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(Infobae) Deuda externa: la trama de una negociación feroz que se juega en Washington y busca un acuerdo antes que termine junio. Alberto Fernández tiene voluntad de acordar, los bonistas han bajado sus pretensiones económicas y la Casa Blanca monitorea en silencio un acuerdo que ya discuten Martín Guzmán y los fondos de inversión. La Casa Blanca apoya un acuerdo entre Alberto Fernández y los bonistas que invirtieron 66.000 millones de dólares en títulos soberanos de la Argentina. Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa respaldan la estrategia presidencial para evitar que fracase la negociación con los acreedores privados del país. Y los fondos que representan sus intereses ante Martín Guzmán, acotaron su voracidad inicial para intentar un deal que evite el juicio por default y consagre un final antes que termine junio. Donald Trump confía en Steven Mnuchin, su secretario del Departamento del Tesoro, que a su vez es amigo personal Larry Fink, CEO de BlackRock. Este fondo de inversión tiene la posición más dura en la negociación con Argentina, y llegó hasta Mnuchin para abrir una diagonal a la quinta de Olivos. Gerardo Rodríguez es mexicano, fue subsecretario de Finanzas de Felipe Calderón y maneja para BlackRock las relaciones con los Mercados Emergentes. Rodríguez no soporta el tono académico de Guzmán y tuvo dos lances furibundos con el ministro de Economía. Sucedió en la primera fase de las negociaciones y desembocó en la llamada de BlackRock a Mnuchin para llegar sin escalas a Alberto Fernández. El secretario del Tesoro aplacó la arremetida del fondo de New York y pidió tiempo antes de llamar a Guzmán, que conoce y trata con diplomacia profesional. Trump considera que Argentina es una pieza de equilibrio en el tablero de América Latina y que Alberto Fernández es el único líder regional que puede contener a Nicolás Maduro e influir en una hoja de ruta para lograr una transición ordenada en Venezuela. Mnuchin conoce la estrategia geopolítica de Trump y sólo jugará a fondo cuando llegue la instrucción del Salón Oval. BlackRock, Fink y Rodríguez tienen otras urgencias y pretenden hacerle un bypass a Guzmán. Consideran que tienen la fórmula financiera para cerrar el deal con Argentina, pero desean evitar una negociación a fondo con el ministro de Economía. Están en eso, y en las últimas horas multiplicaron los contactos en Buenos Aires, para llegar sin escalas al despacho presidencial de la quinta de Olivos. “A veces nos da la sensación de que trabaja para su tesis de doctorado en Columbia”, explicó a Infobae un vocero de BlackRock que sólo habla inglés. Washington es un escenario global de negociaciones que tiene capacidad para influir en el sistema internacional. Mientras los lobbistas de BlackRock golpean las puertas de la Secretaría del Tesoro, la diplomacia argentina en DC hace su propio juego para evitar sorpresas de último momento. Jorge Argüello -embajador en DC- y Sergio Chodos -representante en el FMI- recorren los despachos de los organismos multilaterales, el Capitolio y la Casa Blanca para articular un sistema de relaciones diplomáticas que permita -entre otras funciones- contrarrestar el lobby de los bonistas en Washington. Kristalina Georgieva apoya la estrategia de Alberto Fernández, pero está limitada por el poder efectivo de Mnuchin y los reportes que hizo su staff al momento de evaluar la sostenibilidad de la deuda externa argentina. El Presidente y su ministro de Economía no descartan acercar posiciones con los acreedores privados y por eso abrieron una segunda fase de negociaciones que inició con la presentación de las tres contraofertas en el Palacio de Hacienda. Sin embargo, Alberto Fernández y Guzmán están limitados por las previsiones que hizo el FMI al momento de fijar los márgenes de sostenibilidad de la deuda externa. Argentina no puede pagar más del 5 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) y hasta el 3 por ciento si se trata de acreedores privados en dólares. Ese es un límite formal que sólo puede ampliar Kristalina Georgieva como directora ejecutiva del FMI. Y Georgieva depende de Mnuchin -Estados Unidos es el principal socio del Fondo- que conoce los planes geopolíticos de Trump en América Latina. Alberto Fernández tiene diálogo fluido con Georgieva y hablará con Mnuchin si es necesario para cerrar con los bonistas. Mientras tanto mantiene reuniones infinitas con Guzmán, o chatea a través de WhatsApp. El presidente ajustó los detalles de la negociación -cuando asumió que la adhesión de los bonistas había sido muy baja- y espera su tiempo para ocupar el centro de la pulseada con los acreedores privados. Los fondos de inversión, y en DC, aseguran que ya es hora que Alberto Fernández ponga a su lado a Guzmán y protagonice el último tramo de la negociación. En Washington y Wall Street temen que el ministro de Economía fuerce su rol académico y que no entienda los resultados catastróficos que podrían aparecer si Argentina es enjuiciada por default en los tribunales de Manhattan. El presidente ya escuchó estos argumentos, y replica con una frase lacónica: “No se confundan, yo estoy a cargo”. Al otro lado de la mesa de negociación, los bonistas toman el significado político de la afirmación presidencial y plantean un contrapunto: “Guzmán juntó poco, y aún no cerramos. Sería mejorar un encuentro a solas con Alberto Fernández. Ganaríamos tiempo y podríamos saber qué está pensando de verdad”, argumentó un bonista que invierte en Argentina desde el siglo XX. En el mundo de la diplomacia global, la directora gerente Georgieva y el secretario del Tesoro Mnuchin esperan para actuar, si es necesario un cierre técnico-político a las negociaciones. En la Argentina, Alberto Fernández cuenta con el apoyo de Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa, la oposición, los sindicatos, la UIA y la opinión pública, que no desea un default en medio de la crisis económica que aceleró la pandemia del COVID19. Faltan 90 horas para que caiga la segunda extensión de la oferta oficial. Y a su vez, Argentina entre en default por una deuda de 503 millones de dólares vinculada a los intereses del bono Global. Estos dos acontecimientos técnicos no preocupan en Washington ni en Wall Street. El FMI, el Departamento del Tesoro y los acreedores privados apuestan a la negociación y no harán nada que complique las conversaciones que -por ahora- lidera Guzmán en público. No hay temor a un síndrome Adolfo Rodríguez Saá y la información que fluye desde Olivos a Estados Unidos asegura que la negociación está en marcha. Sin resultados hasta el momento, pero fluyendo con los sobresaltos lógicos de una pulseada financiera por 66.000 millones de dólares. “Hay que cerrar la negociación y después ver cómo quedamos con los límites de la sostenibilidad de la deuda. Si hubo un deslizamiento, se arreglará. Nadie en Washington quiere que Argentina enfrente un juicio por default en New York”, aseguró un funcionario argentino que reporta al Ministerio de Economía.
(Cronista) Deuda: contraoferta de los bonistas K tiene pago de intereses desde noviembre y sin plazo de gracia Son los puntos de la propuesta del Grupo Ad Hoc de Bonistas del Canje de la Argentina, que representa a Monarch, Cyrus, HBK y VR, entre otros. Los acreedores «K», que entraron a los canjes de 2005 y 2010 y que tienen bonos por u$s 23.620 millones (Par por u$s 12.160 millones y Discount por u$s 11.460 millones), difundieron su propuesta al Gobierno, que fue una de las tres que llegó a la mesa del ministro de Economía, Martín Guzmán , el viernes pasado. Estos acreedores, agrupados en el Exchange Bondholders Group o Grupo Ad Hoc de Bonistas del Canje de la Argentina, ofrecieron que se emitan tres bonos: uno con vencimiento en 2033, el otro en 2040 y un instrumento de franja de cupón contigente (CCS), mediante el cual los fondos Monarch, HBK Capital Management, Cyrus Capital Partners LP y VR Capital Group se asociarían al crecimiento económico futuro de la Argentina por un cupón PBI. Lo central de esta propuesta es que no admitirían un plazo de gracia como el que ideó el Gobierno (al menos 3 años) y que los cupones empezarán en 1,25% a partir del 15 de noviembre próximo, cuando ya habría un primer pago simbólico. Además, buscan que se abone el Discount vencido en abril. La oferta tendría un Valor Presente Neto (VPN) de 58 centavos por dólar calculado a una tasa de salida (exit yield) de 10%. Los términos agresivos, según lo definió un economista al tanto de las negociaciones, se deben a que estos acreedores tienen instrumentos ya reestructurados y reclaman un trato diferenciado respecto a los bonistas que confiaron en los títulos emitidos por el Gobierno de Mauricio Macri a partir de 2016. Las Cláusulas de Acción Colectivas (CAC) en general para los Par y Discount son de un 85%.
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(Infobae) Regresa un “buitre”: Paul Singer será uno de los encargados de definir si la Argentina entra o no en default. El fondo Elliot es una de las 14 entidades internacionales que define si corresponde o no gatillar los seguros de default en caso de incumplimiento. Litigó más de diez años y cobró USD 2.400 millones en 2016. Los caminos de la Argentina y Paul Singer están destinados a cruzarse una y otra vez. Durante años, los abogados que representaban al gobierno argentino y a su millonario fondo, Elliot Management, se vieron las caras ante el juzgado del juez Thomas Griesa para cobrar la deuda en default. Ahora, casi de casualidad, de alguna forma volverán a estar frente a frente. Sucede que el fondo Elliot es una de las 14 entidades que deberá votar en un comité internacional nada más y nada menos si la Argentina debe ser declarada formalmente en default después del 22 de mayo. Ese día vence el período de gracia para pagar los intereses de tres bonos emitidos bajo ley extranjera. Ese evento podría gatillar el pago de millonarias cifras, relacionadas con la negociación de los seguros contra default, denominados “Credit Default Swap”. Los inversores que hayan adquirido estos instrumentos cobrarán ese seguro, siempre y cuando se determine técnicamente que la Argentina entró en cesación de pagos. Y eso lo define un “comité de derivados financieros”, que está integrado por 14 miembros. Uno de ellos es Elliot. Paul Singer litigó diez años contra la Argentina y no aceptó entrar en ninguno de los canjes, ni en el que se realizó en 2005, tampoco en la reapertura del 2010 y ninguno de los acuerdos posteriores. Finalmente en 2016 el gobierno de Mauricio Macri acordó pagarle en efectivo. Fueron USD 2.400 millones y representó una ganancia de 392% para el “buitre” respecto al valor de adquisición de los títulos. Créase o no, este mismo personaje a través de su fondo Elliot será uno de los que tendrá que decidir lisa y llanamente si decide “bajarle el pulgar” a la Argentina. Este viernes algún inversor de preguntará al comité de bancos” si el país debe considerarse formalmente en default, en caso de no pagar los USD 503 millones. Y en los días subsiguientes, no más de una semana, llegará la respuesta de las entidades. El fondo Elliot, junto a un grupo de bancos internacionales, deberá decidir si la Argentina entró formalmente en cesación de pagos si incumple con el pago de su deuda bajo ley extranjera. Eso habílitaría seguros millonarios a quienes contrataron una cobertura ante evento de default de la Argentina
Elliot no está solo en la tarea. La lista la completan instituciones de primer nivel como Goldman Sachs, Bank of America, Barclays, Credit Suisse, JP Morgan Chase y Mizuho Securities, entre otros. Irónicamente, el propio fondo Elliot podría volver a la carga como nuevo “holdout”, en caso de que quede un porcentaje relevante de la deuda sin reestructurar. La historia argentina, pero también la de muchos otros países, dice que a la larga los litigios terminan obligando a los deudores a cumplir con sus compromisos por mucho más que el capital nominal emitido originalmente. En diálogo con Radio con Vos, el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, ya prácticamente adelantó que la Argentina entrará efectivamente en un “default técnico” el viernes. La explicación es que aún cuando se encaminen las negociaciones, el Gobierno no llegaría a acordar antes del 22 de mayo, debido a que no dan los tiempos. Pero lo de default técnico es un eufemismo del funcionario, casi como hablar de estar “más o menos embarazada”. Para los mercados no hay situaciones intermedias: la deuda emitida bajo ley internacional se cumple de acuerdo a los términos originales de emisión o, en caso contrario, se produce el default. Para zafar de la cesación de pagos, el ministro de Economía, Martín Guzmán, podría optar por realizar el pago de los USD 503 millones a último momento, pero esta opción está casi totalmente descartada. Otra posibilidad que circuló, también con poca probabilidad, es que se deposite el dinero en una cuenta especial como forma de mostrar “buena fe” en la negociación con los acreedores, que de todas formas no podrían disponer de los fondos mientras duren las conversaciones. Por último la semana pasada se analizó, y se habría desechado, la posibilidad de patear todo para más adelante, bajo el paraguas denominado “standstill”. Pero supondría que la Argentina siga pagando los intereses mientras se posterga hacer frente a los vencimientos de capital.
(Ambito) La Ciudad definirá el jueves si da marcha atrás con la flexibilización de la cuarentena. Lo aseguró el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós. En el AMBA el aumento de casos de coronavirus impidió pasar a la Fase 4 de la cuarentena. El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, afirmó esta mañana que el próximo jueves se evaluarán los resultados y el impacto de la flexibilización de la cuarentena en la Ciudad de Buenos Aires, que comenzó hace una semana con la apertura de comercios de cercanía, para decidir que nuevas medidas se le propondrá al Gobierno nacional. «El impacto (de la apertura de comercios) ocurre de 7 a 10 días después, y eso ocurre ahora. Con esos indicadores el jueves evaluaremos los resultados e impacto que han tenido» para en base a eso «proponer al Gobierno nacional», dijo Quirós. Además, enfatizó que en la Ciudad «la gente respondió con responsabilidad» ante la flexibilización de algunas medidas en el marco del aislamiento obligatorio por el coronavirus. «La ciudadanía ha cumplido con responsabilidad. Ha usado tapabocas y barbijos, y no vimos aglomeraciones. Vimos un comportamiento cívico de gran nivel», sostuvo el funcionario en conferencia de prensa. No obstante, Quiroz admitió en las últimas horas que tras «darle un respiro a la población» se podría pedir un refuerzo en las medidas, en un distrito que en los últimos días pasó a concentrar la mayoría de los casos de contagios del coronavirus. Este lunes, voceros del Gobierno porteño habían anticipado la posibilidad de que se evalúe la vuelta atrás al analizar el cumplimiento social y la curva de casos. «Hay dos indicadores. Por un lado, el cumplimiento de toda la sociedad en el distanciamiento social y la cuarentena. Por otro, el crecimiento sustancial de la curva de los contagios. En base a eso, vamos a tomar la decisión», se señaló.
(Ambito) Cláusula antibuitre, la clave para seguir negociando pese a un default. La Argentina, de no llegar a un acuerdo antes del viernes, igual podría seguir discutiendo una propuesta definitiva sin tener que preocuparse por los tribunales de Nueva York. El estudio de abogados que representa al país en la nueva saga de negociaciones con los acreedores de títulos públicos emitidos bajo jurisdicción internacional, le dio al Gobierno una buena noticia: si el país ingresa en default el viernes, las posibilidades de que se abra una instancia judicial en los tribunales de Nueva York son mínimas. Casi nulas. Según el informe que se envió el viernes pasado a Buenos Aires desde la sede central de Cleary Gottlieb Steen & Hamilton (CGS&H), si el país no liquida el vencimiento de u$s503 millones correspondientes al Global 21, 26 y 46, no debería temer cláusulas de aceleración para que se liquiden las tres series de bonos por un total de 13.000 millones de dólares, a lo que se podrían sumar por la fórmula “crossover” el resto de las tenencias de deuda. Un escenario dantesco de este tipo sería, para los abogados de CGS&H, una utopía legal y técnica; y menos con una negociación con los principales grupos de acreedores en marcha. Una cláusula casi secreta que figura en la emisión original de los globales en abril de 2016 salvaría la situación y le permitiría al país evitar juicios de aceleración inmediata. Y, fundamentalmente, le daría tiempo para continuar con la negociación con los acreedores. Según el especialista de FinGuru, Sebastían Maril, “el bono está emitido con una cláusula agresiva y ‘antibuitre’”, que limita la acción legal de los inversores y resulta amigable para los emisores. Si los bonistas quisieran litigar sin más, no lo podrían hacer hasta después del vencimiento del título (en este caso, 2046 en el último tramo); ni ejecutarlo de manera individual, ya que las liquidaciones judiciales (en caso de ganar un juicio en los tribunales de Nueva York) sólo podría realizarlas el Trustee/Bondholder Representantive (Comisario de la emisión). Además, y según la cláusula, no habría más juicios de manera individual, ya que si se venciera en esa acción de una sola persona individual o un sólo fondo de inversión, la liquidación sería colectiva en todos los bonistas, lo que reduce al mínimo el negocio de litigar contra el país, salvo que haya una masa crítica importante de tenedores de deuda que avancen en ese sentido. Como en el caso de los Global, la mayoría de los tenedores están hoy sentados a la mesa de negociaciones y representados por los tres grupos que representan a todos los acreedores, un actor individual (por más dinero que posea), quedaría muy expuesto si avanza con su juicio en solitario; para que, si gana en el litigio, tener que compartir su dinero con el resto de los bonistas, incluso los que no eligieron el juicio. Y además debería esperar a 2046 en el tramo final. En esta cláusula “antibuitre”, sólo una acción colectiva y conjunta de todos los acreedores ante los tribunales de Nueva York podrían hacer funcionar la aceleración de las demandas. Los hoy populares globales 21, 26 y 46 tienen en realidad como nombre real Bonos Internacionales de la República Argentina en Dólares (BIRAD) emisión 21 (6,875%), 26 (7,5%) y 46 (7,625%); y suman en conjunto vencimiento por unos u$s14.500 millones en toda su trayectoria. Se trata de una deuda 100% con copyright del gobierno Mauricio Macri, ya que fueron diseñados casi personalmente por el entonces secretario de Finanzas, Luis Caputo, como emisión estrella para salir del default a comienzos del gobierno anterior, con el fin de conseguir los fondos necesarios (unos u$s9.300 millones) para liquidar la deuda derivada del acuerdo con los holdouts en abril de 2016; divididos en un pago cash de u$s6.200 millones para los fondos buitre y bonistas que habían vencido en el “juicio del siglo” contra la Argentina y habían aceptado por escrito la propuesta de pago que el país negoció con el juez Thomas Griesa y el “special master” Daniel Pollack. Otros u$s3.100 millones serían depositados en una cuenta de un banco de Nueva York para liquidar futuros pagos de bonistas que, hasta ese momento, no habían aceptado la oferta. Finalmente, otros u$s7.200 millones irían a reforzar las reservas del Banco Central. La intención era que ese dinero financiara el déficit fiscal y los vencimientos de deuda de todo 2016, para que luego el gobierno de Mauricio Macri preparara el terreno para las reformas estructurales que permitieran al país comenzar a crecer y dejar definitivamente de lado en el futuro cualquier crisis de deuda. Lo que, como se sabe, no pudo ser. En total la emisión de los Global alcanzó los u$s16.500 millones, y no sólo fue la más importante de todo el gobierno de Mauricio Macri (y quizá la más justificable), sino de toda la historia de la Argentina. Se concretó además en un año, 2016, donde el país emitió bonos por unos u$s50.000 millones, equivalentes al 6% del PBI de ese año. Sin embargo el lanzamiento de los bonos Global, incluyeron un anexo de protección, que hoy vale más de lo que se mencionaba en aquellos días. Fue a instancias del entonces ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, que se les incluyó una fórmula de protección ante acciones individuales en caso de nuevo default. Como la colocación se hizo ante un panorama general absolutamente favorable para el país (así era en los primeros tiempos del macrismo en el poder), no hubo problema en diseñar una nueva cláusula que incluyera la obligación de ejecutar acciones colectivas y no individuales para poder ejercer los derechos soberanos al cobro de toda la serie de bonos. Se trataba de una inyección de salvaguarda a favor del país emisor de la deuda, absolutamente común en estos tiempos (también en la actualidad), que utilizaban países como Uruguay, Perú o incluso la Bolivia de Evo Morales. Sin embargo para un país incumplidor como la Argentina (precisamente era deuda para terminar de cerrar una situación de default), conseguir que se incluyera en una primera emisión del país en el regreso del alumno más incumplidor a los mercados financieros internacionales de deuda voluntaria; era una quimera. La buena relación de Prat Gay con los bancos colocadores permitió que se posibilite su inclusión. Las entidades fueron el Deutsche Bank, HSBC, JP Morgan, Santander, BBVA, Citi y UBS, que recibieron una comisión del 0,18 por ciento. Además, se designó al Bank of New York Mellon como agente de liquidación, en lo que significó su permanencia como operador financiero del país, luego de los ruidos que se habían generado entre la entidad y el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por su supuesta falta de apoyo durante el “juicio del siglo”. Hacia abril de 2016 Argentina había logrado hacer renacer la esperanza de los mercados en un futuro financieramente venturoso, lo que derivó en que los bancos emisores (fundamentalmente el HSBC y el J.P.Morgan), presionaran para que la cláusula que limita las acciones individuales se incluya en los contratos. El estudio que contrató el país en aquellos días, el Cravath, Swaine & Moore (CS&M), y que había reemplazado al CGS&H, fue el que diseñó la cláusula, que finalmente se incluyó en los contratos. En ese momento era sólo una salvaguardia casi sin importancia, que se incluía casi como necesidad para cubrir potenciales impagos futuros, impensados en ese momento donde el país prometía dejar de lado su lamentable historial de defaults.
(Infobae) Empleos, inversiones y dólar: los requisitos que exigirá el Gobierno a cambio del “barril criollo” a USD 45. A través del Boletín Oficial, el Gobierno comunicó las condiciones para mantener el precio sostén para la producción local de petróleo. El Gobierno Nacional fijó por decreto el precio sostén para la producción local de petróleo en 45 dólares. A cambio del “barril criollo”, las empresas petroleras deberán cumplir una serie de requisitos vinculados a mantener el nivel de empleo, inversiones y con restricciones al mercado de cambios. Si bien la medida se anunció en los primeros días de mayo, fue oficializada este martes a través del Decreto 488/2020, que lleva las firmas del presidente Alberto Ferández, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y los ministros de Desarrollo Productivo y Economía, Matías Kulfas y Martín Guzmán. En efecto se decretó que hasta finalizar el 2020, “las entregas de petróleo crudo que se efectúen en el mercado local deberán ser facturadas por las empresas productoras y pagadas por las empresas refinadoras y sujetos comercializadores, tomando como referencia para el crudo tipo Medanito el precio de 45 dólares por barril”. En el Boletín Oficial se aclaró que este precio “será ajustado para cada tipo de crudo por calidad y por puerto de carga, utilizando la misma referencia, de conformidad con la práctica usual en el mercado local”. Durante el plazo de vigencia de esta medida, las empresas productoras deberán sostener los niveles de actividad y/o producción registrados durante el 2019, “tomando en consideración la situación actual de contracción de la demanda local e internacional, tanto del petróleo crudo como de sus derivados, producto de los efectos de la pandemia de COVID-19”, se explicó. En ese sentido, el Gobierno hizo referencia a un “marco de consenso” entre el sector empresarial y los empleados para que, además de cumplir con el “sostenimiento de los contratos vigentes” con las empresas de servicios regionales, “deberán mantener la planta de trabajadores” que tenían al 31 de diciembre del año pasado. Por otra parte, el Ministerio de Desarrollo Productivo controlará que las empresas cumplan con el Plan Anual de Inversiones que exige el Gobierno por decreto. Además, teniendo en cuenta la fuerte suba del contado con liquidación (CCL) en las últimas semanas y su indirecta presión sobre el precio del dólar, el Poder Ejecutivo puso como requisito para acceder al barril criollo “las productoras no accederán al mercado de cambios para la formación de activos externos ni adquirirán títulos valores en pesos para su posterior venta en moneda extranjera o transferencia de custodia al exterior”. En el artículo 3 el Gobierno estableció que las refinadoras y sujetos comercializadores “deberán adquirir el total de la demanda de petróleo crudo a las empresas productoras locales”, y que “en el caso de las empresas integradas, de resultarles necesaria la compra de crudo por encima de su propia producción y de la de sus socios, efectuarán dichas compras con parámetros similares a los de 2019, contemplando la calidad de crudo que requieran los procesos de refinación en cada caso”. Tampoco podrán efectuar “operaciones de importación de productos que se encuentren disponibles para su venta en el mercado interno y/o respecto de los cuales exista capacidad efectiva de procesamiento local”. Será la cartera que conduce Matías Kulfas la encargada de revisar el alcance de la medida, e incluso de modificar los precios del crudo trimestralmente. Mientras que el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social deberá seguir la evolución del nivel de actividad, eficiencia y productividad laboral de la industria hidrocarburífera para constatar que se cumpla con el requisito de mantener las fuentes de trabajo y la eficiencia productiva. Por otra parte, y como se esperaba, el Gobierno decretó el congelamiento de los impuestos a los combustibles (nafta sin plomo, nafta virgen y gasoil) hasta el 1 de octubre. Con este punto en particular, desde el Ejecutivo buscan mantener los precios que pagan los automovilistas en los surtidores, ya que el precio del litro de nafta que rige actualmente fue fijado cuando el barril cotizaba muy por encima de los 45 dólares que se fijó que cueste el barril criollo. Si bien al congelarse los impuestos, el precio para el consumidor no debería subir, tampoco se presume que baje. Por último, en el artículo 7 se estableció que determinadas mercaderías deberán abonar una alícuota de derecho de exportación, de acuerdo a los siguientes valores del “ICE Brent primera línea”: Valor Base: 45 dólares por barril / Valor de Referencia: 60 dólares por barril. Con respecto al precio internacional del petróleo, el último día hábil de cada mes, la Secretaría de Energía publicará la cotización del barril Brent, considerando el promedio de las últimas cinco cotizaciones publicadas por el “Platts Crude Marketwire”. El Gobierno evaluará las cotizaciones promedio de los días transcurridos del mes en curso y las comparará con la cotización promedio vigente. Si entre ambas existiera una diferencia superior al 15%, fijará una nueva cotización, la que será aplicable a partir del primer día hábil siguiente. En los casos que el precio internacional sea igual o inferior al Valor Base, no habrá retenciones a la exportación; mientras que si el precio internacional es igual o superior al Valor de Referencia, la alícuota del derecho de exportación será del 8%. El Poder Ejecutivo aclaró que todas estas disposiciones quedarán sin efecto en caso de que la cotización del Bren supere los 45 dólares por barril durante 10 días consecutivos, «considerando para ello el promedio de las últimas cinco cotizaciones publicadas por el “Platts Crude Marketwire”.
(Infobae) El Gobierno congeló las tarifas de telefonía fija y móvil, Internet y TV por cable hasta el 31 de agosto. La decisión incluye también la prestación de servicios complementarios para aquellos usuarios que no pueden pagar las tarifas. Las empresas del sector se comprometieron a no despedir personal hasta esa fecha. El Gobierno dispuso el congelamiento de las tarifas de telefonía, celular y fija, acceso a Internet y televisión por cable hasta el próximo 31 de agosto. El anuncio fue formulado por Claudio Ambrosini, titular del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom). La medida, según explicó el funcionario, fue tomada con el acuerdo de las compañías del sector, las que a su vez se comprometieron a no despedir a nadie de su personal hasta la misma fecha. “El Poder Ejecutivo resolvió, con el acuerdo de las partes, suspender los aumentos de tarifas de la telefonía celular, telefonía fija, Internet al hogar y televisión paga hasta el 31 de agosto. Es una medida que va a aliviar a todos los argentinos, ya que en estos momentos de pandemia se ha determinado que la comunicación se considere un servicio esencial. Estamos muy contentos de haber arribado a esta solución,” señaló Ambrosini. La resolución, destacó el funcionario, se produjo tras una reunión en la que participó el presidente Alberto Fernández. “Estamos muy conformes con lo que se ha resuelto y creemos que va a ser en beneficio de nuestro país”, agregó. Asimismo, la decisión de no tocar las tarifas se complementó con otras para aquellos que no pueden afrontar las facturas actuales, aún con el congelamiento. “Para quienes no puedan acceder a seguir pagando ese servicio, hemos implementado servicios complementarios, muy similares al que tenían, en servicios pospagos, prepagos e Internet al hogar, con lo cual el paquete de medidas cubren todas las necesidades para estos momentos,” dijo Ambrosini. Según se informó, se pondrán a disposición de los usuarios “planes inclusivos” de telefonía e Internet móvil de pospago, de prepago móvil y de Internet fijo, destinados a todas las personas que soliciten el beneficio, con un precio fijo hasta el 31 de octubre. “El objetivo de los mismos es que las personas que atraviesan dificultades económicas durante la cuarentena puedan cambiarse de plan y acceder a un servicio que garantiza la conectividad a un precio accesible” explicó el Gobierno a través de un comunicado. Dichos planes deberán cumplir una prestación que consistirá en al menos 500 MB de datos; el uso de aplicaciones de mensajería -solo texto-(WhatsApp, Telegram, Facebook Messenger); 500 mensajes de texto (SMS); 300 minutos de llamadas en la red del mismo prestador y 50 minutos en redes de otros prestadores, 0800 gratis, navegación gratuita en portales educativos para el caso de la Telefonía e Internet Movil de Pospago. Para los servicios de prepago móvil, incluirá las mencionadas aplicaciones de mensajería, solo en su modalidad de texto; 300 mensajes de texto (SMS); 100 minutos de llamadas en la red del mismo prestador y 50 minutos en redes de otros prestadores; 0800 gratis, navegación en portales educativos gratis. Los planes también pemitirán navegar a una velocidad de 5 Mbps en el servicio de Internet fijo. También se dispuso extender el beneficio del “servicio reducido”, que garantiza la conectividad de usuarios con sistema prepago de telefonía móvil e internet. Todos estos servicios quedarán en funcionamiento con el mismo precio hasta hasta el 31 de octubre de 2020. “Este acuerdo se suma a las medidas dispuestas por el gobierno nacional para garantizar la conectividad y el pleno acceso a la información necesaria de toda la ciudadanía, motivo por el cual tecnologías de la información y la comunicación (TIC) fueron declaradas una actividad esencial en el marco de la pandemia”, explicó el Enacom. A través del decreto 311, del 24 de marzo, el gobierno dispuso para todos los servicios públicos la prohibición de aumentar las tarifas y de hacer cortes por falta de pago durante 180 días en el caso de sectores de bajos ingresos. El congelamiento, que en esa primera etapa se aplicó hasta el 30 de abril, luego fue extendido hasta fin de mayo por el decreto 426 y ahora se decidió que continúe vigente hasta fin de agosto. En concreto, la primera norma estableció que por 180 días no se pueden interrumpir los servicios de los usuarios exceptuados en caso de mora o falta de pago de hasta 3 facturas, consecutivas o alternadas, que hayan tenido vencimientos desde el 1° de marzo de 2020 en adelante. La medida comprendió ademas a los usuarios con aviso de corte en curso. En los casos de telefonía fija o móvil, Internet y TV por cable, el decreto dispuso que una vez producida la mora las empresas están obligadas a mantener un servicio reducido.
(BAE) Estiman déficit de 6% y emisión de media base monetaria en los próximos tres meses.Los economistas Marina Dal Poggeto y Juan Fanelli advirtieron por una posible «llamarada inflacionaria» pospandemia, y remarcaron que la única entidad que puede intervenir en el ciclo es el Banco Central. La cuarentena generó, en su primera fase, una contracción de 40% en el PBI diario. En la fase 3, es decir en el punto en el que se encuentran las áreas metropolitanas, implica una contracción de 25% del PBI diario, y en la fase 4, que es la del interior, una de 12% diario. Semejante destrucción del producto genera un agujero fiscal fuerte: mientras que en febrero fue de $30.000 millones, en marzo de $124.000 millones y las proyecciones para abril-julio llevan a esperar un rojo de 5% o 6% del PBI. Un estimado de emisión de media base monetaria para los próximos tres meses. En ese sentido, si bien los principales canales de transmisión inflacionaria de la política monetaria ultra expansiva se encuentran controlados por la política oficial, los economistas advierten sobre lo que puede ocurrir una vez aplacada la pandemia. Los datos precedentes fueron estimados por la directora de Eco Go, Marina Dal Poggeto, quien, junto al investigador José María Fanelli, coincidieron en advertir por la posibilidad de una «llamarada inflacionaria» que podría licuar salarios y empujar más hacia arriba a la pobreza. Dal Poggeto y Fanelli participaron ayer en el seminario «Pequeñas y medianas empresas, grandes desafíos», organizado por la Bolsa de Comercio de Rosario. Ahí brindaron detalles del agujero fiscal que generó hasta acá la cuarentena y el que se proyecta hacia adelante, lo que permite realizar también estimaciones para la emisión monetaria necesaria, en un contexto en el que, ocurra lo que ocurra con la negociación de la deuda, el financiamiento externo estará vedado. No sólo el fisco vio ensanchado con fuerza el déficit por la caída en la recaudación, sino que además las provincias demandan más envíos de dinero por ese mismo efecto y lo propio ocurre con las pyme, necesitadas de ingresos, y los hogares. Fanelli expresó: «Con lo que se vio hasta ahora no puede haber hiperinflación. Pero sí una llamarada inflacionaria en un primer escenario. Eso es lo que se viene si no hay un plan de estabilización claro. En segundo lugar, si en ese punto los trabajadores presionan para recuperar salarios, por la llamarada, lo que puede seguir es un régimen de alta inflación, en torno al 100% anual, cuya principal característica es la inercia. El tercer escenario, que hay que evitar, es una híper. La llamarada, que es lo que va a pasar si no se estabiliza, tiene la virtud de que licúa salarios y gasto público pero tiene el problema de que lleva a la pobreza a aumentar. En el 2001 llegó al 60%. Los costos sociales son terribles». Dal Poggeto detalló: «La única herramienta para intervenir en el ciclo es el BCRA. Pero eso en un contexto en el que los argentinos repudiamos al peso y en los últimos diez años compramos dólares por el equivalente a cerca de cinco sistemas financieros. El shock recesivo es muy pronunciado y para compensarlo el Estado tiene un agujero fiscal en la zona del 1% del PBI por mes. La proyección lleva a un déficit de 5% o 6% del PBI que puede ser peor si las provincias demandan más pesos».
(BAE) Córdoba vuelve a la cuarentena estricta: claves para entender la marcha atrás. Mientras avanza el día 61 de cuarentena en Argentina, el gobierno de la Ciudad de Córdoba vuelve a colocar restricciones y retoma la fase tres del aislamiento preventivo por coronavirus. Este martes 19 de mayo la ciudad de Córdoba da marcha atrás a la apertura de actividades en medio de la cuarentena por coronavirus y vuelve a aplicar la fase tres del aislamiento social. Comercios, actividades recreativas y profesionales nuevamente se encuentran inhabilitadas. Con un pico de contagio de 55 casos positivos en los últimos tres días, la capital cordobesa es el nuevo distrito en donde las autoridades se vieron obligados a retrotraer los permisos que se habían anunciado el lunes 11 de mayo. Con un pico de contagio de 55 casos positivos en los últimos tres días, la capital cordobesa es el nuevo distrito en donde las autoridades se vieron obligados a retrotraer los permisos que se habían anunciado el lunes 11 de mayo. La medida llevada a cabo por el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) se dio en base a los últimos registros elaborados por el Ministerio de Salud provincial, en donde no sólo dieron cuenta del aumento, sino que también se identificaron las zonas calientes en donde el covid-19 tiene foco hoy en día: el área Mercado Norte, junto a la continuidad del brote vinculado al Hospital Italiano, fueron los dos parámetros fundamentales para que el municipio vuelva a aplicar la cuarentena estricta. De esta manera se suspenden en la ciudad de córdoba la reapertura de los rubros comerciales, templos religiosos, peluquerías, mudanzas y profesiones independientes no vinculadas a la medicina. Además, se reforzarán los controles en los accesos a la capital, así como también la circulación en su interior. El ministro de Salud, Diego Cardozo, catalogó a la epidemia de «dinámica», y rememoró que «estaba previsto» volver a la cuarentena estricta si se mostraban resultados negativos. Además reafirmó que el «objetivo prioritario» de las medidas adoptadas es «siempre el cuidado de la salud de cordobeses». “Notificamos al intendente de la capital acerca de que debemos poner el control en la diseminación de la patología. Deben ser responsable desde el vecino hasta el dueño de la empresa más grande de Córdoba”, expresó Cardozo, para luego especificar que los de 55 nuevos contagios registrados en las últimas 72 horas, 35 correspondieron al brote del Mercado Norte. «Cabe aclarar que las personas de negocios internos del mismo dieron negativo, mientras que los positivos son tanto trabajadores como contactos de ellos en la periferia”, informó en conferencia de prensa de este lunes. De esta forma la ciudad de Córdoba se suma al listado de localidades en donde los ensayos de cuarentena fase cuatro han dado números en rojo. En la provincia de Buenos Aires fue la ciudad de Baradero también dio marcha atrás con la aplicación de la fase tres del confinamiento, tras detectar 3 nuevos casos de coronavirus. “Estamos trabajando para llegar a todos los vínculos de los vecinos infectados”, indicó el intendente Esteban Sanzio al momento de dar a conocer la reinstalación del cuarentena estricta.
(Cronista) La «economía de la pandemia» empieza a desacelerar la mejora del consumo en mayo Datos preliminares de consumo en lo que va de mayo muestran una desaceleración de la suba interanual, por empresas en problemas por falta de actividad y trabajadores con menos ingreso o que cobran tarde. Con bolsillos bastante flacos tras dos meses de cuarentena, el consumo masivo se mantiene aún en terreno positivo pero con tendencia declinante. Ya no se ve el boom de consumo de los primeros días de restricciones y además, se van acumulando problemas para mantener los ingresos del pasado y hasta para cobrar los haberes a tiempo. Así, tras el buen cierre de abril, con un avance del 4,1% según datos de Scentia, la demanda de bienes de consumo masivo (alimentos, bebidas, limpieza, higiene personal) mostró en las primeras dos semanas de mayo un comportamiento más moderado que el mes anterior. Mientras la primera semana registró una caída en los volúmenes vendidos -en torno al 10%- , la segunda semana, pasó al terreno positivo. Ésta parece ser, en cierto modo, la tónica que tendrá la evolución del consumo masivo en el marco de las medidas tomadas por el Gobierno para contener el avance de la pandemia de coronavirus. Un informe de Nielsen Argentina señala que en la semana del 10 de mayo (tomando variación en volumen de las últimas cuatro semanas móviles) el consumo masivo registró una mejora del 1,5% frente al mismo período de 2019. Es un dato que viene desacelerándose semana tras semana y que muestra las dificultades que atraviesan numerosas familias como resultado de la cuarentena. Mientras en la semana del 22 de marzo, el consumo masivo saltó 24,5% y llegó a 27,7% la semana siguiente, que fue la primera de la cuarentena, para el 19 de abril ese porcentaje ya había bajado a 3,3% internual, en terreno positivo pero en franco retroceso, y a 2,4% en la semana del 26 de abril. «Tomando las últimas dos semanas de abril y las dos primeras de mayo el consumo está en 1,5% pero con un muy mal arranque en la primera semana de mayo y algo de recuperación en la segunda», señala Javier González, director de Retail Services de Nielsen Arentina. Consultado sobre cuál podría ser la tendencia para lo que resta de este mes, González indicó que «lo esperable es que el consumo interanual comparando mayo contra mayo siga en declive, y hay que ver si termina dando cierres positivos o levemente negativos». En rigor, se observa una desaceleración fuerte del consumo en estos meses, tras un crecimiento muy fuerte en marzo, pero ya el mes pasado el crecimiento fue mucho menor y continúa este mes. En la misma línea, Osvaldo Del Río, director de Scentia, anticipó que «la primera semana de mayo fue mala, con datos negativos y la segunda empezó a ser positiva». La razón de ese comportamiento no es otra que el bolsillo de los consumidores. «Hay más demora en el período de cobranza de la gente, no todas las empresas pagan ahora del 1 al 5, entonces la gente compra cuando tiene plata», apuntó Del Río Según el último relevamiento de Scentia en abril el consumo masivo creció 4,1% en comparación a 2019. Fue una suba mucho más moderada que el salto de más de 16% en marzo. Pero ahora el panorama parece ser otro. A partir de ahora «veremos cómo sigue esto porque, en gran medida, que el consumo básico se mantenga está relacionado a que la gente siga cobrando y mucho influye también el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia)», explica Del Río. Y aclara: «Son $ 75.000 u 80.000 millones por mes, 60/70% de los cuales la gente lo usa para comprar productos básicos».