Local
(Ambito) Sin suerte: el Cisne Negro que devolvió los buitres al país. Desde el lunes hay ofertas a fondos de inversión para que vendan sus bonos. La cotización a menos de 35% de los títulos públicos argentinos activó las pantallas. Carrera del Gobierno para alcanzar los u$s52.000 M de aceptación de la oferta. Aparece un discípulo de Singer. El Gobierno anunció el martes que la deuda a renegociar con los acreedores privados sumará aproximadamente u$s68.800 millones. Para que la propuesta sea válida deberá alcanzar una aceptación de unos u$s52.000 millones, correspondientes a algo más del 75% del total de los títulos públicos emitidos bajo legislación internacional. Asegura el oficialismo, que están garantizados unos u$s15.000 millones de adhesión entre tenencias de organismos públicos (incluyendo bancos) y entidades privadas locales ya apalabradas para apoyar la epopeya. Restarían entonces unos u$s37.000 millones en propiedad de inversores de todos los tamaños, procedencias y características, para llegar al porcentaje necesario para que la propuesta sea habilitada, el país evite un nuevo default (el segundo en menos de 20 años) y (sería la idea) comience a crecer luego de casi tres años de recesión y 10 de estancamiento. Por el contrario; si los que no aceptaran la oferta superaran los 17.000 millones, la propuesta sería rechazada y Argentina entraría en default. Si bien la propuesta argentina está blindada e inaccesible, la especulación de los mercados apunta a una quita de capital e intereses que, más allá de su dureza, podría ser avalada por los tenedores de deuda siempre que la cotización de los papeles navegue cerca del 50%. La estrategia local era bastante sólida hasta el lunes pasado, cuando los mercados fueron bombardeados por una de aquellas circunstancias que ocurren una vez cada muchos años. Quizá una por década. Se trata de sucesos inesperados y sorpresivos, no adelantados por los principales predictores de las finanzas mundiales, de gran impacto para la economía mundial, que sólo una vez conocido puede ser explicado hacia atrás y, lo más importante, comprendido y en apariencia predecible. Son los denominados Cisnes Negros. La crisis del petróleo de 1973 fue uno de ellos. La caída de los mercados del 2008 fruto de las subprime la más cercana fue otro. El nuevo opus es el actual, desatado el lunes pasado a partir de la pelea entre Rusia y Arabia Saudita bajo el escenario de coronavirus, con el consecuente derrumbe generalizado por los mercados mundiales (especialmente los commodities y acciones). Lo preocupante para el país, es que la aparición del Cisne Negro negros en cuestión, provocó el hundimiento de los bonos locales a una cotización inferior al 40% del valor de los títulos públicos a renegociar; navegando en las últimas jornadas más cerca del 35% y sin mucha fuerza para reaccionar. Perforado ese nivel del 40%, saben los operadores locales (y también el Ministerio de Economía), hace su aparición la principal amenaza que cualquier reestructuración de deuda puede tener; especialmente una nacida en estas tierras. Los fondos buitre, en su versión moderna, ya vienen diseñando su cálculo econométrico a tres bandas desde diciembre del año pasado, con la llegada de Alberto Fernández al poder y la seguridad que el país iría a una nueva reestructuración de su deuda; para conocer el momento exacto en que comenzar a comprar deuda argentina sería un buen negocio a futuro. Obviamente apostando a un nuevo juicio en los tribunales del Segundo Distrito Sur de Nueva York, donde Thomas Griesa abrió el Juicio del Siglo, falló a favor de los demandantes y les generó una ganancia de casi 1000% en dólares a 10 años, una rentabilidad superior a lo que rinde en el mundo moderno el narcotráfico y el contrabando de armas. El cálculo exacto que hicieron los fondos buitre, es el mencionado anteriormente: por arriba de 40% no hay posibilidades de éxito; entre 35 y 40% puede ser rentable, por debajo de 35% es un éxito asegurado. Estos fondos venían monitoreando la proyección de los valores de los precios locales de los bonos desde fines de enero. En algunas jornadas (Bono Dual y deuda de la provincia de Buenos Aires entre el 5 y el 12 de febrero) se convencían que el desembarco era posible. Otros días (la designación del HSBC y el Bank of America como agentes financieros entre el primero de marzo) se desilusionaban y consideraban que la quimera de volver a enjuiciar al país era imposible. Muchos estuvieron incluso la semana pasada a punto de abandonar la eventual batalla, ante cotizaciones de la deuda argentina cerca del 50% y cálculos de posible presencia de bancos internacionales fuertes demandantes de esos títulos. Sin embargo, curiosamente, un “golpe de suerte” los despabiló. El “lunes negro” del pasado 9 de marzo, que combinó el coronavirus con la inoportunísima guerra petrolera entre Arabia Saudita, generó una debacle generalizada en los mercados mundiales que inevitablemente contagió a los activos argentinos; llevando la cotización de los bonos a reestructurar por debajo del 40%, estacionándose, por ahora, en el 35%. Inmediatamente las computadoras se encendieron, los cañones enfocaron a Buenos Aires, y comenzaron a llover las ofertas a los pequeños fondos de inversión tenedores de deuda argentina. Muchos de estos, concentrados en las consecuencias de sus papeles en el resto del mundo serio, ya aceptaron el valor que los fondos buitres ofrecían. Otros, los más grandes, pidieron unas jornadas más para evaluar la situación. Entre los oferentes se contabilizan varios con actividad plena. El más sonoro es Jay Newman, el exsocio de Paul Singer en Elliot, quien fue el cerebro en la estrategia para avanzar contra el país en el Juicio del Siglo y que en febrero de 2017 se separó de su mentor para crear su propia casa financiera. Uno de sus primeros desembarcos fue, el año pasado, la compra de deuda venezolana a la espera de la caída de Nicolás Maduro y la eventual llegada de Juan Guaidó al poder. Otro movimiento que generó dudas y sospechas en el mercado local en los últimos días, fueron las llamativas compras de un fondo llamado Ashmore, que en las primeras tres jornadas de la semana (incluyendo, obviamente, el “lunes negro”) ofrecieron buen dinero para la compra cash de deuda argentina a renegociar. Particularmente curioso fue el interés por los Par y los Discount emitidos en la renegociación de deuda del 2006 y que fueron incluidos por Economía en este nuevo llamado para reestructurar pasivos. Hasta aquí Ashmore era considerado un inversión normal en América Latina, con presencia importante en Colombia. Si se confirma su estrategia de comprar títulos para hacer trastabillar la oferta argentina; habrá cambiado de rubro. Al menos en el continente. Se sospecha que la intención de este grupo de intrigantes operadores internacionales, es llegar a un porcentaje lo suficientemente importante de bonos argentinos en su poder; para luego, una vez conocida la oferta que presentará en sociedad el gobierno de Alberto Fernández, hacer una oferta más agresiva a las grandes manos internacionales tenedoras de los principales títulos públicos emitidos durante la era Mauricio Macri: el PIMCO, Templeton, Gramercy y BlackRock. Se sabe que entre estos superan largamente los 10.000 millones de dólares en posesiones de deuda argentina a renegociar. Saben también los fondos especulativos, que todos estos fondos de inversión tienen desde el “lunes negro” su mirada en otras playas más preocupantes para su menú de inversiones que la Argentina. Son fondos que apostaron en los últimos años a las acciones tecnológicas, bancos, petroleras y nuevos proyectos en energías alternativas. Todas estas inversiones, altamente rentables hasta el viernes pasado, fueron decapitadas el lunes pasado; haciendo perder fortunas incalculables a los hombres más experimentados del globo. Ahora el 100% de su tiempo y atención debe concentrarse en calcular los daños, rearmar estrategias, estudiar informes múltiples de procedencias multívocas (incluyendo trabajos sobre la marcha de las investigaciones de los laboratorios más importantes que investigan la vacuna salvadora contra el coronavirus) y, mientras tanto, redefinir las metas de ganancias y pérdidas del cortísimo plazo. Uno de los acreedores, el Pimco, incluso recomendó a sus inversores el martes pasado pasar todo a liquidez, vendiendo títulos públicos y acciones del mundo en desarrollo, donde aún militan los papeles argentinos. Esta recomendación fue leída detalladamente por los fondos buitres que sí están interesados en los vaivenes argentinos; y, seguramente, preparan en los próximos días una muy interesante oferta Pimco de compra de toda su cartera de papeles argentinos a renegociar. Desde el Gobierno se reconoce ya, por ahora no oficialmente, que la fecha de cierre del proceso del 31 de marzo (impuesta por el propio Guzmán) es una utopía. Incluso se comienza a especular con que tampoco habrá un cierre del proceso en la primera quincena de abril, y que seguramente se deberán extender los pazos hasta fin del próximo mes. Sin embargo se reconoce que hay un deadline: el 7 de mayo Argentina debe cumplir con el pago de unos u$s1.374 millones del Bonar 24; uno de los bonos estrella que deben ser negociados.
(Ámbito) Por el coronavirus se inyectarán pesos para apuntalar la economía. Se evaluó en una reunión del gabinete económico. Además prevén medidas de estímulo para aquellos sectores más afectados. Este miércoles hubo una reunión de gabinete económico presidida por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y con la presencia de los ministros de Economía, Martín Guzmán, de Trabajo, Claudio Moroni, de Producción, Matías Kulfas, la titular de la Afip, Mercedes Marcó del Pont, el presidente del Banco Central, Miguel Ángel Pesce, la vicejefe de gabinete, Cecilia Todesca y Arnaldo Bocco del Banco Nación. El tema dominante fue el coronavirus y su impacto en la economía mundial y lógicamente en Argentina. El gobierno acordó por la mañana de este miércoles con referentes del Banco Mundial un crédito de u$s 30 millones para tomar prevenciones en el país sobre el coronavirus. Este monto se suma a los $1.700 millones ya anunciados para incrementar los procesos de diagnóstico y fortalecer las distintas áreas de salud en todo el territorio argentino. En este sentido, el ministro de Economía, Martín Guzmán relató las conversaciones que mantuvo con sus pares de los principales países del mundo. El diagnóstico a nivel mundial no es muy alentador, según comentó una alta fuente oficial a Ámbito. En dichas conversaciones el titular del Palacio de Hacienda analizó con los ministros de economía internacionales las alternativas en materia de política monetaria y fiscal y, convinieron la importancia de inyectar plata dentro de la economía. Cabe recordar que esta semana pasada, Donald Trump ante el Parlamento anunció un plan de estímulo económico en respuesta al coronavirus, que podría incluir recortes de impuestos y asistencia a aerolíneas y hoteles ante el creciente temor a una recesión. En esta oportunidad, Trump se quejó de que la Reserva Federal, no rebaja aún más los intereses de referencia, a pesar de que la semana anterior la había bajado medio punto ubicándose en un rango de entre 1% y 1,25%. De acuerdo, a los comentarios que habría compartido Guzmán en la reunión de gabinete económico, estimó que la FED podría volver a bajar la tasa. En este sentido, Argentina podría contar con la ventaja de que los acreedores estén más predispuestos a acordar una restructuración de sus acreencias a tasas de interés más bajas. El gobierno argentino también evaluaría inyectar dinero –teniendo en cuenta la restricción del límite que impone la inflación que viene bajando como asimismo continuar bajando la tasa de interés y prever medidas de estímulo para aquellos sectores más afectados.
Recesión
El brote de coronavirus que afecta a todo el mundo profundizará la recesión que sufre la Argentina. De acuerdo con un estudio de la Unidad de Inteligencia de The Economist, el producto bruto argentino retrocedería 2% este año, pero la caída podría ser de hasta 2,7% en el peor escenario. Cabe recordar que el Fondo Monetario Internacional ya estimaba que el mundo crecería menos antes de conocerse esta pandemia, en enero proyectaba que el crecimiento aumente a 3,3% en 2020 es decir con una revisión a la baja de 0,1% 2020. Hace 15 días el vocero de la entidad, Gerry Rice en una conferencia de prensa, admitió que estaban evaluando distintos escenarios aunque desde ya consideró que el Coronavirus afectaría el crecimiento mundial. Justamente este jueves el vocero de la entidad desde Washington dará su tradicional conferencia de prensa aunque en esta oportunidad y por la epidemia será vía teleconferencia. Será una oportunidad para actualizar los datos sobre el impacto del coronavirus sobre la economía mundial, en momentos en que la preocupación es creciente como lo demuestra el vertical derrumbe de los mercados financieros globales –el S&P se desplomó casi 5% -.
Créditos
Los organismos multilaterales de crédito rápidamente dispusieron ampliar su cartera de créditos para enfrentar los efectos de la pandemia. En particular el FMI puso a disposición alrededor de u$s 50 mil millones de a través de sus facilidades de financiamiento de emergencia de rápido desembolso para países de bajos ingresos y mercados emergentes. De estos, 10 mil millones de dólares están disponibles a cero intereses para los miembros del Fondo más pobres a través de la Línea de Crédito Rápido. En este sentido, no se descarta que Argentina pudiera calificar para este tipo de líneas. Por su parte, el Grupo Banco Mundial lanzó un paquete inicial de hasta 12 000 millones de dólares para apoyo inmediato destinado a ayudar a los países que deben hacer frente a los impactos sanitarios y económicos de este brote mundial. El propósito de estos créditos es ayudar a los países en desarrollo a fortalecer sus sistemas de salud, lo que incluye ampliar el acceso a los servicios sanitarios para proteger a la población de la epidemia, mejorar la vigilancia de las enfermedades, impulsar medidas de salud pública y trabajar con el sector privado a fin de reducir el impacto sobre las economías.
Controles
El coronavirus y cómo evitar que su llegada a la Argentina “que es inexorable” quede acotada constituye hoy la prioridad del Gobierno. En este sentido, se estima que este jueves se conocerá el detalle del decreto –en el cual se trabajó en la Casa Rosada durante todo este miércoles – por el cual se extremaran las precauciones y se aplicaran sanciones punitivas para aquellos que incumplan la normativa. El Código Penal dispone que para las personas que propaguen “una enfermedad peligrosa y contagiosa», entre 3 y 15 años de cárcel como asimismo multas de 5 mil a 100 mil pesos cuando la propagación fuera cometida “por imprudencia, negligencia”. El presidente Alberto Fernández en declaraciones radiales anticipó que se establecerá que la los argentinos que provengan de los países de riesgo tendrán que llevar a cabo 14 días de aislamiento y esto será obligatorio.»La persona que cumple la cuarentena de catorce días tiene la obligación de recluirse en soledad en su casa. Eso no es voluntario, no es una recomendación. Si no lo cumple, estará incurriendo en un delito, que es poner en riesgo la salud pública». También admitió que estaban evaluando » si suspendemos la entrada de personas desde Italia por el coronavirus”, comentó el primer mandatario. No se descarta que el decreto incluya también la suspensión de los espectáculos públicos. De hecho, la Casa Rosada ya suspendió las visitas como asimismo se cerró el Museo.
(Ámbito) Efecto coronavirus en Argentina: cuál es el impacto sobre el dólar, la deuda y las materias primas. La menor demanda de materias primas, producto del coronavirus, combinado con una mayor oferta de petróleo por parte de los países productores hace que los precios caigan estrepitosamente, la actividad económica disminuya y la tasa de interés se revuelque por el piso. Un inédito shock de oferta y demanda cruzan al mundo. El coronavirus genera una caída muy fuerte de la demanda, y la guerra de precios del petróleo empujan una oferta del combustible. Esto impacta sobre el complejo de materias primas, la economía global y el crecimiento. El mundo se enfrenta a un problema combinado de oferta y demanda que hace preanunciar un largo período de estancamiento económico. La menor demanda de materias primas, producto de una pandemia como el coronavirus, combinado con una mayor oferta de petróleo por parte de los países productores hace que los precios caigan estrepitosamente, la actividad económica disminuya y la tasa de interés se revuelque por el piso. La baja en el precio del petróleo arrastra al resto de los productos energéticos a escala mundial. El petróleo en torno de los u$s34 el barril y el gas entorno de U$S1,98 el millón de BTU saca del mercado a la producción no convencional. En Argentina, Vaca Muerta tiene un precio de equilibrio con un petróleo en u$s40 el barril y el gas en u$s3 el millón de BTU. Algo parecido son los costos para el petróleo y gas no convencional de Estados Unidos, que en esta coyuntura está mostrando una fuerte baja de perforaciones, menos producción y quebrantos masivos de petroleras. Una plataforma no convencional produce petróleo y gas durante 18 a 24 meses, su máxima producción lo logra a los 6 meses, y luego va declinando su producción. La baja del petróleo saca del mercado a Estados Unidos, y deja como grandes protagonistas a Arabia Saudita y Rusia. A ninguno de estos países le sirve el precio tan bajo, sin embargo, razones geopolíticas podrían haberlos impulsado a esta contienda con repercusiones en Medio Oriente, Estados Unidos, África y Venezuela entre otros. La baja en el precio del petróleo arrastra al complejo de materias primas agrícolas. El maíz es el insumo para realizar etanol, y la soja para los biocombustibles. Hay una correlación directa entre el precio del petróleo y ambos productos agrícolas. Los derivados del petróleo se utilizan para realizar pesticidas, y derivados del gas para fertilizantes. El combustible impacta directamente en la cadena de distribución de las materias primas agrícolas por el mundo. Si a esto le sumamos que una caída en el precio del petróleo impacta en devaluaciones competitivas en el mundo emergente, una devaluación del real de Brasil reduce en forma significativa el costo de producción del maíz y la soja, lo que potencia su oferta en los mercados y consecuentemente impacta en una baja de precios. La devaluación del rublo impacta en los precios del trigo. En este contexto el gobierno argentino no tiene la mejor idea de incrementar los derechos de exportación sobre la soja, que opera como un impuesto a la producción que es inédito a escala mundial, en momento que los precios bajan por un tobogán que no se detiene en la actual coyuntura. El impacto del petróleo sobre otras materias primas como el cobre, aluminio y minerales de hierro muestra una menor correlación de corto plazo, pero a mediano plazo los precios terminan impactando a la baja por el efecto de una contracción económica global. No hay motivo para pensar en una rápida recuperación de los precios de las materias primas, cuando la evidencia empírica nos muestra que, ante shock de ofertas en el pasado, las crisis no se superaron en menos de 24 meses. Las consecuencias a las que se debe enfrentar la economía actual serían las siguientes:
Un menor precio de las materias primas energéticas, agrícolas y determinados metales como cobre, aluminio y mineral de hierro en los próximos 18 a 24 meses.
Esta caída de actividad económica impactaría negativamente sobre los países productores como es el caso de Brasil y Rusia, lo que produciría una significativa devaluación de sus monedas, que podrían imitar otros países emergentes.
La tasa de interés a nivel internacional disminuiría notablemente, los bancos centrales bajarían la tasa de interés a niveles del 0% o negativo con el fin de atemperar la caída de actividad económica.
Muchos países con alto nivel de endeudamiento pondrían en marcha mecanismos para reestructurar la deuda pública.
La actividad económica a escala global podría disminuir entre 0,5% y 1,0% de acuerdo a los pronósticos realizados a principio de año.
Impacto sobre Argentina
Argentina debería acelerar el proceso de reestructuración de la deuda pública, nunca como ahora encontrará un mundo con tasas tan bajas, precios de los bonos deprimidos, alta voluntad por aceptar una oferta de reestructuración de deuda más agresiva y menos onerosa para el país. La Argentina estaría arrollada por la baja significativa de los productos que exporta. La Argentina extractiva pasando por la agricultura, el petróleo y gas, como la minería perderían atractivo en el contexto global, ante precios extremadamente depresivos y países que incrementan su producción para cubrir los déficits internos. El impacto de mayor oferta de materias primas y menor demanda, debería impulsar al Gobierno a llevar adelante un plan de emergencia económica, que contemple la rápida reestructuración de la deuda en busca de recuperar el crédito perdido. Necesitamos una mayor producción de materias primas para lograr recuperar con cantidad lo que se pierde con precio. Posicionarnos a escala mundial para lograr en 24 meses una mejora relativa de nuestra reputación y posicionamiento en el contexto global. Lo que viene por delante en los próximos 24 meses es trabajo, esfuerzo, constancia y escasa rentabilidad para potenciar al país y contagiar a emprendedores en la aventura de invertir. Es necesario una nueva estrategia, en donde la menor presión tributaria, beneficios fiscales e incentivos financieros jueguen un rol determinante. Quedarse comentando la crisis o describiendo el contexto atrasa. Es necesario mirar para adelante, bajar impuestos, llevar adelante políticas sectoriales y no dejarse arrollar por las devaluaciones del vecino. Es probable que la baja de materias primas atempere los índices de inflación, pero cuidado que las devaluaciones competitivas nos pueden colocar en otro escenario económico que impacte sobre los que menos tienen. Se necesita estrategia e innovación, si la salida pasa por más impuestos estamos al horno, si se busca un mejor posicionamiento sectorial para lograr mayor presencia y producción a escala mundial, vamos por el buen camino. No es la tarea del gobierno de turno, debe ser el compromiso de toda la clase política.
(Ámbito) Pesce sigue emitiendo para auxiliar al Tesoro: ya le dio el 52% de todo el 2019. La expansión monetaria no se detiene. Más allá de la crisis del coronavirus la «maquinita» trabaja las 24 horas a pesar del estancamiento del nivel de actividad doméstico. Pero la magnitud de la asistencia reduce el margen de ayuda futura. En el actual contexto económico global el accionar del BCRA podría pasar inadvertido ante la avalancha de medidas monetarias de los principales bancos centrales del mundo tendientes a mitigar los efectos de la crisis del coronavirus. Pero claro son realidades y objetivos muy diferentes. La conducción del BCRA, encabezada por Miguel Pesce, de neto corte heterodoxo (subestiman el efecto inflacionario de la emisión)no puso, por ahora, a la “maquinita” en cuarentena y sigue emitiendo a diestra y siniestra. Así apenas arrancó marzo el día 2 le giró al Tesoro otros $75.000 millones en concepto de Adelantos Transitorios. De modo que en lo que va del año el BCRA ya le otorgó $182.000 millones en Adelantos al Tesoro y en la era Fernández suman $342.000 millones. Para tener una idea del monto de asistencia al Tesoro en 2020 vale señalar que ya le insumió más de la mitad de todos los Adelantos que recibió el año pasado. ¿Pero que está pasando? Ocurre que el BCRA no solo está auxiliando al Tesoro para cubrir el déficit fiscal sino que también viene “colaborando” en la cruzada del equipo económico frente a los vencimientos de deuda en pesos. Es decir que el BCRA también emite pesos para afrontar los pagos de la deuda en pesos que el Palacio de Hacienda no logra renovar. Por lo tanto, no solo emiten pesos para pagar salarios, jubilaciones, planes sociales, subsidios y proveedores sino también para cancelar los vencimientos en pesos que no se “rolean”. Pero el panorama monetario de los próximos meses se complica más aún si se tiene en cuenta que además de estas fuentes de emisión para el Tesoro, el BCRA deberá emitir para comprar las divisas provenientes del superávit comercial (que se perfila en torno de los u$s15.000 a u$s20.000 millones). Por ende, dada la precaria situación fiscal donde parece haberse abandonado la meta del equilibrio fiscal y ante la merma de la recaudación tributaria el Tesoro continuará necesitando el creciente auxilio del BCRA para cerrar el año y teniendo en cuenta que la errática estrategia con la que se está llevando a cabo el tratamiento de los vencimientos de la deuda en pesos también implicará más emisión futura de pesos, o bien, una nueva reperfilación. Y si encima hay que emitir para comprar los dólares de la exportación, lo que está claro, en un entorno recesivo, es que el stock de Letras de Liquidez del BCRA (Leliq) seguirá creciendo a lo Buzz Lightyear “al infinito y más allá”. Porque el BCRA no tendrá más remedio que absorber la lluvia de pesos, por más recuperación de la demanda de crédito privado que haya, vía Leliq. Pero además de la arista inflacionaria (la experiencia histórica muestra que la política monetaria tiene un rezago de seis meses, es decir, se tarda ese tiempo en impactar sobre la inflación) entra a jugar otro tema que es la capacidad legal que tiene el BCRA de auxiliar al Tesoro. Según la consultora OJF ya se superó el límite inferior determinado por el equivalente al 10% de la recaudación más el 12% de la base monetaria. Mientras que el límite excepcional es del 20% de la recaudación más 12% de la base. Ya el stock de Adelantos superó el primer límite y estaría a poco más de $200.000 del máximo. ¿Salvo que se modifique la normativa vigente desde la gestión Duhalde?
(Ámbito) Salta busca refinanciar vencimientos por $9.600 millones. El ministro de Economía salteño, Roberto Dib Ashur, iniciará mañana una gira en Buenos Aires para comenzar el diálogo con Nación y con tenedores de bonos. La estrategia se inscribe en intentos de otras provincias por reperfilar sus deudas. El gobierno de Salta de Gustavo Sáenz dará inicio mañana una serie de reuniones en Buenos Aires con el objetivo de renegociar los vencimientos de deuda de 2020, que ascienden a unos $9.600 millones, incluidas obligaciones en dólares. La misión estará encabezada por el ministro de Economía provincial Roberto Dib Ashur, quien tendrá encuentros con funcionarios de la cartera nacional liderada por Martín Guzmán. “Compartimos la idea de que las provincias deben reperfilar sus deudas”, dijo Dib Ashur, quien tiene vencimientos próximos en dólares del Fondo del Bicentenario. Dos semanas antes, La Rioja, gobernada por el peronista Ricardo Quintela, decidió no pagar un cupón de u$s 14,7 millones de un bono colocado en 2017 por u$s200 millones a 9,75%. Así, abrió un periodo de gracia de un mes para negociar con los acreedores, en un diálogo aún en marcha. Y, más resonante, fue la búsqueda iniciada a finales de enero por el mandatario bonaerense Axel Kicillof por reestructurar el vencimiento de capital de u$s250 millones del bono BP21, que finalmente pagó con recursos propios. Es decir, la estrategia de Sáenz en Salta se inscribe en un escenario en el que las provincias sondean refinanciaciones. Inclusive, en Casa Rosada aseguraron a Ámbito días atrás que no hay directivas de Nación a las provincias, pero que recibían consultas de los distritos que tantean renegociaciones con acreedores. El contexto, además, cambió esta semana y muchos gobernadores observan con atención lo que ocurra con el precio del petróleo, ya que de persistir los actuales bajos precios del crudo puede afectar los ingresos por regalías, calzadas en muchos casos con vencimientos en moneda extranjera. “Los vencimientos de este año en Salta son de $9.600millones. De esos, $2.000millones ya los hemos trabajado con el ministerio del Interior. La parte que es de moneda nacional estamos haciendo las gestiones, comenzamos los meses pasados”, manifestó el ministro de Economía de Salta. “Nos queda trabajar la parte en dólares: con organismos multilaterales como el BID o deuda con fondos como el de Reparación Histórica, que termina en marzo 2022, o el del Bicentenario, que está comenzando”, agregó Dib Ashur a la radio local Aries FM. El funcionario de Sáenz buscará reunirse desde mañana con el ministerio Economía de Nación y tenedores de bonos. “Hay vencimientos que están garantizados por regalías hidrocarburíferas, pero nos preocupa el Fondo del Bicentenario. Vamos a pagar el bono de marzo, porque ya tenemos los recursos. Trabajaremos en el reperfilamiento de los otros vencimientos. En Salta tenemos un scoring de pago muy bueno”, dijo el ministro. Salta ya había dado un primer paso a mediados de febrero, cuando refinanció $1.500 millones de deuda con Nación que formaban parte del Fondo Fiduciario. La gestión de Sáenz se hizo a través del Ministerio del Interior que comanda Eduardo “Wado” de Pedro. Silvina Batakis, secretaria de Relaciones con las Provincias de ese ministerio, selló el acuerdo final con Dib Ashur.
(Cronista) El club +65: qué políticos y jueces deberían aislarse por el coronavirus Ayer se recomendó “aislamiento social” para un determinado grupo de personas que superen esa edad, por lo que decenas de dirigentes políticos deberían guardarse. ientras la epidemia por coronavirus crece y se expande en el mundo, los problemas siguen aumentando en la Argentina. Ayer, el gobierno nacional anunció ayer una partida extra de $ 1700 millones para afrontar la situación. Además, recomendó “aislamiento social” para personas mayores de 65 años. La secretaria de Acceso a la Salud Carla Vizzotti aseguró que “la situación de mayor riesgo está centrada en los mayores de 65 años”. Si ese “aislamiento social” llegara a la clase política, ¿cuáles serían los dirigentes que se recluirían? La más relevante es la vicepresidenta Cristina Kirchner, que tiene 67 años. De esta forma, no podría presidir la sesión de mañana del Senado y debería hacerlo Claudia Ledesma. Si nos quedamos en esa cámara, son varios los legisladores que tendrían que ausentarse. Por empezar, el expresidente Carlos Menem, quien cumplirá 90 años en julio próximo. Tampoco podrían asistir los exgobernadores Adolfo Rodríguez Saá (72), Carlos Reutemann (77) ni Juan Carlos Romero (69).Dos senadores vinculados a Cristina Kirchner tampoco podría ir: Oscar Parrilli (68) y Jorge Taiana (69). A contramano, quienes quedan habilitados son José Alperovich y Julio Cobos, aunque en abril cumplirán 65 años. Si pasamos a la Cámara de Diputados también son varios los que tendrían que guardarse. Por ejemplo, los radicales Mario Negri (66), Facundo Suárez Lastra (66) y Eduardo Brizuela del Moral (75). Del Pro caerían Héctor Flores (66), Pablo Tonelli (65) y el aliado Alberto Asseff (77). En el Frente de Todos los diputados que tendrían que ir al aislamiento social serían Leopoldo Moreau (73), Hugo Yasky (70), José Luis Gioja (70), José de Mendiguren (69). La misma suerte corre para Graciela Camaño (66), de Consenso Federal. El Ejecutivo Nacional cuenta con varios ministros jóvenes, por lo que quedarían a salvo. Aunque el mayor es justamente el de Salud, Ginés González García (74). También podría aislarse el canciller Felipe Solá (69) y el ministro de Ciencia y Tecnología Roberto Salvarezza (68). En cuanto a las provincias, hay cuatro gobernadores que están dentro del grupo de riesgo, todos peronistas. Se trata del cordobés Juan Schiaretti (70), el formoseño Gildo Insfrán (69), el puntano Alberto Rodríguez Saá (70) y la santacruceña Alicia Kirchner (73). La Justicia también sufriría algunas bajas. Dentro de la Corte Suprema de Justicia caerían dos de los cinco: Elena Highton de Nolasco (77) y Juan Carlos Maqueda (70). Y de los jueces federales entrarían María Servini (83) y Rodolfo Canicoba Corral (75).
(Cronista) Las eléctricas se muestran a favor de blanquearle sus costos al Gobierno Edenor y Edesur dijeron que sus números son públicos y que no abrirán los libros para fundamentar que debe haber aumentos de tarifas a mitad de año para poder continuar con sus inversiones y mejorar la calidad de servicio. Las distribuidoras eléctricas Edenor y Edesur se mostraron en los últimos días a favor de abrir sus libros y blanquearle al Gobierno los números que hacen a su negocio: costos, inversiones, desempeño reciente de la calidad de servicio, rentabilidades e ingresos necesarios en los próximos años para llegar a niveles óptimos en todas las prestaciones. Todo esto será analizado minuciosamente por los técnicos oficiales en una Revisión Integral Tarifaria (RTI) extraordinaria, ya que la actual, realizada en 2016, rige hasta principios de 2022. En cambio, el Gobierno se propuso reordenar a mediados de este año los cuadros tarifarios tanto de la distribución de energía eléctrica en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, como del transporte y distribución de gas natural en todo el país. La sospecha del kirchnerismo es que las prestatarias de servicios públicos obtuvieron rentabilidades extraordinarias en los últimos cuatro años, gracias a una supuesta afinidad de sus accionistas con el ex presidente, Mauricio Macri, y algunos de sus funcionarios. Las revisiones serán encabezadas por el sociólogo Federico Basualdo Richards como interventor del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) y del bioquímico Federico Bernal Hermitte en el Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS), ambos asesores de confianza de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Directivos de la multinacional italiana Enel, que controla Edesur, expresaron que «está bien que revisen costos e inversiones, pero para tener un buen servicio necesitamos recursos». Nicola Melchiotti, Country Manager de Enel en Argentina, y el presidente de Edesur, Juan Carlos Blanco, dijeron que como empresa que cotizan en Bolsa, los números son públicos. «La RTI explicita costos, objetivos de calidad, recursos, gastos, inversiones y tarifas. Los números son públicos y no tenemos problema en mostrarlos, tenemos una política de open book y nada que ocultar», afirmó Blanco. La semana pasada, el presidente de Edenor, Ricardo Torres, sostuvo ante la consulta de El Cronista que «la RTI que propone el Gobierno, de acuerdo con el marco regulatorio, debería hacerse el año que viene, pero si pretenden adelantarla, estamos dispuestos». Torres, también vicepresidente Ejecutivo y accionista minoritario de Pampa Energía -que controla a la distribuidora-, apuntó: «Edenor tiene para operar el servicio la misma plata que en el 2015, ajustada por inflación. Todo el aumento que soportó la demanda se lo apropió el Estado para bajar subsidios y mejorar la recaudación impositiva. En el 2015 teníamos más o menos -a moneda de hoy- $ 40.000 millones para operar. Hoy tenemos lo mismo, o un poquito menos». Lo mismo figura en el balance 2019 que presentó la empresa ante la Bolsa de Buenos Aires (BCBA). Las dos eléctricas, en tanto, aseguran que redujeron hasta un 50% la duración de los cortes de energía. Centro de formación Por otro lado, Edesur inauguró en la localidad bonaerense de Carlos Spegazzini el Centro de Capacitación y Entrenamiento Técnico «Ingeniera Beatriz Ghirelli», con foco en la tecnología, la innovación y la seguridad. Allí, se exhibieron desarrollos aportados por el Grupo Enel (mayor operador de redes eléctricas del mundo) y, en adelante, se formará a técnicos. El nombre del centro es en honor a la primera mujer ingeniera egresada de la Universidad de La Plata, en 1918.