Lo que tenes que saber y más (14/05/2020)

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RIESGO PAÍS (14/05/2020)3051
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(Infobae)Deuda externa: la negociación con los bonistas no avanza y crece la posibilidad de un default en mayo. El Presidente considera excesiva la contraoferta presentada por los principales bonistas y no descarta suspender todos los pagos previstos para este año ante la ausencia de un acuerdo definitivo.En dos cifras se puede expresar la diferencia que bloquea un acuerdo definitivo entre la quinta de Olivos y los bonistas que operan en Nueva York. Alberto Fernández y Martín Guzmán proponen pagar una sola cuota de 300 millones de dólares hacia fines de 2023, mientras que los fondos de inversión exigen 6.000 millones de dólares que se abonarían desde 2021 hasta el final del mandato presidencial. Los 300 millones equivalen al 0.5 de interés que se establece en la oferta del gobierno a los bonistas. Los 6.000 millones surgen de las distintas contraofertas informales de los acreedores privados que fijan una “escalerita” para los cupones desde 2021 y eliminan la quita de capital -5.4 por ciento- prevista en la iniciativa oficial. “No. No hay acuerdo”, replicó Alberto Fernández cuando se enteró que proponían los bonistas bajo legislación internacional El Presidente no quiere caer en default, pero jamás aceptará una propuesta que contradiga su objetivo clave al momento de la negociación con los acreedores privados: evitar que un eventual acuerdo con los fondos implique un nuevo plan de ajuste económico. “No se trata de que los bonistas pierdan plata, sólo que en esta oportunidad ganen menos”, repite el jefe de estado en los medios públicos y privados. Guzmán enfrenta una negociación compleja con los acreedores privados. Desconfían de su capacidad como broker, ya han explicitado su rechazo masivo a la propuesta oficial -más del 80 por ciento de los bonistas se negaron al canje- y la diferencia entre ofertas es de casi 6.000 millones de dólares. En este contexto, Alberto Fernández ya tiene definido su próximo paso ante fondos de inversión. Si no hay acuerdo al 22 de mayo -esa fecha expira la propuesta oficial-, no pagará un sólo centavo de la deuda o de los intereses que venzan en 2020. Si se cumpliera la amenaza presidencial, los bonistas dejarían de percibir cerca de 3.300 millones de dólares.

-¿Si no hay acuerdo con los bonistas al 22 de mayo, Argentina paga el vencimiento del bono Global?-, preguntó Infobae a un miembro del gabinete que conoce todos los secretos de la negociación.

-No paga.

-¿Y que pasará con los otros vencimientos del 2020?

-Entra todo en la reestructuración.

La posición firme de Alberto Fernández -que definió junto a Guzmán, al jefe de Gabinete Santiago Cafiero, y al secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz-, es respaldada por importantes figuras académicas de Estados Unidos y Europa. Este apoyo no es un hecho causal: hay una línea de pensamiento global que propone una reformulación del sistema financiero ante las consecuencias sociales y económicas de la pandemia del COVID-19. El Papa Francisco, la directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, los premios Nobel Joseph Stiglitz y Edmund Phelps, y los catedráticos Jeffrey Sachs y Thomas Piketty aportan volumen institucional y doctrinario a este movimiento mundial. Y el Presidente, junto a su ministro Guzmán, se apalancan sobre este núcleo duro para argumentar desde las ideas porqué negocian con dureza ante los acreedores privados. “Francisco y Georgieva proponen un cambio, y yo estoy de acuerdo con lo que están proponiendo”, reconoce Alberto Fernández en la intimidad de Olivos.
La estrategia negociadora de Alberto Fernández tiene contrapesos cuando medita ir al default ante la negativa de los bonistas de “ablandar” sus exigencias y cerrar -finalmente- un acuerdo con la Argentina. Esos contrapesos son disímiles y convergentes: se trata de la Casa Blanca y los sondeos de opinión que recibe el presidente en la quinta de Olivos. El staff de Donald Trump para América Latina observa con interés los términos de la negociación que ejecuta Alberto Fernández frente a los acreedores privados. Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de los Estados Unidos, aún no movió a favor de los bonistas. Pero su pasado está vinculado a Wall Street, y Trump ya junta fondos para su eventual campaña de reelección presidencial. A pocas cuadras de la Casa Blanca, Georgieva administra los recursos financieros e institucionales del FMI. La directora ejecutiva avala la estrategia presidencial, pero jamás compartiría oficialmente la decisión de caer en default como réplica política a la posición intransigente de los bonistas de New York. Georgieva lidera el Fondo Monetario Internacional. Trump es su principal accionista, y el poder real. Al margen de la diplomacia secreta y el lobby permanente en DC, la compleja situación de la deuda externa también es analizada en los sondeos de opinión que recibe Alberto Fernández en Olivos. El Presidente leyó una encuesta de Hugo Haime -almorzaron hace unos días- y otra de Analogías que explicitan la posición de la opinión publica frente a un posible default en mayo. “El 59% de los encuestados cree que si el Gobierno Nacional no llega a un acuerdo con los acreedores por el pago de la deuda externa, la situación se pondrá peor de lo que está, mientras que un 18% cree que seguirá igual de mal que hasta el momento. Estas opiniones negativas sumadas representan el 77% de las respuestas”, concluye el sondeo de Haime. “Si bien se considera importante la resolución del problema de la deuda externa (77 por ciento de los entrevistados), hay un relativo escepticismo respecto a que finalmente se logre: sólo la mitad considera que así será”, asegura Analogías en la encuesta que llegó a la computadora del presidente. El gobierno y los acreedores privados tienen ocho días para concluir las negociaciones. Alberto Fernández exhibe voluntad de acordar, pero no en los términos de la contraoferta informal que multiplica por 20 lo que ofrece la Argentina. Si llega el 22 de mayo y no hay acuerdo, el default puede convertirse en realidad. Será otra autoprofecía cumplida.

(Infobae) Los principales bonistas ya le habrían enviado su contraoferta al Gobierno. Se trata de los acreedores más importantes de Wall Street que participan en la negociación para evitar un default, incluyendo a BlackRock, cuya primera propuesta fue rechazada por el Gobierno. Los principales fondos de inversión de Wall Street, incluyendo a BlackRock, el jugador más relevante en la negociación con la Argentina, le habrían enviado ya su propuesta al Gobierno, luego de que el presidente Alberto Fernández le pidiera a los bonistas que dieran a conocer su postura para llegar a un acuerdo. Según pudo saber Infobae, “los fondos ya enviaron una contrapropuesta al Gobierno”, tal como le reclamaron Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, luego del masivo rechazo a la primera oferta que hizo la Argentina. Ayer, el Presidente dijo en diálogo con Oscar González Oro en Radio Rivadavia que “mientras no haya contraoferta, no va a haber modificación de nuestra propuesta” y aseguró que la decisión de su gobierno es lograr “un acuerdo lógico” para la economía argentina. También insistió en que la propuesta no significa una pérdida para los bonistas sino simplemente “que ganen un poco menos”. A lo que agregó que podrán estar tranquilos “porque vamos a poder cumplirla”. En tanto, los fondos de inversión, según la versión de hoy, “ven al Gobierno con más interés por acordar” que antes del viernes, cuando lanzó una propuesta unilateral que consiguió una adhesión menor al 20 por ciento. En este sentido, señalaron que “más allá de las declaraciones y artículos rimbombantes como los de Stiglitz», quien dijo que la culpa de un default será de los bonistas y las consecuencias que van más allá de la Argentina, «ven al Gobierno muy necesitado del acuerdo, incluyendo a Cristina Kirchner, que apoya totalmente a Guzmán”. Al respecto, BlackRock sabe que Alberto y Cristina le dieron a Guzmán la expresa orden de arreglar con los fondos, pero existen dudas por el escaso tiempo que queda hasta el 22, por la magnitud del replanteo que tendría que hacer el Gobierno con su propuesta para lograr altos niveles de aceptación y cómo encajaría en el relato oficial. En este sentido, “si bien los dichos de Cristina a Guzmán van en el sentido de arreglar sí o sí, algo que es un factor clave a considerar, tampoco se debe descartar que la negociación se extienda por todo lo anterior a después del 22 de mayo y que, mientras tanto, el Gobierno pague los 500 millones de dólares que vencen ese día”. De hecho, tanto la Nación como la provincia de Buenos Aires (hasta abril, en el primer caso; y el pago no realizado esta semana para la jurisdicción de Axel Kicillof) vienen pagado a los bonistas con papeles bajo ley extranjera. En el caso de la Nación, son unos 4.000 millones de dólares desde que asumió el Gobierno el 10 de diciembre pasado. Cabe recordar que, días antes del cierre del primer canje, el Ministerio de Economía filtró una oferta preliminar y reservada que BlackRock le formuló a principios de abril y que el Gobierno consideró que no se ajustaba a sus parámetros de sustentabilidad de la deuda. Por otro lado, se habría trabado un pedido, nunca oficializado, al Fondo Monetario Internacional (FMI) para un paquete de emergencia de 5000 millones dólares a la Argentina. Cabe recordar que el organismo que conduce Kristalina Georgieva aprobó ayer un crédito de emergencia a Chile por 23.500 millones de dólares. En este sentido, buena parte de los grandes fondos considera que lo lógico hubiera sido que el Gobierno acordase un programa con el FMI y luego negociara con los fondos privados, pero al parecer creen que la vicepresidenta no quiso que se buscara ese camino. Ayer, Georgieva elogió nuevamente al Gobierno, dijo que el Fondo está dispuesto a ayudarlo y que hay que alcanzar un acuerdo que respete la sustentabilidad de la deuda pero que, a la vez, logre una amplia aceptación entre los acreedores privados. Luego de este capítulo con los bonistas, el Gobierno debe reprogramar su deuda de USD 44 mil millones con el Fondo, que vence hasta 2023 y que pretende postergar al menos 3 años más.
(Infobae) Deuda: aparecieron diferencias entre los grupos de bonistas y se complica un acuerdo para todos. Los acreedores que ya aceptaron quitas en los canjes del 2005 y 2010 piden un trato mejor que aquellos que tienen los títulos del 2016, como BlackRock y Fidelity; de este modo, resulta más difícil que haya una oferta que pueda evitar el default.  El comité de bonistas extranjeros que participó de los canjes del 2005 y 2010 le pidió hoy al Gobierno que les otorgue mejores condiciones que a los tenedores de los títulos surgidos en el gobierno de Mauricio Macri, al explicar que en las anteriores reestructuraciones ya sufrieron quitas importantes. El Grupo Ad Hoc de Titulares de Bonos de Canje de Argentina expresó que “los Bonos de Canje (“Pares” y “Descuentos”) se emitieron a los tenedores de bonos que acordaron reestructurar sus bonos luego del incumplimiento de 2001 de Argentina en los canjes que tuvieron lugar en 2005 y 2010”. Es la primera respuesta formal de los acreedores luego de que el Gobierno pidiera que presentaran sus contraofertas tras el rotundo fracaso del primer canje, cuyas cifras no se dieron a conocer. Se trata del grupo que lideran los fondos de inversión Monarch Alternative Capital y HBK Capital Management, y que son asesorados jurídicamente, entre otros, por el abogado Dennis Hranitzky, ex patrocinador legal de los denominados “fondos buitre” que ganaron sus casos en la justicia de Nueva York en 2014. La semana pasada este comité dio a conocer sus principios en una videoconferencia, llamó a no adherir al canje original y advirtió que tiene en sus manos unos USD 4000 millones, suficientes para alcanzar una posición de “bloqueo” a cualquier acuerdo global. De hecho, varios especialistas advirtieron el error del Gobierno de hablarle a todos los acreedores externos como si tuvieran una posición única. Es por esta razón que algunos grupos piensan que la mejor solución inmediata es plantear un acuerdo de extensión de plazos (standstill) y negociar una oferta que conforme a la mayoría una vez que se despeje la volatilidad financiera internacional y las diferencias entre el Gobierno y los acreedores se acorten. «Mientras que ciertos tenedores de bonos se negaron a cambiar sus bonos y provocaron litigios que duraron más de un década, los tenedores de bonos de canje acordaron cooperar en sus reclamos”, afirmó el Grupo Ad Hoc, para diferenciarse de los holdouts que fueron a los tribunales para hacer valer sus derechos. “Estos compromisos fueron profundamente perjudiciales para los tenedores de bonos, y los Bonos de Canje debían ser parte de un canje de una vez por todas que pondría a Argentina de nuevo en pie de forma permanente”, recordaron en relación a la consigna de aquellas operaciones que se llevaron adelante en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, respectivamente. Sin embargo, aclararon, “en cuanto la Argentina recuperó el acceso a los mercados, reanudó los préstamos a altos niveles, primero de los mercados internacionales con los bonos Macri y luego del FMI. Este nuevo préstamo agregó USD 85 mil millones de nueva deuda externa además de los modestos USD 24 mil millones de Bonos de Canje pendientes. Los tenedores de Bonos de Canje, después de haber ayudado a la Argentina a volver a una posición financiera sólida, han sufrido el posterior reajuste». De inmediato, advirtieron que “si bien el Grupo de Titulares de Bonos de Canje está dispuesto a participar de manera constructiva en las negociaciones en el actual ejercicio de reestructuración de la deuda, los sacrificios pasados de los titulares de Bonos de Canje, que no hicieron nada para contribuir al problema actual, deben ser reconocidos en cualquier compromiso”. De hecho, recordaron, el “acuerdo de 2005, bajo el cual se emitieron los Bonos de Canje, ofrece un nivel de protección mucho más alto para los tenedores de bonos que el Acuerdo de bonos ‘Macri’ de 2016. Esto es un indicador adicional de que los Bonos de Canje se diseñaron para que nunca se reestructuren de manera perjudicial para sus tenedores”  “En los canjes de 2005 y 2010, los tenedores de bonos seleccionaron entre las opciones Par y Descuento. Estas opciones fueron diseñadas en ese momento para ser sustancialmente equivalentes en términos de valor presente neto. En ambos casos, los tenedores de bonos aceptaron reducciones profundas en el valor de sus tenencias de aproximadamente el 70 por ciento”. En particular, para los bonos Pares, “los tenedores retuvieron su reclamo de valor nominal, pero aceptaron una extensión del vencimiento de más de 30 años y tasas de interés muy por debajo de las tasas libres de riesgo vigentes en los bonos del Tesoro de los Estados Unidos”. En el caso de los Descuentos, “los tenedores de bonos en las bolsas de 2005 y 2010 aceptaron una reducción inicial del 67% en el valor nominal de sus reclamaciones a cambio de recibir nuevos bonos con una tasa de cupón del 8,28% (7,82% en el caso de euros) y 28 años de extensión de madurez. Estaba implícito en este acuerdo que los titulares de Descuentos recuperarían este recorte principal al recibir una tasa de cupón más alta que Pares a lo largo del tiempo”. “Al buscar una nueva reestructuración de los descuentos, Argentina está rompiendo su parte del trato inicial por el cual los titulares de los bonos de descuento aceptaron un profundo recorte de capital”, se lamentaron. Por esta razón, “los titulares de bonos con descuento se han organizado con el propósito de defenderse contra esta forma de doble perjuicio y garantizar un enfoque equitativo para la reestructuración que respete las contribuciones previas que hicieron, de manera exclusiva entre los titulares de bonos de Argentina”. Los bonistas que ya participaron de otros canjes afirman que, originalmente, sufrieron una quita cercana al 70% y que no pueden sufrir otro recorte similar al de otros acreedores Mientras tanto, aclararon, “los Pares ya se asemejan a los bonos que son sostenibles bajo cualquier circunstancia para Argentina; están muy por debajo de los cupones del mercado (el más bajo de todos los bonos emitidos por Argentina), tienen un vencimiento largo y un perfil de amortización uniforme. Los titulares de Pares, asimismo, se han organizado para garantizar un tratamiento equitativo de sus reclamos y sacrificios pasados”. “Sujeto a un trato equitativo y al respeto por su historia única, así como los términos, disposiciones y protecciones en el Acuerdo de 2005, el Grupo de Titulares de Bonos de Canje ha afirmado su voluntad de ayudar a abordar los desafíos actuales del servicio de la deuda que enfrenta Argentina”, concluyó el grupo.
 
(Infobae) Seis claves para entender por qué el dólar blue se disparó hasta superar los 130 pesos. Desde que empezó el aislamiento obligatorio la divisa salta 54% en el mercado paralelo. Una combinación de incertidumbre, emisión monetaria, financiamiento barato para ir al dólar y otros factores contribuyeron a la disparada.  El dólar en el mercado paralelo llegó hoy a ofrecerse a $133 por unidad, lo que lleva a la disparada que protagonizó desde el inicio de la cuarentena obligatoria a una suba del 54%. Un avance que hubiera sido difícil de predecir con exactitud aún por el más pesimista de los analistas. Pero aunque entre operadores y economistas no hay consenso respecto de cuál sería un precio lógico, sí están de acuerdo respecto a que esa cotización y otras versiones libres de adquirir la divisa, como el contado con liquidación y el dólar Bolsa, tienen varios elementos que las impulsan. Incertidumbre por la deuda y la pandemia, tasas de interés por el piso que financian a quienes apuestan por la divisa, emisión monetaria relacionada con esto último, la devaluación del real brasileño y, por último, la propia retroalimentación que genera el crecimiento de la brecha cambiaria son elementos clave para entender por qué se disparó el blue.

Incertidumbre
La caída de la actividad económica por la pandemia de coronavirus COVID-19 y la renegociación de la deuda son hoy los dos principales factores de incertidumbre alrededor de los que ahorristas, empresas y operadores toman sus decisiones en el frenético mercado actual. La imposibilidad de proyectar cuál será la marcha de los negocios en los próximos meses y, quizás, años, fuerza conductas defensivas que tienen al dólar como principal destino.
“Todavía no hay demasiadas novedades sobre la deuda, sobre el shock del COVID o cuál van a ser las políticas económica y monetaria luego del shock. El dólar en la Argentina suele ser el mecanismo de resguardo ante contextos de incertidumbre, con lo cual la presión que estamos viendo sobre la brecha cambiaria en el muy corto plazo tiene que ver con la incertidumbre alrededor de la deuda», dijo Martín Vauthier de EcoGo.

Emisión monetaria
Un análisis de Consultatio Asset Management encontró una correlación, que no es causalidad pero no deja de ser sugerente, entre el crecimiento de la cantidad de pesos que circulan en la economía en contexto de controles de cambio y la diferencia entre el dólar oficial y el paralelo. Ya sea por la vía de expectativas o por la llegada de esos pesos a los distintos mercados cambiarios, es un factor que nadie deja de lado.
“La dinámica monetaria también es una señal de alarma porque (…) su correlación con la brecha cambiaria es notable. En un contexto de déficit fiscal creciente, mercados externos cerrados y gran cantidad de vencimientos en pesos, el panorama monetario no parecería mejorar lo necesario como para quitarle presión a la brecha. En abril, el BCRA incluso contrajo base monetaria por poco más de $ 400.000 millones, pero lo hizo a costas de incrementar pasivos remunerados (pases pasivos, específicamente) en $ 800.000 millones ya que la asistencia al Tesoro fue de $ 270.000 millones. Claramente, la esterilización de las transferencias al Tesoro con pasivos con vencimiento a un día tiene sus límites”, señaló el informe de Consultatio.

Tasas reales negativas
Es prácticamente el mismo punto que el anterior, aunque visto desde otro ángulo. La expansión monetaria que tuvo como destino financiar el déficit fiscal pero también liberar pesos del sector financiero para que las empresas y particulares puedan acceder a financiamiento blando con el que transitar la cuarentena sin una ruptura en la cadena de pagos derrumbó las tasas del mercado. Esto se vio en las tasas de plazos fijos, que llegaron a perforar el 20% antes de que el Banco Central les pusiera un piso por la vía regulatoria, pero también en otras tasas más calientes que sirven como ejemplo de la forma en que la suba de los dólares paralelos está en buena medida financiada por la propia política oficial. Una disyuntiva difícil para el Banco Central, porque sin las líneas de financiamiento la tasa de mortalidad de empresas podría dispararse, pero con ellas poco le queda más que mirar como parte de esos pesos van en dirección al dólar a pesar de normas que impiden operar en el mercado de cambio oficial, contado con liquidación o dólar Bolsa a quienes toman este financiamiento. Pero otras alternativas más directas surgieron para que quienes tienen apetito y capacidad de comprar dólares puedan ir por ellos que sirven como ejemplo para graficr el traslado. Por ejemplo, las cauciones bursátiles que los operadores utilizan para invertir con dinero prestado llegaron a tocar tasas irrisorias que mucho tuvieron que ver con el avance del dólar Bolsa. También el derrumbe en el costo de descontar cheques permitió a muchas empresas que no estaban a punto de asfixiarse dolarizar toda su caja al tiempo que se financia a tasas de apenas el 14%.

La devaluación del real
En un esquema de controles de cambio y con el dólar oficial como principal ancla anti inflacionaria el Banco Central no ha podido dejar que el peso acompañara las devaluaciones de socios comerciales, por ejemplo el real brasileño. Muchas monedas de la región reaccionaron rápido al “coronacrash” global con devaluaciones que tienden a morigerar el efecto de la crisis en la actividad económica dentro del país. El dólar en el mercado oficial avanza, a un ritmo que de sostenerse estable durante un año completo llegaría a una tasa de devaluación del peso del orden del 50%, pero no alcanza a sus pares. Los tipos de cambio paralelos, sin intervención oficial, sienten todo ese proceso sin trabas.
“La depreciación de las monedas de los socios comerciales de la región también deja ver las debilidades de la política cambiaria de la cuarentena, que consiste en un tipo de cambio fijo que ajusta gradualmente, pero que no es para nada flexible. Las noticias del real brasileño depreciándose por encima de los R$ 5,80 (…) son el mejor ejemplo de ello”, señaló Consultatio Asset Management.

Trabas cambiarias
Entre los análisis de economistas y operadores, las propias trabas cambiarias aparecen coomo una mención también lógica. De hecho, la brecha cambiaria no existiría si no hubiera un tipo de cambio oficial de acceso restringido y mercados paralelos de acceso libre. Pero si desde septiembre pasado que existen controles de cambio, las medidas que se tomaron durante la cuarentena para dificultar el acceso a mercados alternativos legales como el contado con liquidación y el dólar Bolsa puede haber sumado, más que restado, para que el dólar informal se dispare.
“Los controles tampoco ayudan, este intento de segmentar el mercado oficial del contado con liquidación restringiendo las operaciones con especies en dólares creo que no ayudan a bajar el precio, por el contrario cuando más escaso se percibe un bien que ya era escaso más caro va a ser acceder a él”, dijo Vauthier.

La brecha se retroalimenta
El propio crecimiento de la brecha cambiaria termina incentivando una mayor dolarización. Eso se ve, por ejemplo, en las dificultades que tiene el Banco Central para sumar dólares en el mercado cambiario en época de salida de la cosecha o en que, más aún, ha tenido que vender para conducir la suba del dólar mayorista(desde el inicio de la cuarentena la entidad conducida por Miguel Pesce lleva vendidos USD 244 millones en términos netos). En general, una brecha cambiaria que antes del golpe de la pandemia estaba en el 30% y ahora en el 80% modifica todas las conductas.
“Desde mayor demanda por bienes y servicios importados o exportables, cuyo precio fijado al dólar oficial se percibe como subsidiado (cuanto mayor la brecha, mayor el subsidio), hasta sobre o subfacturación en operaciones de comercio exterior y mayores coeficientes de retención para los productores de transables (por ejemplo, granos). Hay de todo. Y cuanto mayor la brecha entre el tipo de cambio oficial y los alternativos, mayor el premio. Sea este subsidio o rendimiento”, resumió e Consultora Ledesma.

(Infobae) Guzmán atribuyó la suba del dólar a la negociación por la deuda
El ministro aseguró que el tipo de cambio continuará volátil hasta que se resuelva la cuestión macroeconómica. “Argentina necesita regulaciones más flexibles”, reconoció. El ministro de Economía, Martín Guzmán, atribuyó la fuerte escalada del dólar de los últimos días a la inestabilidad macroeconómica que hay en la Argentina como consecuencia de la negociación con los bonistas. El acuerdo por ahora está lejos y el gobierno nacional no descarta un default. El miércoles, el dólar blue o dólar libre llegó a los 133 pesos. Estiró la brecha con el dólar “solidario”, que cerró a $90,67. Los tipos de cambio asociados a operaciones en la Bolsa de Comercio también subieron: el contado con liqui llegó a $127 y el MEP a $122. “El dólar oficial lo mantenemos en un tipo de cambio real competitivo y estable», respondió el ministro en una entrevista con el diario El País de España. Ante una repregunta vinculada a la escalada del segmento libre, agregó: “Argentina sigue en una situación de inestabilidad. El cambio oficial va a ir moviéndose con la inflación. Bajo condiciones de estabilidad macroeconómica se generaría estabilidad también en los mercados cambiarios alternativos”. Por último, aseguró que un acuerdo de deuda podría generar las reservas suficientes como para flexibilizar los controles de cambio. Lo fundamental es que el acuerdo sea sostenible. Queremos convertir a Argentina en un buen deudor que pueda hacer frente a sus compromisos. Y hay múltiples combinaciones de los parámetros de una oferta que son consistentes con la idea de lo que llamamos restaurar la sostenibilidad
“Argentina tiene un problema de integración en los mercados internacionales relacionado con varios factores. Uno de ellos son los controles de capital muy rígidos, implementados en agosto de 2019 en un contexto de alta ansiedad en la economía. Argentina necesita unas regulaciones más flexibles. Para eso tenemos que construir robustez, acumular reservas que sostengan un mercado interno de deuda en pesos, un factor muy importante para que el país pueda endeudarse en su propia moneda”, señaló. Respecto de la emisión monetaria que genera el Banco Central para financiar los esfuerzos del Tesoro relacionados con la pandemia de coronavirus COVID-19, Guzmán aseguró que luego de la salida de las medidas de aislamiento social será necesario esterilizar los pesos emitidos. “En Argentina, como el objetivo fue priorizar la salud ante la pandemia, decidimos restringir fuertemente la circulación de personas. La cuarentena afectó mucho la actividad económica y tiene un costo fiscal importante, en un contexto en el que Argentina carece de acceso al crédito internacional. Con el país saliendo de la cuarentena se crea la necesidad de esterilizar parte de la creación de dinero. Eso ya está ocurriendo. De hecho, Argentina está entrando en una dinámica positiva en el desarrollo de un mercado de deuda pública en pesos que en diciembre estaba cerrado”, comentó.
Deuda
El funcionario se mostró optimista con respecto a la posibilidad de llegar a un entendimiento con los acreedores, pese a que las negociaciones se estancaron en las últimas horas.
Guzmán dijo que el país está abierto a revisar todos los elementos de la oferta realizada en la primera etapa del canje, dado que distintas combinaciones de variables podían ser compatibles con el objetivo de volver sustentable a la deuda. También dijo que “el diálogo está yendo» por los carriles que pretende el Poder Ejecutivo, aunque admitió dudas respecto a si los tiempos serán lo suficientemente rápidos.
“El coronavirus afectó toda la logística. Es muy distinto cuando el diálogo entre los acreedores y el gobierno se realiza por videoconferencia. El hecho de no estar en persona condiciona el proceso”, dijo respecto a las demoras de un cronograma en el que estaba previsto terminar las conversaciones a fines de marzo.
Guzmán dijo que los acreedores todavía no han presentado una contrapropuesta y que las charlas con continúan más allá de la oferta original que implicaba tres años de gracia, quita de capital y una fuerte reducción de intereses. “Lo fundamental es que el acuerdo sea sostenible. Queremos convertir a Argentina en un buen deudor que pueda hacer frente a sus compromisos. Y hay múltiples combinaciones de los parámetros de una oferta que son consistentes con la idea de lo que llamamos restaurar la sostenibilidad”, le dijo al diario español.
Fuentes oficiales admitieron anoche a Infobae que sí hubo una contrapropuesta que por ahora se encuentra muy lejos de las pretensiones del gobierno nacional.
Argentina sigue en una situación de inestabilidad. El cambio oficial va a ir moviéndose con la inflación. Bajo condiciones de estabilidad macroeconómica se generaría estabilidad también en los mercados cambiarios alternativos
También, insinuó que el período de gracia puede ser revisado. “El análisis de sostenibilidad de la deuda del FMI sugería un periodo de gracia de cinco años, en las negociaciones propusimos cuatro y dada la importancia de ese parámetro bajamos a tres años. Es un proceso que sigue”, dijo.
 
(Ambito) Los acreedores también tienen su interna: kirchneristas vs. macristas. Los bonistas con papeles de la anterior reestructuración quieren tratamiento diferenciado. Podría haber acuerdos parciales. La presentación de la contraoferta por parte de los bonistas en inminente. Pero también el blanqueo de su propia interna. Los principales fondos de inversión y tenedores de deuda argentina emitida bajo jurisdicción de Nueva York están separados según los bonos que posean. Por un lado, los acreedores con papeles emitidos durante el gobierno de Mauricio Macri están cerca de consensuar una propuesta que incluye el menú ya conocido: mejoras en los tiempos e intereses y en la quita de capital, más algún “endulzante”. Por el otro, los acreedores con bonos emitidos durante el gobierno de Néstor Kirchner en 2005 para salir del default del 2001 siguen enojados y reclamando un tratamiento diferenciado (léase, que se pague todo en tiempo y forma). Además, mientras los primeros están más dispuestos a negociar y discutir contrapropuestas, los segundos son los que más consultan a los abogados que en algún momento defendieron la posición de los holdouts en los tribunales de los Estados Unidos en contra del país en el “juicio del siglo” contra los fondos buitre, donde la Argentina, hay que recordar, perdió. Las diferencias de dinero que representan unos y otros son importantes. Así como el porcentaje de aceptación que se necesita para llegar a un acuerdo. En el grupo de tenedores de deuda emitida bajo el gobierno de Macri, que detentan unos u$s60.000 millones a renegociar, la aceptación para ser válida ronda entre el 66% y el 75%, dependiendo del combo de bonos que se tome. En el caso de la deuda emitida en la gestión Kirchner, la deuda suma unos u$s 8.000 millones (sólo 5.000 acumula el Discount), y para llegar a un acuerdo el nivel de aval debe llegar al 85%. Se supone que las exigencias de este grupo para alcanzar un convenio final serán mucho más exigentes e irreductibles que los primeros, con lo que no se debería eventualmente descartar un acuerdo definitivo en dos tiempos. Dentro del Ministerio de Economía de Martín Guzmán se analiza esta alternativa con cierta simpatía. Como también la posibilidad de cerrar un acuerdo general con los que acepten alguna oferta final, y dejar abierto el plan de canje en el tiempo para los que se quieran sumar. Desde Nueva York, el estudio Cleary Gottlieb Steen & Hamilton (CGS&H), afirma que esta alternativa es arriesgada y que habilitaría eventuales presentaciones judiciales en el Segundo Distrito Sur de Nueva York donde antes reinaba Thomas Griesa y ahora maneja Loreta Preska. En el primer grupo de bonistas, que poseen deuda emitida durante el gobierno de Macri, milita gran parte de los fondos de inversión más grandes del mundo que poseen deuda emitida por el país. Son el BlackRock, Ashmore, Pimco, Fidelity HBK Investments, Monarch, Pharo, Redwood Capital y VR Capital Group, todos distribuidos en tres agrupaciones y asegurando que detentan casi el 40% de la deuda total. En general proponen que el Gobierno deje de lado la propuesta de reducción del 5,4% del capital inicial, bajo un argumento sólido. Fueron los propios fondos los que le recomendaron a sus clientes que se inviertan durante 2016 y 2017 en papeles de deuda de la Argentina con intereses más que interesantes, y que ahora deben convencerlos de que “ganaran menos”, según la determinación del mensaje de Alberto Fernández. Los fondos afirman que no es lo mismo comentarle a sus inversores que el capital se sostendrá (100 dólares seguirán siendo 100 dólares), que mostrarle un papel donde el capital original será menor, aunque sea un porcentaje mínimo. También proponen que el Gobierno reconozca algún tipo de pago extra atado a la suerte de la economía argentina de los próximos años, comprometiendo al país que si hay crecimiento futuro, también haya pagos extras a los tenedores de deuda que entren en el canje. Es el esquema que habilitó en 2005 el tándem Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen, y que en los años posteriores a la salida del último default resultó un buen negocio para los privados (quizá no tanto para el Estado argentino). Como el Gobierno confía en que la reconstrucción de la economía argentina será positiva y que los que vienen serán años de crecimiento importante para el país, los bonistas quieren su parte en el esfuerzo. También proponen una reducción en los tiempos de inicio de los pagos, abandonando el cronograma del último trimestre de 2023, para enero de ese año o en algún momento de 2022. O que al menos se consideren pagos parciales hasta que el cronograma de liquidaciones comience. Para Guzmán es una alternativa innegociable, ya que fue lo primero en lo que cedió el Gobierno para que la oferta original (y fallida) tenga condimentos agradables para los acreedores. Siempre se menciona en el oficialismo que no era un secreto que el plan primario era que los pagos comenzaran en 2024, cuando otro gobierno (o este mismo reelegido) estuviera en la Casa Rosada. Finalmente se habla de una mejora en el mix de intereses que propone el Gobierno, cambiando el esquema ascendente a una oferta más plana o menos agresiva. Y, si se puede, mejorar el promedio del 2,33% de la oferta original con vencimiento del 8-5 y que terminó sin mayores adhesiones. Los tenedores de deuda emitida en 2005 para salir del default de 2001 son más agresivos y directamente reclaman que sean retirados del proceso de canje y que se les pague en tiempo y forma. O que el tratamiento sea especial y más beneficioso que sus primos tenedores de deuda emitida por Macri. Afirman tener mayores y mejores derechos que estos últimos ya que se trata de deuda “reperfilada que se quiere reperfilar”, y afirman tener documentos (videos) de la ex presidenta y actual vice, Cristina Fernández de Kirchner, donde en 2010 (cuando se reabrió el canje del kirchnerismo con Amado Boudou como ministro de Economía), se aseguró que estos vencimientos serían siempre respetados, reconocidos y, fundamentalmente, liquidados en tiempo y forma. Afirman que estas grabaciones, ante un eventual juicio en el tribunal de Preska, es oro en polvo jurisprudencial. En el medio comienza a circular una tercera alternativa, el “standstill”. Esto es, no cerrar ahora una acuerdo, patear la resolución para tiempos financieros, económicos y sanitarios más tranquilos (por ejemplo, último trimestre del año), elaborar una ingeniería financiera que le permita al país no caer en default; y comprometer a todos los actores involucrados (Gobierno, bonistas, abogados, bancos asesores y bancos colocadores) a volver a verse hacia septiembre. Por ahora, no es lo que quiere el Gobierno. Pero todo está sobre la mesa.
(Ambito) Renta Financiera: plazos fijos en pesos de 2019, exentos Puede haber sido un descuido de los legisladores o una medida tomada para beneficiar a los contribuyentes, pero de acuerdo con la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) los intereses generados por los depósitos a plazo fijo en pesos sin cláusulas de ajuste de 2019 no pagarán el Impuesto a la Renta Financiera, también conocido como el Impuesto Cedular, cuyas declaraciones juradas se tendrán que comenzar a presentar el mes próximo. La aclaración vale porque si bien el tributo está derogado solo para algunas inversiones desde enero, quedaban dudas sobre el tratamiento que tenían que tener los intereses generados durante 2019. Si se trató de un error de los legisladores al redactar la ley, le costará algunos miles de millones al fisco. Así lo precisó ayer el tributarista Mario Volman en una charla virtual organizada por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires. Volman explicó que la denominada Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva (27.541) que derogó el gravamen para algunas inversiones, no dejó claro cómo tratar las rentas del año pasado. Los artículos en cuestión son el 32, 33 y 34 que se establecieron para volver a la versión de 2017 de Ley del Impuesto a las Ganancias, cuando no se gravaban las rentas financieras. El primero de ellos determina el fin del impuesto a partir del 1 de enero de este año para algunas inversiones, mientras que el 34 establece desde el período 2020 una exención para las ganancias provenientes de la compra y venta de valores en mercados de valores nacionales ya que las del exterior seguirán pagando. El 33, en tanto, es el que se refiere a la exención de las rentas de los plazo fijo en pesos. Allí se dispone que los certificados con cláusulas de ajuste seguirán tributando mientras que dejarán de hacerlo los que no cuenten con eso. “A diferencia de los otros dos, el artículo nada dispone desde cuándo es la vigencia”, dijo Volman. Frente a eso, según señaló, ante una consulta institucional hecha al organismo, “la respuesta de la AFIP a los contadores ha sido que el artículo 33 de la Ley 27.541 no prevé una vigencia concreta como así otros artículos del cuerpo de esa ley, por ende deberá aplicarse el artículo 87 de esa Ley 27.541 que dice expresamente que la presente ley comenzará a regir a partir del día de su publicación en el Boletín Oficial” , es decir el 23 de diciembre de 2019. Volman recordó que el Impuesto a las Ganancias es un gravamen de período, es decir, que se gravan rentas a lo largo de un lapso que coincide por año calendario, de modo que si bien se podría suponer que la derogación correría desde el 23 de diciembre, solo por la últimas semana del año pasado, en rigor, hay que tomar todo 2019 desde el 1 de enero. “Esta es una novedad de esta última semana. El fisco entiende que los intereses a plazo fijo en pesos están exentos por todo el año calendario período 2019”, explicó. De hecho, en el sitio web del organismo a cargo de Mercedes Marcó del Pont se enumeran las actividades que quedan gravadas para los períodos 2018 y 2019, en la página dedicada al Impuesto Cedular. Allí no se mencionan los plazos fijos en pesos sin cláusula de ajuste. Hay que recordar que seguirán pagando el tributo la distribución de dividendos y utilidades; las ganancias de capital derivadas de la enajenación de acciones, certificados de depósito de acciones, cuotas y participaciones sociales que no coticen en Bolsa o mercados de valores autorizados por la Comisión Nacional de Valores; las rentas de capital derivadas de obligaciones negociables, títulos de deuda o participación en fideicomisos financieros y cuotas parte de fondos comunes de inversión por el ejercicio 2019; y la enajenación y transferencia de derechos sobre inmuebles, del mismo modo que los plazos fijos con cláusulas de ajuste, como por ejemplo los depósitos UVA.
(BAE) El Gobierno negó que vuelva a subir las retenciones. El ministro Basterra hizo la aclaración respecto a las segmentaciones para soja y señaló que su implementación se encuentra “avanzada”.   En una entrevista con la Agencia Télam, el ministro de Agricultura Luis Basterra volvió a negar la posibilidad de un nuevo esquema en los derechos de exportación para la producción granaria. El funcionario también reconoció que el sistema de segmentación en las retenciones para productores de soja de hasta 1.000 toneladas «está muy avanzado». Como se recordará, el funcionario fue consultado por estos temas durante su exposición ante la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados nacional. Sobre las segmentaciones, añadió que se deben efectuar los últimos ajustes con AFIP, que es el organismo encargado de suministrar la información. Consultado por su relación con la Mesa de Enlace tras el paro agropecuario que el campo llevó a cabo a principios de marzo, señaló que «no fue homogéneo, porque Federación Agraria no adhirió». Para Basterra, el único rubro de la agroindustria que sintió el peso de esa medida fue la carne. Ante esta situación, y en un escenario de suba de precios en los mostradores desde mediados de marzo, advirtió que ante la incertidumbre, «los consignatarios adelantaron las compras para frigoríficos y estos adelantaron sus compras». Con respecto a una nueva Ley de Semillas, explicó que «entendemos que es un tema de debate». En este sentido, agregó que: «Hay opiniones que entienden que es necesario rediscutir la forma en que se remunera, se retribuye, a distintos actores de la generación de lo que son los materiales genéticos». El funcionario también destacó el «compromiso de todos los actores de la cadena agroindustrial» para garantizar la provisión de alimentos y cuidar la salud de los trabajadores en medio de la pandemia de coronavirus.
(BAE) Recortan las proyecciones de cosecha para la soja argentina
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos mantiene las cifras para maíz y anticipó un volumen de trigo de 21 millones de toneladas para la próxima campaña triguera La Argentina podría cosechar 51 millones de toneladas de soja este añoLa Argentina podría cosechar 51 millones de toneladas de soja este año El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) recortó la estimación de cosecha de soja en Argentina en un millón de toneladas respecto a la previsión realizada en abril pasado, al proyectar un volumen final de 51 millones de toneladas. Además, pronosticaron que para la próxima campaña 2020/21 la producción de oleaginosa en nuestro país crecerá 4,9% hasta las 53,5 millones de toneladas. En relación al maíz y en sintonía con las recientes estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), el organismo norteamericano mantuvo sin cambios la tendencia de cosecha en 50 millones de toneladas. Con respecto al trigo, anunciaron que la cosecha del cereal para la próxima campaña sería de 21 millones de toneladas, cifra que representa un incremento de 1,5 millones de toneladas en relación al ciclo anterior. El recorte de la estimación para la oleaginosa por parte del USDA coincide con las estadísticas oficiales y privadas argentinas y se fundamentan en la falta de oferta hídrica que sufrió el cultivo en etapas críticas de formación, es especial, en los lotes de segunda. De cara a la próxima campaña de granos gruesos, señalaron que la cosecha de soja de la campaña 2020/21 se ubicaría en 53,5 millones de toneladas, al tiempo que anticiparon «una reducción en las exportaciones de poroto para la campaña próxima de 1,5 millones de toneladas y un incremento en la industrialización de similar proporción». Para el maíz, la previsión de cosecha para el presente ciclo se mantuvo sin cambios en 50 millones de toneladas y las exportaciones en 34 millones de toneladas respecto a las mediciones de abril y se estimó el mismo volumen tanto para la trilla como para los despachos para la próxima campaña. En trigo y tras algunas tensiones en la cadena argentina ante rumores en subas de los derechos de exportación, las proyecciones del USDA se encuentran en sintonía con las estimaciones tanto de la BCBA como del Ministerio de Agricultura. Los norteamericanos proyectaron un crecimiento del 7,7% interanual para la producción del próximo ciclo hasta las 21 millones de toneladas, mientras que las exportaciones pasarán de 13,5 a 14,5 millones de toneladas.
(Iprofesional) El Indec da a conocer la inflación de abril: ¿de cuánto será?. Este jueves se conoce la variación del Indice IPC correspondiente al cuarto mes del año, que reflejará el impacto de la cuarentena La inflación de abril se ubicaría en torno al 2%, lo cual marcaría una desaceleración de precios producto de la fuerte crisis económica generada por la pandemia del coronavirus.  El INDEC informará este jueves la variación del Indice de Precios al Consumidor (IPC) correspondiente al cuarto mes del año, que reflejará el impacto de la cuarentena. Los cálculos de las consultoras privadas muestran un alto índice de dispersión, ya que la pandemia generó ciertas distorsiones en la forma de medir los precios.  De confirmarse los pronósticos la inflación de abril sería más baja en más de un punto porcentual respecto de marzo y entre los datos mínimos de los últimos dos años. En marzo, el alza de los precios minoristas se ubicó en el 3,3%, mientras que en febrero fue del 2,0% el registro más bajo desde enero de 2018. El Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que realiza el Banco Central e integran las principales consultoras, arrojó un promedio del 2,2% de alza en los precios de abril. En cambio la consultora del economista Orlando Ferreres, calculó una variación del 0,8%, mientras que Ecolatina la estimó en un 1,9%, lo que refleja una clara dispersión.  Los economistas de EcoGo estimaron un aumento de precios en torno al 1,7%, y la consultora Seido proyectó una inflación de 1,5%. El relevamiento realizado por la consultora FIEL arrojó que la inflación de abril fue de 1,3%, la cifra más baja desde noviembre de 2017.    La suba de este cuarto mes mostraría aumentos en alimentos pero sigue contenida por el congelamiento tarifario y la aplicación de precios máximos, aunque podría acelerarse por el ajuste cambiario.  EL INDEC había anticipado cambios en el relevamiento de los datos debido a las restricciones para hacer trabajo de campo, como la consulta telefónica, el correo electrónico y la modalidad online con los informantes que habitualmente utilizan estos medios para relevar precios. Los analistas y operadores que participan del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) estimaron una «fuerte contracción del PBI real para 2020, del 7%», y también subieron la expectativa promedio de inflación para el año en 4,4 puntos porcentuales, hasta el 44,4%, informó el Banco Central de la República Argentina (BCRA). «A fines de abril los analistas del mercado proyectaron que la inflación minorista para diciembre de 2020 se ubicará en 44,4% interanual, elevando en 4,4 puntos porcentuales el nivel estimado en los pronósticos provistos a fines de marzo», destacó el informe difundido esta tarde. En tanto, la entidad monetaria subrayó que «los 10 mejores pronosticadores de corto plazo (TOP-10) para esa variable esperan una inflación promedio inferior, de 43,1% interanual (4,5 puntos superior a la que proyectaba ese conjunto de pronosticadores el mes previo)». La suba de esta proyección se fundamentó en que para marzo el promedio de las estimaciones sugería una inflación de 2,6% mensual, cuando la realidad lo ubicó en 3,3% según la estimación del Indec. Esto «implicó una subestimación (error de pronóstico) de 0,8 puntos porcentuales. Para abril de 2020, el promedio del TOP-10 de los pronosticadores señala una variación de 2,2% mensual», precisó el informe. En lo que refiere al Producto Bruto Interno, explicaron que la caída se profundizó en 2,2 puntos porcentuales respecto del REM anterior por la «prolongación de los efectos económicos» del coronavirus. .

INTERNACIONAL
(Ambito) Coronavirus: las aseguradoras deberán pagar más de u$s200.000 millones en todo el mundo.Esa cifra engloba u$s107.000 millones de indemnizaciones y u$s96.000 millones de pérdida de valor de las inversiones del sector. La pandemia del coronavirus Covid-19 costará al sector de los seguros unos u$s203.000 millones en 2020, según las previsiones de la aseguradora Lloyd’s of London. En un comunicado, el mercado de seguros londinense explica que el impacto del nuevo coronavirus es similar al provocado por las grandes catástrofes naturales como el huracán Katrina en 2005 y los huracanes Harvey, Irma y María en 2017. Según Lloyd’s, en los u$s203.000 millones se engloban 107.000 millones de indemnizaciones y 96.000 millones de pérdida de valor de las inversiones del sector. «En el mundo, las aseguradoras indemnizan a las empresas y a las personas afectadas por el covid-19 y proponen muchos tipos de coberturas diferentes», explicó John Neal, director general de Lloyd’s of London. Lo que torna esta pandemia «única», según él, es «no solo su impacto humano y social sino sus consecuencias económicas», con una explosión del desempleo, las quiebras de empresas y un hundimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en muchos países. La aseguradora, una de las instituciones más antiguas del mundo empresarial londinense, cuyos orígenes remontan al siglo XVII, prevé otorgar indemnizaciones de entre u$s3.000 y u$s4.300 millones para sus clientes en todo el mundo. Esta cantidad podría aumentar si el confinamiento se prolonga durante varios meses, advirtió. Sus previsiones se basan por ahora en el mantenimiento de las normas de distanciamiento social hasta junio, y una flexibilización progresiva en el segundo semestre del año. En las cuentas de Lloyd’s of London, el coste de la pandemia será similar al de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos (4.700 millones) o al de los huracanes de 2017 (4.800 millones).
 
(Investing) Tensión EE.UU.-China: ¿Podría estallar una guerra financiera? ¿Y militar?. “Me han preguntado mucho recientemente: ¿Estallará una guerra entre China y EE.UU.? Mi respuesta: Los dos países se distancian cada vez más entre sí, varios conflictos están aumentando, por lo tanto, el riesgo de un choque militar es cada vez mayor. Pero mientras tanto, ambos no quieren una guerra. ¿Estoy en lo cierto?”.Este es el mensaje que ha lanzado en Twitter el editor jefe de Global Times, Hu Xijin. “Parece que amenaza con una especie de escalada militar entre ambos, ya mucho más allá de la guerra comercial”, apunta José Luis Cárpatos, CEO de Serenity Markets. En el otro lado de la cuerda, el presidente estadunidense, Donald Trump, habría saltado a la palestra para decir que algunas empresas chinas que cotizan en Wall Street no cumplen los criterios contables, según se ha hecho Cárpatos. Esto se une a que Trump ha instado al principal Fondo de Pensiones estadounidense a dejar de invertir en el capital de compañías chinas. “En una carta dirigida al jefe del Federal Retirement Thrift Investment Board, oficiales de la administración Trump le urgían a dejar de invertir en índices que adquieran participaciones en compañías chinas y aunque el presidente no tenga control directo sobre el fondo, el mensaje vuelve a incrementar las tensiones e incertidumbre sobre la evolución de las relaciones China-EE.UU. en el contexto de la guerra comercial”, explican en Banca March. “Este gesto por parte de Estados Unidos siembra temores sobre que la guerra comercial se trasforme en una guerra financiera. Desde la administración estadounidense ligan esta acción a la evolución de la pandemia del coronavirus mientras que desde China advierten que la decisión sólo dañará a los inversores estadounidenses”, advierten en Banca March. Trump ha dejado claro en varias ocasiones que no va a renegociar el acuerdo comercial y que la información que tiene hasta el momento sobre la gestión del virus por parte de China no es buena.
(Investing) Miedo: El ‘huracán Powell’ y la inminente segunda oleada. ¿Ahora qué?. Nuevas caídas en los mercados este jueves, que siguen sin recuperarse tras las duras pero realistas palabras ayer del presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed), Jerome Powell. “Dio un baño de realismo y de sensatez cuando advirtió sin paños calientes que la crisis es muy grave, que la recuperación llevará mucho tiempo y que incluso en el largo plazo se seguirán notando sus efectos, descartando por tanto la utópica vuelta en V”, apunta José Luis Cárpatos, CEO de Serenity Markets. “Powell echó ayer dos jarros de agua fría a los mercados: i) negó la posibilidad de la que tanto se ha venido hablado últimamente de que la Fed opte por situar sus tasas de interés por debajo de cero, en línea con lo hecho por el BCE y el Banco de Japón; esta medida tendría mucha oposición tanto en el seno de la propia Fed como entre algunos inversores; y ii) dijo que la recuperación económica, aunque se producirá, será más lenta de lo deseado, algo que creemos están empezando a asumir muchos inversores”, explican en Link Securities. Con respecto a los tipos negativos, “Trump dijo después que sí los quería y hoy Goldman ha dicho que si hay segunda oleada de la pandemia sí que sería una opción”, añade Cárpatos. El miedo al virus por tanto vuelve a extenderse en los mercados. “Cada vez parece más claro que volverá a aparecer con fuerza tarde o temprano. Las reaperturas en EE.UU. parecen muy arriesgadas y hoy la OMS ha advertido que no se puede descartar que, como pasó con el virus del SIDA, este virus sea endémico y no desaparezca nunca”, apunta Cárpatos. Además, este experto se hace eco de que “Novartis ha dejado claro que no es sensato esperar una vacuna antes del segundo semestre del año que viene, así que parecemos condenados al virus yendo y viniendo un año como poco”.
¿Nuevos estímulos?
“Powell dijo que la Fed continuaría confiando en otras herramientas de su arsenal, incluida la publicación de expectativas, lo que en jerga financiera se conoce como forward guidance, y los programas de compra de activos en los mercados secundarios (quantitative easing; QE)”, apuntan en Link Securities. Y es que las perspectivas siguen siendo muy inciertas y la Fed podría no haber terminado su respuesta a la crisis. “En ese sentido, afirmó que dependiendo de cómo se desarrolle la recuperación económica, el banco central puede necesitar implementar medidas adicionales en el futuro. Es por ello por lo que volvió a pedir al Congreso que considere un estímulo adicional de política fiscal ya que, según dijo, es importante recordar que la Fed tiene poderes de préstamo pero no poderes de gasto”, añaden estos analistas.
Nuevas oleadas
Para Renta 4 (MC:RTA4), la situación es la siguiente: Partimos de un escenario con elevados niveles de deuda, en un mundo en desaceleración antes de la pandemia. Cuanto más tiempo y más severa sea la ‘hibernación’ de la economía, mayor será el impacto económico.
“La incógnita fundamental se encuentra en la duración de la pandemia, sobre todo teniendo en cuenta que las pandemias suelen tener al menos tres oleadas. Es previsible que asistamos a la fase más intensa en el Hemisferio Sur con la llegada de la primavera-verano. Y a eso se le puede sumar la previsible segunda oleada en otoño e invierno próximos. Asimismo, será especialmente relevante seguir la evolución de potenciales tratamientos eficaces contra el coronavirus, así como cuándo pueda llegar la tan deseada vacuna”, explican.
Según estos expertos, “hay un doble shock, de oferta y de demanda, a la vez. Y el gran peligro radica en que la pérdida de actividad económica ‘coyuntural’ se convierta en ‘estructural’ si las ayudas tardan en llegar a empresas y familias”.
(Investing) Todo apunta a que las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo se alejarán aún más de sus máximos históricos, pero permanecerán en niveles desastrosos. Los mercados bursátiles globales han seguido la estela de los de Estados Unidos y Wall Street se apunta a una apertura a la baja por tercera jornada consecutiva antes de la publicación de los datos de desempleo. Los precios del petróleo están subiendo de nuevo después de que la Agencia Internacional de la Energía rebajara sus previsiones de destrucción de la demanda. Y el trato Uber/GrubHub todavía sigue adelante. Aquí tenemos las cinco cuestiones principales de las que hay estar pendientes este jueves, 14 de mayo, en los mercados financieros.

(Investing) Las acciones globales siguen la estela de las de Estados Unidos por miedo a una segunda oleada Los mercados bursátiles mundiales descienden, lastrados por la reacción de los mercados estadounidenses el miércoles a las poco alentadoras declaraciones del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, sobre las previsiones de la economía y por los indicios de nuevos brotes del coronavirus en China y Corea del Sur. El índice de referencia de Europa Stoxx 600 desciende un 1,6% hasta mínimos de cuatro semanas, y el FTSE 100 cae más de un 2% a medida que las preocupaciones mundiales se ven agravadas por los temores de una inminente crisis comercial cuando finalice el período de transición posterior al Brexit a finales de año. La libra registra también mínimos de siete semanas frente al dólar. En Asia, mientras tanto, las acciones de China descienden alrededor de un 1%, ante las preocupaciones en torno a que aumente aún más la tensión en las relaciones entre Estados Unidos y China debido a las consecuencias de la pandemia y la próxima campaña electoral. El presidente Donald Trump firmó el miércoles una orden ejecutiva que prorroga las sanciones a Huawei hasta finales del próximo.

(Investing) Suben los precios del crudo; la Administración de Información Energética reduce el pesimismo Los precios del crudo suben aún más después de que la Agencia Internacional de la Energía moderara su evaluación del desequilibrio entre la oferta y la demanda provocado por la pandemia del coronavirus. A las 8:30 horas , los futuros de crudo de Estados Unidos suben un 4,6% hasta 26,46 dólares por barril, mientras que el Brent de referencia internacional se apunta un alza del 3,6% hasta 30,25 dólares por barril. La Agencia Internacional de la Energía ahora estima que la demanda de petróleo disminuirá un promedio del 8,6% este año, un descenso algo inferior de lo que había previsto anteriormente. Por otra parte, la Commodity Futures Trading Commission escribió a varios mercados el miércoles advirtiéndoles con severidad de que eran responsables de mantener el comercio ordenado en el período previo a la expiración de los contratos de futuros de junio.

(Investing) El acuerdo de Uber-GrubHub sigue adelante Las conversaciones de Uber (NYSE:UBER) para adquirir el servicio de entrega de comida a domicilio GrubHub y fusionarlo con su propio servicio UberEats sigue adelante, según el Wall Street Journal. La WSJ ha informado de que ambas partes están considerando ahora una relación de intercambio de 1,9 acciones de Uber por cada acción de GrubHub, después de que la compañía de viajes se negara a pagar las 2,15 inicialmente demandadas por GrubHub. Una fusión aliviaría significativamente la presión competitiva en el mercado de reparto de Uber, que está sometido a una gran presión para frenar las pérdidas en todas sus operaciones.

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