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(Ambito) Aviso a bonistas: si no canjean, habrá reperfilamiento «hard». El Gobierno replicará la estrategia utilizada para el Bono Dual con el resto de los vencimientos de deuda en pesos hasta junio, que ascienden a unos $300.000 millones (sin contar Letras). Alguien tiene que ceder, y no va a ser el Gobierno. Así se ha expresado el oficialismo puertas para adentro, y de alguna forma se lo ha hecho notar a los inversores extranjeros en estas últimas dos semanas, a través de la fuerte quita impulsada con el canje poco exitoso y con el reperfilamiento que anunció ayer. Aquellos fondos que no quieran convalidar una quita para la deuda en pesos deberán atenerse a las condiciones que ofrezca el Gobierno, léase, un “reperfilamiento hard”, con pagos de intereses, pero no de capital. Es que en los próximos meses el Gobierno deberá enfrentar vencimientos por $300.000 millones aproximadamente por bonos como el AM20 (1 de marzo), A2M2 (6 de marzo), TC20 (28 de abril) y TJ20 (21 de junio). Y según comentan fuentes oficiales, las condiciones serán similares a las del último canje: canje vs. reperfilar. Todo esto sin considerar los compromisos por el pago de las Letras emitidas por el Tesoro, que elevan la cifra a un nivel todavía mayor. Desde la cúpula del Poder Ejecutivo afirman que “los acreedores no pueden ser los únicos que ganen” y consideran que también deben poner su parte. Pongamos a la Argentina de pie fue el lema de campaña del albertismo, al cual le faltó agregar: “y a los inversores, de rodillas”. Pero el Gobierno podría estar pecando de inocente. Guzmán sabe que no puede desconocer los compromisos en pesos del país, y por esta razón anunció ayer que se seguirán pagando intereses, no así el vencimiento del capital del Bono Dual (ver pág. 4). Además, están al tanto del costo reputacional que podría tener la medida para el país. En la operación de la semana pasada, el Gobierno logró apenas un 10% de adhesión para el canje del Bono Dual, reduciendo los vencimientos de $105.000 millones a $95.000 millones. Es que los tenedores, de los cuales el 80% son extranjeros, consideraron como demasiado elevada la propuesta de quita, ubicada entre 20% y 40%, dependiendo del bono. Luego, el oficialismo decidió hacer una nueva licitación con prácticamente los mismos bonos ofrecidos en la última licitación, pero mejorando las condiciones, algo que generó un aumento de la demanda que finalmente no satisfizo, lo que llevó al ministerio a declarar la operación como desierta. Lo que se deja ver es el marcado giro que pegó el Ministerio de Economía, dado que hasta hace pocos días venía sosteniendo que iba a continuar pagando los vencimientos en moneda local, a través de las distintas refinanciaciones. Ahora la estrategia es otra, y es intentar doblegar a los fondos, o mejor dicho, que estos se adapten a las condiciones de la Argentina. No ocurre lo mismo con los inversores particulares, que fueron dejados de lado en este conflicto y seguirán cobrando de acuerdo con los términos estipulados en la ficha de cada bono. El interrogante de acá en adelante es cuál será el impacto (costo) económico de esta medida. la consecuencia sobre la brecha probablemente comience a ser más marcada, a medida que aumente la incertidumbre, lo que arrastra consigo efectos sobre la balanza comercial y sobre los precios. El otro tema es la cuestión reputacional, dado que Argentina volvió a cambiar las reglas de juego, bajo una política de “pan para hoy, hambre para mañana” que, al menos por ahora, atenta contra las inversiones de corto y de largo plazo. El Gobierno está arrancando con el pie izquierdo contra los mismos a los que en tres semanas irá a pedirles buena voluntad para la reestructuración de la deuda en dólares. De no anunciar una estrategia clara parece haber comenzado a dar señales de que no hay un plan preciso. Es necesario que el oficialismo comience a dar anuncios claros sobre la marcha de la economía, porque, hasta ahora, parece estar pasando del “tenemos todo estudiado” al “vamos viendo sobre la marcha”.
(Ambito) Orden de Alberto Fernández: «Los fondos también tendrán que perder». El Gobierno reperfiló el pago del AF20 hasta septiembre, tomando un criterio muy poco financiero. El propio Alberto Fernández fue quien definió el guion final de la saga del bono más polémico desde que Martín Guzmán llegó al Palacio de Hacienda, con un razonamiento 100% político, pensando más en un mensaje hacia el resto de la economía y la sociedad que a los mercados. “No puede ser que toda la economía argentina esté ajustándose a no indexar por arriba de la inflación, que les pidamos a sindicatos y jubilados que sólo aspiren a empatar este año; y que los acreedores nos exijan siempre ganar y nos amenacen con ponernos al límite”, fue la frase que el lunes por la tarde, al cierre del mercado, se escuchó en la Casa de Gobierno y que derivó en la decisión del Presidente. En su escritorio tenía los datos que temprano le había enviado Martín Guzmán, y donde se explicaba cuál era el resultado final de la operación de lanzamiento de los tres títulos públicos que se presentaban ese día en sociedad, y por los que Economía pensaba obtener la cifra más cercana posible a los $95.000 millones necesarios para poder enfrentar el pago del AF20. Fue el corolario de una jornada en la que la conducción de las finanzas se mudó del Palacio de Hacienda hacia la Casa Rosada, donde primero departió el gabinete económico a pleno; y luego, una vez cerrados los mercados y cuando la definición sobre el AF20 se acercaba, se redujo a un cónclave entre Guzmán y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; con visitas constantes al despacho presidencial. Finalmente, fue en el despacho máximo del país donde desde las 16 comenzaron a tomarse las decisiones definitivas. Guzmán abandonó la Casa Rosada cerca de las 20:30, cuando el destino del AF20 ya estaba jugado. Los números que analizaba el jefe de Estado antes de la apertura del mercado no eran, en realidad, tan malos. Se confirmaba una aceptación algo más alta de un 50%, concentrada fundamentalmente en los operadores locales y los tenedores más pequeños. En un primer impulso, se consideró en el Palacio de Hacienda que podría aceptarse la concreción de la colocación, y pensar en la manera de liquidar los aproximadamente 45.000 millones requeridos para cancelar mañana el AF20 y las posibles consecuencias sobre la base monetaria y la presión sobre el dólar vía un incremento del CCL. El problema político surgió cuando se comenzó a analizar la voluntad de dos de los principales acreedores externos (Templeton y BlackRock) de ingresar en el llamado. Se confirmaba que el primero había aumentado durante la semana pasada su participación en el papel, superando el 20% de tenencias totales, incremento con el que se convirtió en el virtual árbitro de la operación y en el interlocutor necesario para el éxito de la colocación. Estas compras a los ojos del Ejecutivo lo relacionan más con los movimientos del Fidelity, que complicó la voluntad del bonaerense Axel Kicillof de reperfilar el PB21, y que, para la interpretación de los operadores del mercado, significó una derrota de la política contra los acreedores. La información que manejaba el oficialismo hasta ayer al mediodía era que junco con BlackRock se incorporaban al canje, pero con la exigencia que la colocación se transformaría en una opción en dólares de pago a corto plazo. Y, si fuera en pesos, con una tasa de interés implícita que implicara no perder dinero en moneda local, ajustándose por arriba de la inflación. Como se trataba de una decisión compleja, y riesgosa, la resolución final pasó a ser exclusividad de Alberto Fernández. El jefe de Estado resolvió, con los papeles sobre la mesa, que políticamente el Gobierno no podía aceptar que el canje de la semana pasada sólo hubiera tenido una aceptación del 10%, y que los que ingresaran a la colocación programada para el lunes tuvieran una rentabilidad positiva y aún mayor a los que hubieran ingresado al canje. Mucho menos que el resultado de la operación termine como el fallido reperfilamiento de Kicillof, con los mercados mostrándose victoriosos e imponiéndole las condiciones al Gobierno. Mucho menos el mismo día en que Martín Guzmán concurriría al Congreso y el FMI iniciara su misión revisora de las cuentas públicas. Según la visión de Cafiero, compartida lugo con el jefe de Estado, se debía dar “una lección” a los acreedores. Hacia delante, y con vencimientos en pesos hasta el final del proceso renegociador de la deuda por más de $300.000 (ver nota pagina 3), los acreedores deberán entender que las ofertas de canje son las más beneficiosas, y que las posteriores presiones sobre el Ministerio de Economía implicarán innegociables pérdidas medidas en reperfilamientos como el anunciado ayer. Y que la opción del default está tan descartada como la del pago al contado en pesos. “Tienen que acostumbrarse a que deben perder, como el resto de la economía, hasta que el país salga de la crisis”, reflexionó el jefe de Gabinete. Podría decirse que, por primera vez desde que llegó al poder, el Presidente estalló contra los acreedores externos. En tándem con Cafiero, los acusó de no colaborar, de intentar presionar a Economía para sostener su rentabilidad ante la inflación, y de imponer plazos e intereses en el momento financiero más complejo desde que llegó a la Casa de Gobierno. Se los señaló verbalmente de haber sido responsables de colaborar con la política de endeudamiento del exministro de Finanzas Luis Caputo, de haber asumido tasas de interés en pesos y dólares irreales en el mundo financiero mundial y, en definitiva, de “no querer perder nunca”. Por primera vez desde que Alberto Fernández llegó al poder, la posición del Gobierno hacia los acreedores se endureció. Alberto Fernández dejó una decisión final: que los particulares quedaran fuera de los reperfilamientos. Internamente, una de las conclusiones que quedaron del affaire del AF20 es que se comienza a mostrar dentro del Gobierno la verdadera posición económica y política de Martín Guzmán. En la Casa Rosada se habla ya de “un duro”, muy lejano a la imagen primaria de un negociador blando o proclive a representar los intereses de los acreedores. Se lo ve como un ministro sin temor a la presión de los privados y con mucha aceptación de las decisiones políticas del Presidente, salvo en dos temas que para él, hoy por hoy hombre fuerte de la economía, serían irreductibles. Guzmán no acepta disgresiones monetarias. Lo dejó claro en las maratónicas reuniones del lunes en la Casa Rosada, donde la única alternativa en la que no estaba dispuesto a transigir era la posibilidad de liquidar el AF20 emitiendo moneda. Se mantiene como un ortodoxo de la disciplina de restricción en la expansión de pesos, convencido de que se trata de la herramienta fundamental para que no se descontrole el combate a la inflación y la presión sobre el dólar. El segundo tema donde el ministro de Economía se sostiene como un cruzado convencido es en el sostenimiento de la meta de superávit fiscal creciente, comenzando por este mismo 2020 y terminando con un nivel sólido y por encima del 3% para 2023. Fuera de esto, Guzmán le demostró ayer al “ala política” del Gobierno que puede batallar codo a codo en el momento en intentar castigar a los acreedores, prometiendo además una posición durísima cuando comience “la verdadera Superliga de las negociaciones por la deuda y se terminen los torneos de verano”, según la futbolera opinión de un alto integrante del Gobierno.
(Ambito) Diputados: Guzmán expone sobre deuda en el recinto ante silencio de oposición macrista. Oficialismo insistió con otorgar un margen acotado de tiempo al antikirchnerismo y dejó tensión en libre flotación. Ministro de Economía disertará desde las 17. En las próximas horas arriba una misión del FMI y también habrá festín de piqueteros. Insólito: algunos forman parte del Gobierno. Nueva picardía de la Coalición Cívica que genera choque con resto de socios. Palazo a Axel Kicillof. El Ministro de Economía, Martín Guzmán, expondrá desde las 17 de hoy sobre la renegociación de la deuda -al menos, eso se espera, aunque cada vez con mayor desconfianza- en el recinto de Diputados bajo el silencio del principal bloque opositor, Juntos por el Cambio, que envió preguntas para que responda el funcionario, pero no hará uso de la palabra hasta el fin de la sesión informativa. “Concurriremos a escuchar la presentación de Guzmán, esperando que se respondan las preguntas que hemos presentado -ver página 11- y con posterioridad a su exposición, sin entrar en ningún tipo de réplicas ni repreguntas en el recinto, con el objetivo de contribuir a que la presentación del Ejecutivo se desarrolle en los términos que deseen y alcance los objetivos que se propusieron, sin intervenciones que pudieran afectar los mismos, las autoridades de este interbloque brindaremos una conferencia de prensa”, señaló la bancada macrista. El interbloque que comanda el radical Mario Negri llegó a esta postura tras 48 horas de negociaciones sin éxito. El punto más álgido se dio anteanoche, en una reunión que comandó el presidente de Diputados, Sergio Massa, junto a legisladores de todos los espacios políticos. Allí, la poca flexibilidad del espacio que maneja Máximo Kirchner -con ayuda de la hoy super-K Cristina Álvarez Rodríguez- y algunas chicanas a la oposición -tal como contó Ámbito Financiero en su edición de ayer- regalaron un penoso ambiente que sólo confirma la grieta a flor de piel que dejó el Senado la semana pasada, cuando se sancionó la ley “light” para restaurar la “sostenibilidad” de la deuda bajo legislación extranjera. “Quieren armar una conferencia de prensa en el recinto. Eso es inaceptable”, expresaron anteanoche a este diario desde el macrismo. Desde otro bloque antikirchnerista aseveraron: “Si Guzmán va a informar, hay derecho a preguntar y debatir. Si no, le recomendamos una conferencia en el Ministerio de Economía”. La oposición macrista también tiene sus internas. Al igual que en la sesión de semanas atrás por la ley “light” de deuda, la Coalición Cívica -que guía Maximiliano Ferraro- se anticipó al comunicado del interbloque de Juntos por el Cambio y envió una carta al propio Guzmán, con curiosos guiños. “Reiteramos el llamado a la prudencia, serenidad y seriedad de dirigentes tanto oficialistas como opositores. Usted bien sabe que las palabras y/o calificativos pronunciados pueden ser usados en nuestra contra. La dirigencia política o quienes llevamos adelante la responsabilidad del liderazgo de la República Argentina sabemos que en esta instancia somos dueños de nuestro silencio y esclavos de nuestras palabras”, aseguró la fuerza que tiene, como principal referente, a la renunciante diputada -desde marzo próximo- Elisa Carrió. El bloque de la CC dejó claro que “no va a ser partícipe de ninguna acción ni declaración que comprometa las gestiones realizadas por el equipo económico”, y agregó: “El interés público que tiene la sana renegociación de la deuda en condiciones virtuosas debe estar por encima de las disputas políticas entre oficialismo y oposición, e incluso entre las internas propias de un Gobierno”. Como si fuera poco, la CC dejó un palazo al mandatario bonaerense, Axel Kicillof. En esa línea, disparó: “Creemos improcedente la estrategia llevada adelante por el Gobernador de la provincia de Buenos Aires, porque los antecedentes nos enseñan que los ‘errores’ muchas veces sirven para garantizar negocios. Por otro lado, declaraciones altisonantes lesionan nuestra credibilidad a los ojos de los acreedores y del mundo”. Luego, la bancada también dijo que “la cuestión de la deuda argentina, la búsqueda de financiamiento y el posterior cumplimiento de los compromisos contraídos no se origina en el Gobierno del presidente -de la gestión de Cambiemos, Mauricio- Macri, sino que tiene tanta historia como la misma Nación y ha sido afrontada con mayor o menor éxito por los distintos Gobiernos de todos los signos políticos”. Desde la CC tampoco se olvidaron de atar a Kicillof a su jefa y actual vicepresidenta, Cristina de Kirchner. “Debe recordarse que en 2011 la deuda en moneda extranjera equivalía a 1,3 veces nuestras exportaciones; en 2015, era de 2,6 veces (aumento del 100%) y actualmente se encuentra en 3,8 veces (aumento del 46%)”. En otro tramo de la carta, se advirtió que “en el período 2011-2015, Argentina pasó de exportar 82.000 millones de dólares a poco más de 55.000 millones” y que “si bien los precios internacionales cayeron, también es cierto que los volúmenes exportados se contrajeron 18% entre 2011 y 2015: el país redujo las cantidades producidas con destino a la exportación”. Según el bloque, “durante el último Gobierno se logró revertir esa situación, generando un crecimiento del 19% en las cantidades vendidas al resto del mundo en un contexto en el que los precios no se recuperaron”, y se sostuvo que “el endeudamiento de 2016-2019 ha sido acompañado por un incremento en la capacidad de generación de dólares”. Por último, piden que “ese logro” sea “sostenido” como “una política de Estado para su administración”. La visita de Guzmán se dará en simultáneo con el arribo de una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de una marcha de piqueteros. Curioso: cortarán calles algunos funcionarios del actual Gobierno de Alberto Fernández. Todo, en medio de una compleja negociación para patear la deuda.
(Ambito) Desde hoy FMI revisa cuentas en previa a la reestructuración. En la primera visita oficial habrá reuniones con funcionarios para auditar la economía y hablar de la deuda. Además, se buscará conocer más detalles sobre el programa económico. La misión del Fondo Monetario Internacional llega hoy a la Argentina para continuar el diálogo con el Gobierno sobre el programa económico y abordar el plan de reestructuración de la deuda que el país tiene con el organismo. Además de mantener encuentros con el equipo económico, encabezado por el ministro Economía, Martín Guzmán, los emisarios del FMI también se verán durante su estadía en Buenos Aires con funcionarios del Banco Central y otras instituciones económicas. La delegación del FMI estará presidida por el encargado del “Caso Argentino” Luis Cubeddu, quien ya desempeñó ese mismo cargo en 2002, cuando el Gobierno nacional renegoció la deuda bajo la presidencia de Néstor Kirchner y con el entonces ministro de Economía Roberto Lavagna. Se especula que el venezolano estará acompañado por Julie Kozack, Directora Adjunta del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI. Si bien en un comienzo la misión iba a estar entre hoy y el viernes en Argentina, debido a la necesidad de recabar más datos dentro del sector privado (con consultoras, bancos y empresarios), extendieron hasta el miércoles de la semana que viene su estadía. En los primeros días, los representantes del FMI se reunirán con funcionarios nacionales, como es la costumbre, de los sectores de Hacienda y de Finanzas, junto con las autoridades del Banco Central, para tener de primera mano un diagnóstico de la actual situación económica del país y las perspectivas para el corto y mediano plazo, e informar a las autoridades del organismo. Pero también buscarán las opiniones de los empresarios, de los bancos y de analistas financieros, como parte de una agenda que -según adelantaron- se definirá “día por día”. Tal como publicó este diario el lunes, el Gobierno tiene diagramada su propuesta para comenzar a discutir con el Fondo. Ofrecerá equilibrio fiscal desde el segundo semestre, con un superávit garantizado de no menos de un punto del PBI desde 2021 hasta el final del mandato actual de Alberto Fernández, un superávit comercial sostenido (entre u$s18.000 y u$s25.000 millones) en el mismo período, y se comprometerá a desarrollar Vaca Muerta para que desde 2024 comience a aportar no menos de u$s5.000 millones extras. A cambio, pedirá que se libere al país del acuerdo facilidades extendidas y acepte un plan de pagos con recupero del dinero garantizado. El auditor regional del FMI, Alejandro Werner, explicó a fines de enero que “la misión se enfocará en cooperar con las autoridades argentinas en términos de entender el marco de política económica y poder hacer nuestras proyecciones sobre el país, al entender mejor las medidas que se están tomando para beneficiar la situación de la pobreza y reactivar la economía”. El Fondo no incluyó a la Argentina en su reporte económico mundial difundido a fines de enero hasta realizar un “pronóstico más certero”, teniendo en cuenta que el Gobierno está en su etapa inicial, según aclaró Werner. Sobre esta base, el FMI mantuvo tal como estaban en octubre las proyecciones del país, cuando estimó una caída de 1,3% del Producto Bruto Interno (PBI) para 2020, y un repunte de 1,4% en 2021. Entre esa declaración y esta visita -la primera de carácter oficial- Guzmán se entrevistó la semana pasada en Roma con la directora del FMI, Kristalina Georgieva. Al término del encuentro, el ministro dijo que intercambiaron “opiniones sobre el programa económico en marcha, distinguiendo entre medidas para lidiar con la situación actual de emergencia económica y aquellas para solucionar problemas estructurales de la economía”. Por su parte, Georgieva adelantó que la misión que llega hoy “será una oportunidad para profundizar nuestro diálogo con respecto a las perspectivas y políticas económicas y para aprender más sobre la estrategia de las autoridades para abordar la situación de la deuda de Argentina”. “Mi personal y yo estamos dispuestos a continuar apoyando a las autoridades. Nuestro objetivo común es ver que la Argentina se recupere y que el crecimiento y el empleo regresen para el beneficio de todos los argentinos”, remarcó la titular del FMI.
(Cronista) Quién es Geoffrey Okamoto, el principal candidato para reemplazar a Lipton en el FMI, y por qué es importante para la Argentina Es funcionario del Tesoro de Estados Unidos y trabaja con Steven Mnuchin desde 2017. La titular del FMI, Kristalina Georgieva, anunció la salida de Lipton la semana pasada. El presidente estadounidense, Donald Trump, evalúa nombrar a un alto funcionario del Tesoro norteamericano como subdirector primero del Fondo Monetario Internacional (FMI), en reemplazo de David Lipton, cuya salida fue anunciada por la titular del organismo, Kristalina Georgieva, el viernes pasado. El candidato en cuestión es Geoffrey Okamoto, subsecretario interino de finanzas internacionales y desarrollo en el Departamento del Tesoro, según Bloomberg, que reportó que un portavoz del FMI remitió una solicitud de comentarios sobre Okamoto al Departamento del Tesoro. La discusión con el FMI es uno de los desafíos que tiene por delante el Gobierno de Alberto Fernández para resolver la sostenibilidad de la deuda. Además, estos cambios se producen a medida que los formuladores de políticas globales se enfrentan a una amenaza sin precedentes del brote de virus en China que paralizó grandes franjas de la segunda economía más grande del mundo, además de una expansión global deslucida y la continua incertidumbre en torno a la política comercial. Okamoto trabajó para el secretario del Tesoro Steven Mnuchin desde principios de 2017, habiendo servido por primera vez en el equipo de transición de la agencia después de la elección de Trump. Su papel en la unidad de asuntos internacionales del departamento ha incluido negociaciones comerciales con China e India, política monetaria y servir en un equipo de la administración Trump que recomendó a Malpass liderar el Banco Mundial. El funcionario de 35 años también ha reemplazado a Mnuchin en reuniones del Grupo de los 20 en el extranjero. Okamoto se unirá Ivanka Trump, hija de Trump y asesora principal del presidente, en Dubai la próxima semana en el foro de la Iniciativa Financiera para Mujeres Emprendedoras del Banco Mundial. Antes de unirse a la administración Trump, Okamoto fue asesor clave del senador Pat Toomey, republicano de Pensilvania, en el comité bancario. Okamoto tiene una maestría en políticas públicas de la Universidad de Georgetown, mientras que los últimos cuatro en ocupar el cargo han sido doctorados economistas. Por tradición, el primer director gerente adjunto es nominado por EE.UU. y nombrado por el director gerente del FMI, sujeto a la aprobación de la junta ejecutiva del fondo. Lipton asumió el cargo bajo el antiguo jefe del FMI, Christine Lagarde, después de servir como asistente especial en la Casa Blanca del expresidente Barack Obama. El papel de EE.UU. como el mayor accionista del FMI le da a la Casa Blanca un considerable control sobre el nombramiento, como lo hace la tradición. Desde su fundación en 1945, el fondo ha sido administrado por un europeo como parte de un acuerdo no escrito que significa que un estadounidense lidera el Banco Mundial. Ese acuerdo se mantuvo en abril cuando el exfuncionario del Tesoro de EE.UU. David Malpass se convirtió en presidente del Banco Mundial. Estados Unidos tiene poder de veto en el organismo y la mayor cantidad de votos.
(Cronista) Cancillería hace control de daños de la baja de beneficios en las exportaciones a los EE.UU. Por ser miembro del G20, un club de países desarrollados, Trump excluyó a la Argentina de los países que son compensados comercialmente por tener economías más chicas. La embajada argentina en los EE.UU. comenzó a realizar un control de daños luego de que el gobierno norteamericano dispusiera una nueva catalogación de países según su grado de desarrollo que excluyó a la Argentina, junto a otras 24 naciones de la elegibilidad para beneficiarse de un arancel compensatorio. La exclusión de los países de esa nóminca supone la reducción del derecho del 2% del valor importado a la mitad, el 1%, según se pudo establecer. La decisión, anticipada ayer por El Cronista, sorprendió a la Cancillería y a otros actores económicos locales. El Palacio San Martín dijo ayer que «continuará monitoreando las eventuales aplicaciones concretas, y caso por caso», que EE.UU. pueda realizar con base en la nueva medida. Los nuevos parámetros publicados el lunes en el Federal Register (Boletín Oficial de los Estados Unidos) establecen que, para acceder a las compensaciones, «las nuevas designaciones (de países elegibles) son aplicables a partir del 10 de febrero de 2020». Para tranquilizar acerca del impacto, la Cancillería precisó que el «USTR (Oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos) modificó la lista de lo que internamente considera países en desarrollo para conceder beneficios de la Ley estadounidense de Derechos Compensatorios, sin afectar otros regímenes preferenciales de ingreso a los Estados Unidos, como el Sistema Generalizado de Preferencia (SGP)». El regimen del SGP estipula el ingreso de una cantidad de productos sin arancel al mercado norteamericano. Lo dispone el Congreso país por país, y en el caso de la Argentina habilita a ingresar a unas 650 posiciones arancelarias. Actualmente, las exportaciones de los productos reconocidos en ese listado implica ventas al mercado norteamericano por u$s 420 millones anuales.
(Cronista) Bolsonaro recibe a Solá para recomponer la relación con Brasil El presidente de Brasil país dijo que «habiendo oportunidad», está dispuesto a reunirse con el ministro de Relaciones Exteriores. La delegación argentina confirmó que tendrán un mano a mano el miércoles por la tarde. El intercambio comercial, el futuro del Mercosur y acuerdos energéticos, en agenda. El presidente brasileño, Jaír Bolsonaro, recibirá este miércoles en el Palacio de Planalto, sede del Poder Ejecutivo, al canciller Felipe Solá y a la comitiva argentina que viajó hasta la capital del vecino país para pasar revista de la relación bilateral y limar asperezas tras varios exabruptos del excapitán del Ejército dirigidos hacia Alberto Fernández. Bolsonaro declaró ante la prensa brasileña que, «habiendo oportunidad», está dispuesto a recibir la comitiva argentina. El Cronista pudo saber que el encuentro fue confirmado por la presidencia del vecino país, y ocurrirá a las 15 del miércoles. El ministro de Relaciones Exteriores viajó este martes a Brasil acompañado por el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz; el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme; la subsecretaria del Mercosur, María del Carmen Squeff, y el embajador nombrado ante ese gobierno, Daniel Scioli. La extensa comitiva tiene previsto reuniones de trabajo con el canciller brasileño, Ernesto Araújo, y el ministro jefe del gabinete de Seguridad Institucional, Augusto Heleno. Con ambos comenzará a trazarse una agenda que desde lo político aspira a despejar las descalificaciones entre las máximas figuras, siendo que Bolsonaro se metió en la campaña electoral y pidió el voto por Mauricio Macri. En la antesala del encuentro, Solá reconoció ante el diario económico Valôr que «la reaproximación con Brasil es la prioridad número». El exgobernador bonaerense dejará en claro que «la relevancia que Alberto Fernández confiere al vínculo con Brasil». La agenda económica también eclipsará buena parte de la jornada en territorio extranjero. Los industriales brasileños elevaron quejas por el régimen de Licencias No Automáticas (LNA), que traba las exportaciones hacia la Argentina. En cuanto al Mercosur, el Gobierno argentino pretende proponerle a Brasil que el acuerdo de asociación estratégica suscrito con la Unión Europea (UE) sea dejado en stand-by, ya que demorará al menos dos años que tenga aprobación en el viejo continente. La gestión del presidente Fernández teme que en momentos de flaqueza económica, su puesta en marcha redunde en mayores problemas para la industria. Solá también reveló a la prensa brasileña que pretende proponer «una asociación de productores de gas y petróleo no convencional argentino con los productores de offshore brasileño”
(Cronista) El FMI quiere saber por dónde y cuándo ahorrará el Gobierno para pagarle La misión, que originalmente trabajará hasta el viernes extenderá su tarea hasta el miércoles próximo. En la cúpula del FMI se plantea incluso una revisión de lo actuado en la gestión de Lagarde. Solamente el informe que Martín Guzmán brinde esta tarde en el Congreso sacará momentáneamente de los focos a la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que formalmente iniciará su tarea mañana para recopilar información dura del estado de la economía, tomar contacto con analistas y fuerzas políticas y económicas y continuar con los primeros pasos de la renegociación de vencimientos pendientes. Luego del aval político de países clave recogido en la gira por Europa y del propio Donald Trump para no ser «un obstáculo», el Gobierno se propone revisar el acuerdo vigente con el organismo. En la cúpula del FMI se plantea incluso una revisión de lo actuado en la gestión de la antecesora de Georgieva, la francesa Christine Lagarde en la concesión con severas cláusulas de ajuste fiscal del stand-by de 2018. La delegación del FMI estará presidida por el encargado del caso argentino, Luis Cubeddu, quien ya desempeñó ese cargo en 2002, cuando el gobierno nacional renegoció la deuda bajo la presidencia de Néstor Kirchner, con el entonces ministro de Economía, Roberto Lavagna. También participará la directora adjunta del departamento Hemisferio Occidental, Julie Kozack. Con ambos funcionarios, el gobierno argentino viene manteniendo negociaciones desde enero. La última ronda cara a cara la protagonizaron ambos y la titular del organismo, la búlgara Kristalina Georgieva, y por el lado argentino el ministro de Economía, Martín Guzmán, en Roma, en paralelo a un seminario en el Vaticano. Tras reiterar la disposición del FMI a seguir acompañando a la Argentina, Georgieva dijo entonces que también se discutieron «las políticas en curso para resolver la crisis de la deuda soberana de forma sostenible». Luego de esas reuniones surgieron las opiniones desde La Habana de Cristina Kirchner acerca de que debería aplicarse una quita a la deuda contraída con el Fondo, hasta el momento, de u$s 44.000 millones bajo el actual programa de stand-by. Su argumento, al igual que el de gran parte del oficialismo, es que el préstamo pactado por la administración de Mauricio Macri sólo financió la fuga de capitales. La misión, que originalmente trabajará hasta el viernes extenderá su tarea hasta el miércoles próximo. Y según comunicó oficialmente el lunes, se entrevistará con funcionarios de Economía, el BCRA y otras instituciones económicas oficiales. El stand-by acordado en 2018 por u$s 57.100 millones, de los cuales fueron desembolsados u$s 44.000 millones recién debería comenzar a ser pagado en 2021. El Gobierno ya anunció que no estará en condiciones financieras para hacerlo sin sacar a la economía de la recesión. En ese sentido, las discusiones con el organismo serán acerca de la continuación del programa. Se plantea si será una reformulación del actual stand-by o el planteo de un programa de facilidades extendidas (EEF por sus siglas en inglés), que consiste en préstamos voluminosos, a mayores plazos, sujetos al cumplimiento de metas de reformas estructurales. El titular de Hemisferio Occidental del FMI, el mexicano Alejandro Werner, explicó a fines de enero que «la misión se enfocará en cooperar con las autoridades argentinas en términos de entender el marco de política económica y poder hacer nuestras proyecciones sobre el país, al entender mejor las medidas que se están tomando para mejorar la situación de la pobreza y reactivar la economía».