas con deuda emitida para salir del default del 2001, presentaron en las últimas horas al ministerio de Economía. Estos bonistas quieren que Alberto Fernández vuelva a emitir la misma clase de títulos públicos diseñados exitosamente por el dúo Roberto Lavagna-Guillermo Nielsen en 2005 y refrendados en la reapertura del canje de 2010: como bono estrella un cupón PBI que además de pagar intereses de 4,5%, ate la suerte de los acreedores al crecimiento de la economía argentina. Y que, si el producto sube, esas ganancias se compartan. Y que los pagos comiencen ya en 2021 y no desde el último trimestre del 2023. Como se descarta, hasta por cuestiones matemáticas y físicas derivadas del desplome que generará este año la pandemia, que Argentina volverá a crecer en los próximos dos años, los tenedores de títulos públicos con jurisdicción internacional emitidos en la década pasada, cobrarán mucho más que sus primos (y colegas en la batalla por la reestructuración actual) que poseen deuda lanzada durante la gestión de Mauricio Macri. La propuesta quedó plasmada ayer en el comunicado del Argentina Exchange Bondholders (Comité de Acreedores de Argentina), el grupo que representa a los acreedores con mayoritaria deuda K; y que comparte cartel con el Ad Hoc Exchange Bondholders Group (El Grupo Ad Hoc de Tenedores de Bonos) comandados por Monarch y el Ad Hoc Bondholders Group (Grupo Ad Hoc de Tenedores de Bonos de Canje de Argentina), por lejos el más poderoso, y al que suscriben BlackRock, Fidelity, Ashmore, VP y T.Rowe. La propuesta del grupo de bonistas K se basa en volver al acuerdo de la oferta de reestructuración del 2010. Fue la que en su momento, y durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, organizó Amado Boudou y llevó la aceptación final de la oferta de salida del default del 2001 al 96%. Por lo que se sabe, Guzmán rechazará la propuesta general presentada por los acreedores K del primer grupo. Sin embargo, en Economía estudian seriamente la presentación de una propuesta alternativa para este sector, diferente a la del resto de los acreedores. Esta distinción incluiría la eventualidad de algún tipo de pago extra para el período enero de 2021 y septiembre de 2023 (en octubre de ese año comenzaría el cronograma de regularización que presentó originalmente Guzmán). Tendrían además el reconocimiento del 100% del capital original, sin la quita del 5,4% que también propuso el ministro de Economía en la presentación que venció el 8 de mayo. Los bonistas K creen que se merecen esta distinción y ser tratados con más suavidad y consideración que sus compañeros de negociación; al asegurar (no sin razón) que sus acreencias ya fueron reestructuradas y fruto de la salida de otro default, el del 2001. Además de considerarse con más derechos que los dueños de títulos públicos M, tienen un arma letal para presionar a Martín Guzmán y sus negociadores. El diseño original de los bonos en cuestión (el Par y el Discount), implica que si el país entra en default y no paga los vencimientos de intereses y capital, se habilita libremente a los titulares de esta deuda a acelerar las presentaciones judiciales en los tribunales del Segundo Distrito Sur de Nueva York, donde gobierna Loretta Preska. Según la jurisprudencia que dejó el “juicio del siglo” contra los fondos buitre, si el país no paga esa deuda y entra en default con esos bonos, tendrá que hacerse cargo de la liquidación total de la emisión. Y sólo si llega a un 85% de aceptación general en la actual negociación, podrá evitar esta peligrosa y casi letal instancia judicial; que obligaría al país a pagar en tiempo y forma unos u$s 8.000 millones. Ese es el monto que aún hay que pagar en la vida útil de los dos bonos a renegociar emitidos durante el kirchnerismo, y que si no se liquidan los próximos vencimientos (el próximo es el 30 de junio), habilitarán la aceleración de los juicios. Como ya se mencionó, esta posibilidad de aceleración judicial no cuenta para la deuda emitida durante el macrismo. Esta incluye una cláusula antibuitre que dificulta y traba la posibilidad de avanzar en un juicio contra el país, aun en default. Para poder litigar ante una situación de deuda impaga, y si los bonistas quisieran avanzar en litigios, no lo podrían hacer hasta después del vencimiento de los títulos; ni ejecutarlos de manera individual, sino de manera colectiva. Y bajo la representación del Trustee/Bondholder Rerpresentative (Comisario de la emisión). Además, y según la misma cláusula, si se avanzara en un juicio individual, en el caso que el acreedor triunfara, el dinero que reciba deberá coparticiparlo en el resto de los tenedores de deuda que también se hayan presentado en el litigio. Así, solo si todos los tenedores de esa deuda se presentaran a reclamar en el tribunal de Preska, recibirían el 100% del dinero que reclaman. Ante este panorama, sólo un default generalizado justificaría la apertura de los tribunales para reclamar por la deuda emitida desde el 2016 en adelante. Los bonistas con deuda emitida para salir del anterior default, son en estos tiempos los que mejor relación tienen con el gobierno nacional. Militan en el grupo de los acreedores “friendly” y, tal como mencionó este diario, tienen en sus filas a dos viejos aliados del país en épocas de crisis: los fondos Gramercy y el Fintech. Ya habían trabajado en conjunto para convencer en el 2010 a los bonistas aún chúcaros para aceptar la propuesta del kirchnerismo de salir del default del 2001, y se presentaron como “amicus cureae” en el tribunal de Thomas Griesa durante el Juicio del Siglo. Incluso, con mucha discreción y con estricta comunicación satelital, Alberto Fernández escuchó atentamente los consejos de un viejo amigo de la Argentina. Desde Nueva York David Martínez (dueño del Fintech) explicaba pacientemente, y con su inconfundible acento urbano mexicano, las conveniencias de llegar a un acuerdo con los acreedores y evitar el default. Hábil como pocos, explicaba también que dentro del grupo que él integra con Gramercy, existen otros bonistas con títulos K que no tienen su actitud de acercamiento y sostienen una posición combativa. La vieja estrategia del “policía bueno y policía malo” que trabajan para el mismo equipo. Otra partida más del apasionante “Póker”.

(Iprofesional) Nervios en la City: con la suba del dólar blue, se aceleró «goteo» de los depósitos bancarios. Desde el inicio de la cuarentena, los depósitos en dólares cayeron unos u$s900 millones y la volatilidad cambiaria agudiza la inquietud de los ahorristas. iempre que Argentina está frente a una crisis económica, quienes poseen dólares prefieren tenerlos a mano: los sacan del banco y los ponen bajo el colchón, en cajas de seguridad o los envían fuera del país. La tremenda crisis económica ocasionada por el coronavirus no ha sido la excepción. En los 60 días que van de aislamiento social obligatorio (la manera más elegante de definir a la cuarentena) muchos ya optaron por sacar sus dólares del banco. Y por eso, los depósitos en moneda estadounidense cayeron 882 millones en sólo dos meses. Basta con mirar la evolución de los depósitos en dólares del sector privado desde el 20 de marzo (día en que el Gobierno declaró la cuarentena) hasta el viernes pasado para darse cuenta de la caída. Cuando comenzó el aislamiento obligatorio había en los bancos (entre cuentas a la vista y plazos fijos) unos u$s18.056 millones. El viernes pasado, esa cifra se había reducido a u$s17.174 millones. Y no hay señales de que la tendencia se pueda revertir en el corto plazo.  Las razones por los cuales la gente elige retirar sus dólares del banco son muchos y se entremezclan. En primer lugar, no hay que olvidar que apenas se declaró la cuarentena los bancos permanecieron cerrados sin ninguna posibilidad de que sus clientes se llevaran su dinero, excepto vía cajero automático. Eso hizo que, cuando abrieron sus puertas sólo para algunas actividades bancarias, muchos tuvieran la ansiedad de ir a retirar sus depósitos, especialmente los nominados en dólares. En segundo lugar, muchos fueron los rumores que circularon durante el período en que los bancos se dedicaron básicamente a pagar jubilaciones como principal actividad. Se dijo que no se podrían retirar los depósitos (ni en pesos ni en dólares), que se podrían retirar a cuentagotas, y no faltaron las clásicas versiones alarmistas sobre confiscaciones. Nada de eso ocurrió finalmente, pero en aquel momento muchos ahorristas optaron por sacar sus billetes verdes de los bancos. El segundo motivo al que hace referencia Henke queda en evidencia cuando se cruzan dos datos: la caída de los depósitos y la evolución de la cotización del dólar blue. Si miramos el momento exacto en que los depósitos comenzaron a caer con más fuerza, veremos que coincide con el momento en que el dólar blue comenzó a cotizar con firmeza por encima de los $ 100. Eso ocurrió después del 20 de abril, momento a partir del cual los depósitos en dólares en los bancos provenientes del sector privado sólo tendieron a caer, mientras que el dólar blue no paró de subir. Por ejemplo: el miércoles 22 de abril, había 18.031 millones de dólares depositados en el sistema financiero, y el dólar blue cotizaba a $ 110. Al día siguiente, el dólar blue pasó a valer $ 120 y los depósitos cayeron a 17.929 millones de dólares. Nunca más volvieron a estar por encima de esa cifra. El eterno atractivo del «puré»
Queda claro, entonces, que muchos de los ahorristas que retiraron sus dólares del banco (probablemente dólares que habían comprado a precio oficial en algún momento) los llevaron a las «cuevas» y los vendieron al precio que el mercado pagaba por el dólar blue. Es decir, hicieron el famoso «puré», que permite lograr una diferencia al haber comprado dólares a un precio barato y luego venderlos a un precio más caro. El ejemplo es simple: imaginemos que alguien compró los 200 dólares autorizados por mes desde enero hasta marzo inclusive. Juntó en total 600 dólares que pagó (según el momento en que los haya adquirido, a un promedio de $84 por cada dólar) $50.400. Si los retiró del banco el día 14 de mayo y los vendió a $132 en el mercado paralelo (al blue los cambistas lo compraban a ese valor y lo vendían a $ 138), consiguió hacerse de $79.200. Obtuvo así una ganancia de $ 28.800 en la operación que en la city se conoce como «puré». Claro que consiste en pasar dinero en blanco (declarado) a dinero en negro, pero en este país y en este contexto económico esto parece ser de poca importancia. El punto es que estos ahorristas lo más probable es que tuvieran que hacer esa venta de dólares para solventar sus gastos cotidianos más que para hacer un negocio especulativo, ya que en la pandemia la cadena de pagos se interrumpió y muchos debieron recurrir a sus ahorros para subsistir. «Las dos cosas están pasando: están los ahorristas que no tuvieron más remedio que recurrir a sus dólares para sobrevivir en medio del parate por el coronavirus, y están los que se quedaron más tranquilos sacando sus dólares del banco para tenerlos a mano, verlos, tocarlos y estar seguros que nada les impida poder retirarlos del banco», asegura Santiago López Alfaro, economista y socio de Delphos Investment.
La reacción a la «mano dura»
La ansiedad por tener los billetes verdes en la mano responde a la memoria colectiva de las confiscaciones, y es una tendencia que se exacerba en los momentos de volatilidad. Sobre todo cuando los funcionarios comienzan a tomar medidas de corte intervencionista y se quejan sobre las operaciones especulativas por parte de agentes del mercado.
«Hay dos motivos por los cuales alguien saca la plata del banco: el primero es porque piensa que se los van a incautar; entonces, por las dudas se los llevan. Y el segundo es porque en medio de la cuarentena necesitan de esos dólares para venderlos y poder sobrevivir, porque la cadena de pagos está totalmente cortada y no cuentan con los ingresos que habitualmente tienen», sostiene Alejandro Henke, economista y director de Proficio. El consenso de los analistas asegura que -aun cuando en estos días esté mostrando una leve tendencia a la baja- el precio del dólar seguirá aumentando, producto de la gran emisión de pesos que viene haciendo el Banco Central, las bajísimas tasas de interés para colocaciones en pesos y la incertidumbre que todavía existe sobre cómo se resolverá el canje de la deuda con los tenedores de bonos. Aquellos ahorristas que retiraron sus dólares el banco y no los vendieron para conseguir pesos, simplemente prefirieron tenerlos fuera del sistema financiero local. «Cuando limitaron las inversiones de los Fondos Comunes de Inversión en dólares, y cercaron cada vez más las operaciones para comprar dólar MEP o contado con liqui, mucha gente se puso nerviosa y prefirió sacar sus dólares fuera del país, porque piensan: si se van a meter con los dólares, mejor me los llevo a otro lado», señala Henke. Así fue como en estos 60 días de cuarentena (de los cuales, al menos 15 los bancos estuvieron cerrados) muchos ahorristas prefirieron sacar sus dólares de los bancos y guardarlos de otra manera o convertirlos en pesos. Algunos apremiados por la necesidad de echar mano a sus ahorros, otros temerosos de que los mayores controles sobre la compra de dólares y los rumores sobre futuras medidas del Gobierno en materia de depósitos les impidieran sacar sus billetes, pero todos con el mismo objetivo: tener a mano sus dólares billetes. Ya lo dice el dicho: más vale billete en mano que dólar depositado en el banco.

(Iprofesional) El Gobierno busca sumar a las grandes alimenticias como proveedoras del Estado. Reunión cumbre de varios ministros con grandes alimenticias para aceitar la participación de estos grupos en las próximas licitaciones de Desarrollo Social. Después del escándalo de los sobreprecios en la compra de alimentos que hace unas semanas generó la apertura de una investigación judicial, el Ministerio de Desarrollo Social optó por salir a buscar a las grandes empresas del sector alimenticio como las proveedoras del Estado. Lo hizo luego de que la licitación del mes pasado cuando la cartera que orienta Daniel Arroyo realizó una millonaria operación que quedó en la mira de la Justicia por sospechas de corrupción y pagos mayores a los precios máximos definidos por las propias autoridades nacionales. Con este objetivo, durante la jornada de este jueves 21 de mayo, hubo un encuentro entre los principales grupos alimenticios y funcionarios oficiales para aceitar la participación de estas empresas en las próximas licitaciones de compras de alimentos. Ejecutivos de cerca de 30 empresas como Mastellone; Nestlé; Sancor; Molino Río de la Pata; Bunge y Unilever fueron convocados a la sede del Ministerio de Desarrollo Productivo para analizar el regreso de los grandes grupos alimenticios como proveedores del Estado. También estuvieron presentes enviados de Morixe; Adecoagro; Unilever; Aceitera General Deheza (AGD); Arcor y Ledesma, entre otras empresas, junto con representantes de las entidades empresarias COPAL y CLERA. La reunión tuvo como objetivo cambiar el proceso que venía encarando el Gobierno para dar respuesta a las necesidades de la población vulnerable, en el marco de la emergencia sanitaria por el Covid-19 y del que solamente venían participando empresas intermediarias que terminaban ganando las licitaciones con valores por encima de los de mercado. «Queremos fortalecer las compras de alimentos para el Ministerio de Desarrollo Social y para eso los invitamos para contar con su colaboración en las licitaciones, para simplificar la operatoria y acortar los plazos de pago, que es un pedido razonable que nos hicieron las empresas del sector», remarcó el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, durante la reunión. Del mismo modo, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, explicó que «la compra y distribución de alimentos es una de las más importantes, por lo que se hace fundamental la participación de empresarios y productores en el sistema si tenemos en cuenta que antes dábamos de comer a ocho millones de personas y ahora a 11 millones». Ambos ministros estuvieron acompañados por la secretaria de Comercio Interior, Paula Español; la secretaria de Inclusión Social del Ministerio de Desarrollo Social, Laura Alonso; y el titular del Banco Nación, Eduardo Hecker. «Queremos fortalecer las compras de alimentos para el Ministerio de Desarrollo Social», dijo Kulfas
La presencia de estos funcionarios de primera línea da cuenta de la importancia que el Gobierno quiere darle a la transparencia en estos procesos de compras, luego de la operación mediante la cual se le adjudicó a un grupo de intermediarios la compra de una serie de alimentos por casi $350 millones a precios muy por encima de los establecidos por las propias autoridades para la venta de los mismos productos en las góndolas de los supermercados. Si bien en la gacetilla de prensa enviada por las autoridades se destaca que el objetivo del encuentro es garantizar el abastecimiento de la demanda del Estado, que se incrementó a partir de la emergencia por la pandemia, la necesidad de dejar atrás ese escándalo y de evitar nuevas irregularidades es la principal razón detrás de la convocatoria a los grandes grupos alimenticios. En ese sentido, el Banco Nación puso a disposición de las empresas instrumentos financieros para capital de trabajo para que puedan abastecer la demanda del Estado. Y los funcionarios resaltaron la importancia de trabajar en conjunto con las empresas para garantizar el abastecimiento en el contexto del aumento de la demanda de productos de primera necesidad para los sectores vulnerables. El primer paso, se dio la semana pasada cuando Molinos Río de la Plata y Morixe se adjudicaron compras de aceite y harina para Desarrollo Social. En el caso de la alimenticia propiedad del empresario Ignacio Noel participó para venderle al Estado nacional 340.000 kilos de harina y realizó la oferta más baja por un monto global de $10.7 millones y precio unitario de $31,50 por kilo. En el caso de la compañía de la familia Perez Companc proveerá al Estado de 340.000 envases de 900cc de aceite comestible mezcla, libre de gluten, marca Ideal, con un precio unitario $52, y por un monto total de $17.6 millones. Ambas operaciones serán destinadas a satisfacer la demanda de bienes y servicios en la emergencia para dar respuestas integrales a las necesidades alimenticias de los sectores más carenciados de la población. En especial, para atender a la población en situación de vulnerabilidad ante la Emergencia Alimentaria Nacional dispuesta por el Decreto de Necesidad y Urgencia Nº 108/02 que fue prorrogada hasta el 31 de diciembre del 2022 También para la emergencia pública en materia sanitaria establecida por la Ley N° 27.541, ampliada mediante el Decreto de Necesidad y Urgencia N° 260/20, en virtud de la pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en relación con el coronavirus, por el plazo de un año a partir del 13 de marzo pasado. Pero estas compras habían quedado sospechadas tras las denuncias contra la operación mediante la cual un grupo de intermediarios se habían adjudicado una millonaria venta de aceites, fideos y otros alimentos de primera necesidad. En su momento, la transacción terminó siendo anulada, se abrió una causa en la justicia para investigar las compras y un importante grupo de funcionarios cercanos al ministro Arroyo fueron despedidos de Desarrollo Social. De hecho, en la misma licitación de la que participó Molinos Río de la Plata compitieron algunas de las firmas involucradas en la causa de los sobreprecios ya que el proceso incluía la compra de otros alimentos por un total de $115.7 millones, sobre la base de los precios mayoristas informados en el Sistema Electrónico de Publicidad de Precios Argentinos (SEPA). En ese marco, además de la empresa de la familia de uno de los hombres más ricos de la Argentina, se presentaron cuatro intermediarios como son Distribuidora Alvear; Grupo Área; Copacabana y Valquiria. De hecho, las ofertas presentadas por Grupo Área, Distribuidora Alvear y Valquiria superaron los precios establecidos y fueron desestimadas al tampoco haberse logrado una mejora en las propuestas de precios. Por ese motivo, se declaró fracasada la compra de 1.3 millones de envases de 900cc de aceite comestible mezcla.(Cronista) El BCRA busca dar más atractivo a las obligaciones negociables: cómo lo hará Las ON de empresas de buena calificación serán elegibles para establecer los colaterales en operaciones de pases activos. Las obligaciones negociables (ON) de empresas de buena calificación serán elegibles para establecer los colaterales en operaciones de pases activos. Por ende, si un banco necesita liquidez, puede tomarla del Banco Central (BCRA) y dejar como colateral las ON. Hasta ahora esa lista de activos elegibles incluyen a los títulos del BCRA y a los títulos públicos. La medida tiene por objetivo dar más atractivo a las ON que emitan las empresas para buscar financiamiento en el mercado interno. Si bien ahora hay liquidez suficiente en el sistema, la señal a los bancos es que las ON son un buen mecanismo de financiación. Esta decisión fue conversada con la Unión Industrial Argentina, durante el encuentro que mantuvieron el presidente del BCRA, Miguel Ángel Pesce, con el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Acevedo, el pasado 7 de mayo. El BCRA está buscando desarrollar nuevos instrumentos y ampliando los existentes con el objetivo no solo de ampliar la oferta crediticia, que creció 20,4% desde que comenzó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, sino también seguir reduciendo el costo de dicho financiamiento. Además, busca facilitar el acceso de las empresas al mercado de capitales. Según los números que maneja el Gobierno, el sistema financiero amplió desde el 20 de marzo sus líneas de financiamiento al conjunto de las empresas por $ 188.500 millones, lo que representó un crecimiento de 20,4%. Mientras que si se lo compara respecto del último año, el incremento fue del 83,8%. Y, siempre según las cifras que maneja el BCRA, el sector privado también se vio beneficiado por una baja sustancial del costo del financiamiento, del orden del 50%.El BCRA está buscando desarrollar nuevos instrumentos y ampliando los existentes con el objetivo no solo de ampliar la oferta crediticia, que creció 20,4% desde que comenzó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, sino también seguir reduciendo el costo de dicho financiamiento. Además, busca facilitar el acceso de las empresas al mercado de capitales. Según los números que maneja el Gobierno, el sistema financiero amplió desde el 20 de marzo sus líneas de financiamiento al conjunto de las empresas por $ 188.500 millones, lo que representó un crecimiento de 20,4%. Mientras que si se lo compara respecto del último año, el incremento fue del 83,8%. Y, siempre según las cifras que maneja el BCRA, el sector privado también se vio beneficiado por una baja sustancial del costo del financiamiento, del orden del 50%.

 
INTERNACIONAL

(Investing) China ha abandonado su objetivo de crecimiento por primera vez en 30 años y señala una inminente arremetida contra los disidentes en Hong Kong. Los mercados caen en respuesta, aunque todavía es probable que cierren la semana al alza, ante la confianza en que ya ha pasado lo peor del golpe de la pandemia. Las acciones de Nvidia (NASDAQ:NVDA) acaparan la atención tras anunciar fuertes ganancias después de la campana del jueves, mientras que Alibaba (NYSE:BABA) publicará sus resultados antes de la apertura. Sin embargo, continua la pérdida de puestos de trabajo en todo el mundo, y IBM (NYSE:IBM), Nissan (OTC:NSANY) y probablemente Hewlett Packard (NYSE:HPQ) Enterprise (NYSE:HPE) serán los que más despidos acumulen.

(Investing) China anuncia una represión a Hong Kong China ha anunciado una inminente represión contra los disidentes de Hong Kong, con una propuesta de nuevo proyecto de ley de seguridad para la región autónoma especial. La medida amenaza con reavivar las protestas prodemocráticas en la antigua colonia del Reino Unido, que sucumbió en lo peor de la pandemia del coronavirus, pero que había comenzado a repuntar de nuevo estas últimas semanas. Esto amenaza también con deteriorar aún más las relaciones con Estados Unidos: el presidente Donald Trump prometió represalias si terminaban los privilegios existentes de Hong Kong, mientras que el Senado de Estados Unidos ha propuesto un proyecto de ley, con el respaldo bipartidista, amenazando con sanciones a los funcionarios que lleven a cabo cualquier represión. El índice de acciones Hang Seng cae un 5,6%, mientras que los índices de la China continental descienden más de un 2% y el yuan se debilita.

(Investing) Pekín abandona su objetivo de crecimiento para 2020, lastrando los precios del petróleo y los metales La segunda gran novedad del Congreso Popular Nacional anual de Pekín fue que el Partido Comunista retiró su objetivo oficial de crecimiento del Producto Interior Bruto para este año, la primera vez que lo hace en 30 años. Este cambio se ha recibido como una advertencia de que la economía tardará más de lo que se pensaba para recuperarse de la pandemia del coronavirus (alrededor de 100 millones de personas siguen confinadas en las regiones del noreste de China tras los indicios de una nueva oleada de infecciones). Los precios de las materias primas industriales —que han requerido una recogida de beneficios tras una fuerte semana— se han tomado la noticia particularmente mal. Los futuros del crudo de Estados Unidos descienden un 6,0% a las 12:30 horas (CET) hasta 31,89 dólares por barril, mientras que los futuros de cobre se dejan un 2,2% hasta 2,38 dólares por libra y los futuros de níquel retroceden un 1,7%.

(Investing) El beneficio de Nvidia aumenta ante la demanda de juegos y chips para centros de datos; a la espera de los resultados de Alibaba También acapararán la atención el fabricante de microchips Nvidia, que superó las expectativas en su informe trimestral tras la campana de cierre del jueves. El beneficio por acción de la compañía ha más que duplicado su valor para este año hasta 1,88 dólares, ya que las medidas de confinamiento por la pandemia provocaron fuertes niveles de venta de videojuegos y microchips para centros de datos. La compañía se ha beneficiado de dos de las principales tendencias desencadenadas por la pandemia, ya que los confinamientos han impulsado el gasto en entretenimiento y acelerado el crecimiento de la demanda de servicios de computación en la nube de las empresas, especialmente de los minoristas online. Los resultados de Alibaba antes de la apertura de este viernes también se analizarán en busca de tendencias similares.

(Investing) Se avecinan más recortes de empleo Sin embargo, los efectos de la pandemia en otras partes de la economía se siguen notando, y se han anunciado cada vez más recortes de puestos de trabajo en todo el mundo. El servicio de noticias japonés Kyodo informaba este viernes de que Nissan (T:7201) planea 20.000 recortes de empleo para poner la oferta al nivel de la demanda esperada a largo plazo. IBM, mientras tanto, también ha anunciado que hará recortes permanentes de empleo, los primeros bajo el mando del nuevo director ejecutivo, Arvind Krishna. Aunque no ha dicho cuántos de sus 350.000 empleados serán destruidos, el Wall Street Journal dijo que serían «varios miles». Hewlett Packard Enterprise también anunciaba el jueves un programa de recortes de costes de 1.000 millones de dólares. No está claro si la empresa recortará puestos de trabajo permanentemente como consecuencia. El fabricante de motores aerodinámicos del Reino Unido Rolls Royce (LON:RR) ya había anunciado el miércoles 9.000 recortes previstos.

(Investing) ¿Ha tocado fondo la economía? El petróleo dice que ‘no’. Qué esperar. Después de varios días de ascensos, este viernes los precios del petróleo cotizan con caídas. El West Texas cotiza en los 31-32 dólares y el Brent en los 34. “El crudo está presionado por la retirada de objetivos de crecimiento en China. Las dudas sobre la recuperación del crecimiento económico en el gigante asiático por la incertidumbre generada por el coronavirus, incrementadas ante el aumento de las tensiones comerciales con Estados Unidos, y el previsible impacto que pueda tener en el crecimiento global, están llevando al petróleo a recortar -6% (tras cuatro semanas consecutivas de subidas), pese a los recorte de producción por parte de los productores de shale gas en Estados Unidos, -1,75 mln barriles diarios, que se acumulan a los 9,7 mln de barriles de recorte por parte de la OPEP+”, explican en Renta 4 (MC:RTA4). Y es que, como apuntan en Banca March, “China  es el mayor importador de crudo del mundo”. En cuanto a los últimos datos macroeconómicos que vamos conociendo, algunos expertos indican que la economía podría haber tocado fondo en abril. Aunque ya auguran que la recuperación será lenta. “Los primeros indicadores adelantados de mayo conocidos ayer jueves en las principales economías apuntan a una tímida mejora, pero desde niveles históricamente bajos en el mes anterior, y siguen mostrando unas economías en clara contracción”, apuntan en Renta 4. Los PMIs de mayo tuvieron una lectura positiva, según estos expertos. “Abril habría sido probablemente el mínimo de la serie, en la medida en que algunas empresas y sectores inician la reapertura gradual, aunque la incertidumbre sigue siendo elevada”. Pero estos datos también dejan una visión negativa: “La recuperación tiene visos de ser extremadamente lenta, y los datos de actividad del segundo trimestre de 2020 serán muy negativos y compatibles con la peor desaceleración nunca registrada”, dicen en Renta 4. “Sigue apreciándose, asimismo, una peor evolución en el sector servicios frente al sector manufacturero. El mayor riesgo es que la demanda se mantenga muy débil por un periodo prolongado y termine obligando a un recorte de empleo más agresivo una vez que los programas de ayuda de los gobiernos lleguen a su fin”, concluyen estos analistas. “Entendemos que las lecturas de junio y julio, que deben ya mostrar síntomas de recuperación, una vez que la mayoría de los países hayan culminado el proceso de desescalada, serán claves para el devenir de los mercados de valores en el corto/medio plazo. De no mostrar los mencionado PMIs síntomas de mejora en los próximos dos meses, es muy probable que las bolsas corrijan, y que lo hagan con fuerza, ya que ello indicará mayores dificultades de las esperadas en el proceso de recuperación económica”, opinan en Link Securities. Por su parte, Hans-Jörg Naumer, Director Global Capital Markets & Thematic Research de Allianz (DE:ALVG) Global Investors, destaca que “los indicadores de fortaleza relativa se mueven en un terreno casi neutral y apenas muestran presión vendedora. Los ánimos de los inversores (medidos según el índice Sentix, así como según la proporción de los alcistas entre los inversores particulares estadounidenses) ya son tan pesimistas que apenas pueden empeorar más”. “La manera en que sigan evolucionando la economía y los mercados dependerá, sobre todo, de la rapidez con que se encuentren medicamentos contra la COVID-19 que permitan aliviar la presión sobre los sistemas sanitarios y den más margen para continuar el desconfinamiento. Esto determinará el ritmo en la fase del desconfinamiento y, por consiguiente, también las primas y los descuentos de las cotizaciones bursátiles. No pueden descartarse cambios rápidos de compás, incluso en la próxima semana”, añade Naumer.
(Investing) Alibaba gana un 70 % más pese a hundir su beneficio en el último trimestre. El gigante chino del comercio electrónico Alibaba (NYSE:BABA) ganó 149.263 millones de yuanes (20.920 millones de dólares, 19.182 millones de euros) en su ejercicio fiscal (cerrado en marzo), un 70 % más, pese a que su beneficio neto se hundió un 88 % en su último trimestre. En la cuenta de resultados remitida hoy a la Bolsa de Hong Kong, donde cotiza, Alibaba explica que la caída de la ganancia en el cuarto y último trimestre de su año fiscal se debió al impacto de la COVID-19 y al retroceso del valor de sus inversiones en otras compañías. La facturación se incrementó un 35,3 %, hasta los 509.711 millones de yuanes (71.440 millones de dólares, 65.510 millones de euros), lo que supone que el grupo, con sede en Hangzhou (este de China), ha cumplido con el objetivo que se había marcado en este campo para el ejercicio que terminó el pasado 31 de marzo. El otro de los grandes objetivos que se marcaba para 2020 era superar el billón de dólares (917.150 millones de euros) en ventas, y, según la compañía, lo ha conseguido por poco al sumar no solo las ventas de sus principales negocios en China sino todas las llevadas a cabo en lo que denomina ‘Economía Digital Alibaba’. Este concepto incluye sus mercados virtuales en China y en el extranjero, así como servicios locales para consumidores -por ejemplo, reparto de comida a domicilio-. Las ventas en sus portales chinos de comercio minorista Taobao y Tmall avanzaron un 15 %, hasta los 6,59 billones de yuanes (923.642 millones de dólares, 846.969 millones de euros), y sumaron 72 millones de usuarios activos a lo largo del ejercicio hasta totalizar 726 millones. Los ingresos en esta área, que representan el 65 % de la facturación total de la compañía, crecieron un 34,4 %, hasta situarse en 332.750 millones de yuanes (46.638 millones de dólares, 42.774 millones de euros). Sin embargo, un año más, el sector que más creció en Alibaba fue el de la computación en la nube, que el año pasado se expandió un 84 % y que en este último ejercicio fiscal lo hizo un 62 %, hasta los 40.016 millones de yuanes (5.609 millones de dólares, 5.142 millones de euros), aunque su peso sobre los ingresos totales del grupo siguió siendo tan solo del 8 %.

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