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(Infobae) El Gobierno oficializó la oferta a los acreedores para reestructurar la deuda
A través de un decreto, el Poder Ejecutivo formalizó la propuesta para llevar a cabo un canje de USD 66.238 millones de en bonos con una quita que implicaría una rebaja de USD 37.900 millones en intereses y USD 3.600 millones del capital. Finalmente el Gobierno oficializó por decreto la oferta presentada el viernes pasado a sus acreedores privados con deuda emitida bajo ley extranjera. La misma contempla una quita de 62% sobre los intereses y de 5,4% sobre el capital, para comenzar a pagar en 2023. Argentina plantea un canje de USD 66.238 millones en bonos y la quita implicaría una rebaja de USD 37.900 millones en intereses y USD 3.600 millones del capital. A través del Decreto 391/2020, publicado este miércoles en el Boletín Oficial, se estableció que el monto máximo de emisión para el conjunto de las series denominadas en dólares no podrá ser superior a USD 44.500 millones. Mientras que el monto máximo de emisión para el conjunto de las series denominadas en Euros no podrá ser superior al valor nominal de € 17.600 millones. Asimismo, el Ministro de Economía podrá realizar las modificaciones que fuesen necesarias en el modelo del Suplemento de Prospecto (“Prospectus Supplement”), en la medida que las mismas no alteren la lista de Títulos Públicos detallados ni los términos y condiciones financieras y, de ser aplicable, las cantidades totales de los títulos a emitirse para dar efecto a la operación de reestructuración planteada. Tampoco deberán alterar los ratios de canje propuestos. En otro orden, el Gobierno dispondrá que el gasto que demande el cumplimiento de lo dispuesto en la medida sea imputado a las partidas presupuestarias correspondientes al servicio de la deuda pública. Cabe recordar que el Gobierno anunció el viernes pasado la oferta a los inversores de deuda pública que ingresen al canje de cerca de 66.000 millones de dólares diez nuevos bonos, con vencimientos hasta 2047, que serán intercambiados por los 21 títulos argentinos en circulación elegidos para la operación. El ministro de Economía, Martín Guzmán, adelantó que el Gobierno “no podrá hacer frente a los pagos de deuda de los próximos días De esta forma, el gobierno busca con el canje postergar vencimientos el mayor tiempo posible, ofreciendo dos bonos con tasas escalonadas que culminan en 2030 (euros y dólares), otros dos en 2036 (euros y dólares); dos bonos que caducan en 2039 (dólares y euros); dos bonos en 2043 (dólares y euros); y los últimos dos bonos en 2047 (dólares y euros). La propuesta contempla a los grupos de tenedores de bonos que tengan títulos emitidos bajo el contrato legal de 2005 y los tenedores de los bonos que hayan sido emitidos a partir de 2016. Ambos tienen distintas cláusulas de acción colectiva, como por ejemplo, la definición de los umbrales de mayorías para poder dar por exitosa la operación y realizar en canje “de buena fe”, en condiciones de mercado. El ministro de Economía, Martín Guzmán, adelantó que el Gobierno “no podrá hacer frente a los pagos de deuda de los próximos días. Para hoy están programados vencimientos de intereses de tres bonos regidos por ley extranjera, aquellos que están siendo negociados dentro de la oferta de reestructuración lanzada la semana pasada. En caso de no pagar, el Tesoro tiene un plazo de gracia de 30 días para girar el dinero antes de caer en default. Ese proceso se da a la par del plazo de “alrededor de 20 días” que dio Guzmán a los acreedores para decidir sobre la oferta para reestructurar la deuda. Los acreedores todavía esperan a que la comisión de valores de Estados Unidos (SEC) apruebe la oferta argentina para que comience el canje y creen que el proceso se demorará más que lo previsto por el ministro de Economía, Martín Guzmán. Fuentes oficiales indicaron a Infobae que resta la aprobación del prospecto -podrían pasar días o semanas- con la oferta cuyos lineamientos ya trascendieron. Recién allí los bonistas conocerán la propuesta formal y podrán evaluar si la aceptan o no, más allá del rechazo preliminar que ya manifestaron en forma unánime los tres comités de acreedores en las últimas horas al considerar que el Gobierno no negoció “de buena fe”.
(Ambito) El mercado aún ve mínimas chances de lograr acuerdo. Economistas que siguen los mercados de deuda creen que aún hay posibilidades de arribar a un entendimiento. La entrevista radial que concedió ayer el ministro de Economía, Martín Guzmán, pareciera haber acotado las posibilidades de llegar a un acuerdo con los acreedores. Sin embargo, los economistas que siguen los mercados de deuda creen que aún hay posibilidades de arribar a un entendimiento. “Que yo sepa no hay negociaciones, Guzmán no quiere escuchar”, indicó en primera instancia el analista mexicano Walter Molano, quien se desempeña en Wall Street como economista jefe de BCP Securities. No obstante, Molano explicó que se puede acercar a las partes, pero que Argentina debería atender tres puntos para que sea aceptable la oferta: “Primero, reconocer el Past Due Interest (PDI), es decir, los intereses acumulados en cada bono. En segundo término se debería pagar algo mínimo en los tres primeros años, como un 1% e ir subiendo 0,5% por año. En tercer lugar, Argentina debería normalizar los cupones después de los primeros tres años, cuando la economía esté recuperada” El especialista añadió: “Guzmán piensa que está negociando con gente que tiene mucho dinero, pero esta deuda es plata que prestó gente humilde del resto del mundo”. El economista Fernando Marull señaló que lo más posible es un “no acuerdo”, aunque elaboró un documento en el que se refiere a un marco en el que se podrían llevar a buen puerto las negociaciones. “Si el 22 de abril el Gobierno no paga los u$s500 millones, hay tiempo para hacerlo hasta el 22 de mayo y evitar el default, es decir, puede mejorar la oferta. Si asumimos que la propuesta vale u$s41 (al 10% de tasa), el Gobierno puede mejorar la oferta subiendo intereses. Por ejemplo, si en vez de pagar 0 hasta 2023 como propone, ofrece pagar u$s 2,5 más por año, suma u$s7,5 a la propuesta y llega casi a u$s50 (u$s 41 + u$s 7,5). Esto le costará u$s 5 mil millones de dólares. Monto menor, si el ahorro que propone en 10 años es de u$s 50 mil millones”. El 10% de tasa es un punto intermedio entre la exit yield que ve el Gobierno (8%) y la que observa el mercado (12%). Por su parte, el economista jefe de Arriazu Macroanalistas, Fernando Marengo, lamentó el recorrido que viene teniendo el intento de reestructuración ya que, desde su punto de vista, el problema de Argentina no es liquidez sino de solvencia. “La deuda en dólares de legislación local ya se pateó, por lo que quedan resolver u$s3.600 millones de servicios de deuda de legislación extranjera de acá a fin de año. Se podría haber pagado ese monto y patear la oferta de reestructuración para el año que viene o bien buscar un acuerdo que implique pagar una parte de los vencimientos y diferir la conversación hasta 2021 capitalizando la diferencia”. Respecto del impacto de un posible default, Marengo afirmó: “Pensando en el corto plazo alguien podría decir ‘te ahorrás lo que tendrías que pagar este año’, pero en el mediano plazo es fuertemente negativo, porque no hay financiamiento para la inversión y sin inversión no se puede crecer de manera sostenida”. El director de Ecolatina, Federico Moll, agregó: “Un escenario de default con una brecha cambiaria grande no va a permitir crecer en cuatro años, como mínimo. En ese marco, uno ve que el Gobierno se sentó a negociar y puso sobre la mesa una propuesta razonable. Si es el principio de una negociación, puede encaminarse. Si la idea es pararse sobre esta oferta y nada más, la posibilidad del default es un poco más cierta”. Respecto de las implicancias de una posible cesación de pagos, el director de la consultora LCG, Guido Lorenzo, analizó: “Los efectos del default en una economía, cuando son anticipados, se pagan desde el momento que empieza la desconfianza en la capacidad de pago. Eso eleva el riesgo país y hace inviable cualquier proyecto de inversión. Incluso, es marginal para lo proyectado este año si entramos en default o no. Para el mediano plazo (dos años) sí es importante, porque te permite o te impide acceder a financiamiento”.
(Infobae) Default selectivo: el escenario que luce más probable para después del 22 de mayo. Bancos, fondos de inversión y abogados consideran virtualmente imposible que se consiga un canje de los 21 bonos si se abre hoy el período de 30 días de gracia. Podría haber acuerdos parciales sólo con algunas series. Si Martín Guzmán cumple con la amenaza de no pagar los USD 500 millones que vencen de intereses de tres bonos bajo ley extranjera, arranca un período de 30 días que seguramente tendrá ribetes dramáticos. A partir de hoy, en caso que estos papeles queden impagos, el ministro de Economía tendrá un mes para llegar a un acuerdo con los acreedores y evitar un default total de la deuda. Algo que el Presidente siempre manifestó querer evitar, aunque ahora todo queda bajo un gran signo de interrogación. Bancos de Wall Street, fondos de inversión e inversores locales son coincidentes en sus apreciaciones. Todos creen que es extremadamente difícil que se pueda llegar a un acuerdo tan complejo en un período de tiempo tan corto. Incluso Morgan Stanley indicó en un informe para clientes que recién es factible que se llegue a un entendimiento entre Gobierno y bonistas en el tercer trimestre del año. En el mercado se especula si habrá mejoras en la propuesta por parte del Gobierno, pero el propio ministro dio a entender que no hay margen para ofrecer algo mejor. Por eso ya comenzaron las consultas de inversores con abogados y expertos en procesos de renegociación para entender cómo podría ser el “día después” al 22 de mayo. Una de las opciones más firmes que maneja el equipo económico es la de un “default selectivo”. Eso significa que algunos títulos que entraron al canje quedarán sin renegociar, al no conseguirse las mayorías que se necesitan para llevar adelante la operación pero en otros casos sí se podría alcanzarse la mayoría del 66% que aparecen en las Cláusulas de Acción Colectiva (CAC). Si la Argentina no paga hoy el vencimiento de intereses de tres bonos con ley extranjera, luce virtualmente imposible que pueda completarse el canje de deuda en apenas un mes. Sobre todo si el ministro de Economía mantiene su postura tan agresiva para enfrentar el proceso Claro que las cosas no son tan lineales. Por ejemplo, puede suceder que un grupo de bonistas se junte para solicitar un “cross default”, es decir que la misma situación que les ocurrió a ellos se aplique al resto de los bonos, aún aquellos que ingresaron al canje. Se trata de algo que obviamente complicaría todo el proceso. Esta situación introduce otro concepto que es de la “aceleración”. Significa que si sólo uno de los bonos cae en cesación de pagos lo mismo sucede con el resto. El 22 de mayo son, en realidad, Hay tres títulos los que tienen vencimientos de intereses, por lo que impactaría sobre el resto. Un evento de default gatillaría además pedidos ante la Justicia norteamericana, como ya sucedió en el pasado para embargar activos argentinos. Pero esto no sería inmediato ni mucho menos, por lo que mientras tanto seguiría abierta la puerta para una negociación con acreedores. De lo que no hay dudas es que un incumplimiento vuelve mucho más difícil una negociación futura. Los bonos Par y Discount precisan de una mayoría especial, del 85% de los acreedores, para alcanzar un acuerdo y poder ser reestructurados. Por otra parte, trascendió que Economía introducirá la cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers). De esa forma, se garantiza a quienes entraron al canje que tendrán las mismas condiciones en caso de que los que entren en otras etapas más adelante reciban un mejor tratamiento. Estas condiciones para los que elijan los nuevos bonos procuran que ningún inversor deje de entrar en la renegociación por temor a que puede conseguir un mejor acuerdo en el futuro. La parte más complicada del proceso que se avecina es el del canje de los bonos Par y Discount, que representan el 25% del total de la deuda bajo ley extranjera (por USD 66.000 millones). El problema de estos títulos, que provienen del canje 2005 es que se precisa de mayorías especiales del 85% para poder ser reestructurados. Conseguir semejante número con una propuesta agresiva como la planteada por Guzmán es virtualmente imposible, sobre todo si no se introducen modificaciones en las próximas semanas.
(Cronista) Exit yield: qué es y por qué el Gobierno quiere que sea de 8% pero el mercado la ve en 12% Se trata de la tasa que se usa para calcular qué valor tiene hoy una promesa de pago de la Argentina en el futuro. Mide el riesgo de que el país no vuelva a defaultear en un par de años y sirve como aproximación al riegso país. Actualmente todos los analistas del mercado debaten sobre cual debería ser la “exit yield” de los nuevos bonos. Esta es la tasa que permite calcular qué valor tiene hoy una promesa de pago de Argentina en el futuro. El cálculo de a exit yield fluctúa en base a la dinámica de las variables macroeconomías del país en el futuro y permite saber cuál es, aproximadamente, el costo para que el país vuelva a financiarse en los mercados. Se espera que la dinámica macroeconómica empeore por el coronavirus. En vez de que esta tasa apunte al 8%, como estima el Gobierno, corre riesgos de acercarse al 12%. Cuanto más alta es la tasa, menos atractiva es la oferta actual y será más elevado el costo de financiamiento futuro en el mercado para el país. Con la propuesta de reestructuración de deuda que el Gobierno presentó la semana pasada, se publicaron distintos análisis de especialistas valuando la oferta de Guzmán, pretendiendo saber si hoy hay valor para los bonos detrás de la propuesta. El ministro planteó emitir 10 nuevos bonos con distintas características, ya sea, por tipo de moneda amortizaciones de capital e intereses, plazos, etc. Para saber cuánto representan hoy los pagos futuros detrás los bonos propuestos por Guzmán, se deben traer a valor actual dichas erogaciones y para ello se debe utilizar una tasa de interés que te permita descontar tal flujo de fondos que ocurrirán en el futuro a la actualidad. Allí es donde aparece la palabra estrella del momento: la “exit yield”. Esta sería, aproximadamente, el nuevo costo de financiamiento de Argentina luego de la reestructuración de la deuda . Para poder hallar una exit yield, se toman varias consideraciones a la vez. Por un lado se evalúa el estado de las variables macroeconómicas. A su vez, se deben tomar como referencia cuanto rinden los bonos de países similares a los fundamentals de Argentina. Es decir, cual es el riesgo país de los demás países y cual debería ser el riesgo país de argentina, en base a los fundamentals del país y tomando en cuenta el nuevo perfil de vencimientos de deuda que surjan tras la reestructuración. Nery Persichini, head de estrategia de GMA Capital explica que la información presentada por el Gobierno permite calcular los valores de recupero de los nuevos bonos por lo que se deben descontar los flujos ciertos presentados de cada instrumento por una tasa de descuento consistente con las condiciones de Argentina luego del canje. En otras palabras, «hay que hallar la tasa que tendrán los títulos apenas empiecen a cotizar en el mercado secundario y allí es donde aparece la exit yield». “Esa tasa es la exit yield, una variable que está vinculada, en gran medida, con la trayectoria futura del riesgo país, es decir, el diferencial de costo de endeudamiento argentino versus el de EE.UU. En otros términos, la exit yield es la tasa de descuento relevante de la economía. Incluye cuestiones de estabilidad macro, dinámicas fiscal y monetaria, capacidad y voluntad de pago, y aspectos jurídicos e institucionales. Una exit yield en torno al 10%, como la verificada tras el canje de 2005, está en línea con un riesgo país inferior a los 1.000 bps”, dijo. Francisco Mattig, analista de estrategia de Consultatio destacó que la exit yield, en este contexto, es la tasa que se utiliza para calcular qué valor tiene hoy una promesa de pago de Argentina en el futuro. La exit yield es la tasa que se usa para calcular qué valor tiene hoy una promesa de pago de la Argentina en el futuro. “Cada inversor puede hacer su análisis con la exit yield que se le antoje y que crea que es la correcta. Eso, en definitiva, va a determinar la decisión de aceptar o no el canje. Ahora bien, si un inversor usa una exit yield demasiado baja y acepta la propuesta en base a ese valor, pero luego el mercado secundario valúa los nuevos bonos con una exit yield mayor, se va a llevar una sorpresa no grata”, resumió. Esta tasa de interés será la tasa de interés de los nuevos bonos que resulten de la reestructuración y el nuevo costo de financiamiento del país, una vez que se haya solucionado el tema de la deuda. Es decir, determinará aproximadamente cual debería ser el valor del riesgo país futuro una vez que se acaban las negociaciones y se llegue a un acuerdo con acreedores. Exit yield: 8% del Gobierno vs 11% del mercado Ahora bien, el Gobierno puede proponer una tasa de interés a la cual desearía salir a emitir en el mercado, es decir, los bonos que nazcan tras la reestructuración. Ello no quiere decir que efectivamente el mercado convalide la tasa de descuento que propone Argentina. El Gobierno busca alcanzar una exit yield del 8% contra un 11% (o incluso por encima), con la que está siendo evaluada la propuesta por los analistas del mercado. El ministro de Economía, Martín Guzmán, busca que la exit yield sea del 8% para darle más valor a los bonos actuales y para que su costo de financiamiento futuro en el mercado sea menor. Sin embargo, los acreedores ubican a dicha tasa en nivel más elevado dado el actual contexto macroeconómico. Naturalmente, cuanto más elevado la tasa, más riesgo implícito hay detrás de ese instrumento. Así, el Gobierno al pretender un 8% de exit yield estaría sobrevaluando los nuevos bonos y subvalorando las probabilidades de que en el futuro el Gobierno caiga nuevamente en un escenario de que ocurra un evento crediticio El economista Fernando Marull, director de la consultora Marull y Asociados, la exit yield es la tasa con la cual se mide el riesgo de que el país no va a volver a defaultear en un par de años. “El Gobierno pretende que la exit yield sea del 8% aunque resulta muy bajo. Nadie va a descontar un flujo de fondos de un bono o de un proyecto al 8% cuando a la vez el país va a tener una caída del PBI del 8% y suba del difícil fiscal. Creo que 12% seria la mínima tasa a la cual se debería descontar un flujo de fondos y si alguien tiene una lectura negativa para Argentina, la exit yield debería ser aún mayor”, alertó. De alguna manera, el coronavirus complica al Gobierno ya que la dinámica macroeconómica tenderá a empeorar así como también la recaudación, el aumento del déficit fiscal , la inflación y la capacidad de generar divisas. Todo eso hace que, lejos de que la exit yield apunte a la baja como quiere el Gobierno, se incline al alza como afirma el mercado. Desde un banco local explicaban que es imposible que se analice la oferte de Guzmán al 8% en línea como pretende el Gobierno. “Los riesgos de los actuales y de los nuevos bonos son muy elevados como para valuar la propuesta al 8%. Por el coronavirus las tasas del mundo se dispararon y también lo hicieron los bonos de alto rendimiento, tanto corporativo como soberanos. Así, Argentina estaría cotizando en línea con los bonos de alto rendimiento mundial aunque con fundamentals mucho mas deteriorados. Por ello es que la oferta debe ser valuada con una exit yield de 12% o incluso mas si es que la cuarentena se sigue extendiendo”, advirtió un operador de un banco local. En un informe de Portfolio Personal Inversiones agregaron que, dado el futuro posible perfil de las amortizaciones y las bajas necesidades de financiamiento (menos de 2% del PBI) sobre la deuda externa, su evolución puede dar lugar a mayor compresión de riesgo (menor exit yield). «En este caso, puede ser que el supuesto de una tasa del 11% implique un fuerte castigo para los inversores con tenencias largas, pero la realidad es que la falta de un plan económico creíble sustenta este supuesto», comentaron.Influenciar sobre la exit yield Las condiciones detrás de la oferta son cuestiones que el Gobierno y los acreedores deberán negociar. Sin embargo, el Gobierno no puede influenciar de manera directa sobre la tasa de descuento que se utilizará para valuar la oferta ni cual va a ser la tasa de los nuevos bonos que salgan a cotizar a mercado una vez que se emitan. Persichini comenta que la exit yield es la única variable que el Gobierno no puede plasmar en un prospecto porque la determina el mercado en función de las expectativas futuras. “La ausencia de un plan económico integral y un enfoque que se aleja de la prudencia fiscal (y compromete capacidad de pago futura) son algunos de los aspectos que le ponen un piso alto a la exit yield, más allá que se recupere la sostenibilidad de la deuda con un canje agresivo”, puntualizó. Finalmente, y con una visión similar, Franscico Mattig agregó que hoy el Gobierno no tiene manera de influir en la exit yield, y tratándose de Argentina, no alcanza con promesas “creíbles”. “La única justificación que se le escuchó al ministro fue decir que sus proyecciones eran creíbles porque eran mezquinas. En realidad lo que tendría que hacer es mostrar un programa creíble de consolidación fiscal, con acuerdo interpartidario y, si es posible, pasarlo con una ley por el congreso. Hay mercados emergentes que rinden muchísimo menos que lo que se puede esperar para argentina, con lo cual, hay espacio para mejorar. No estamos seguros de que haya voluntad”, señalo Mattig.
(Infobae) Las empresas alimenticias advierten que sus costos crecieron un 20% y presionan para subir los precios al público. El Gobierno prorrogó el fin de semana los precios máximos por un mes, pero varias cámaras insisten con la necesidad de revisarlos. La prórroga de la medida de «Precios máximos” por 30 días más no cayó bien entre los empresarios de consumo masivo y mucho menos en los que participan del programa Precios Cuidados, cuyos valores no se actualizan desde el 6 de enero. Fueron varias las gestiones que realizaron diferentes cámaras alimenticias ante la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, pero no hubo respuestas. La contestación fue la resolución 117 publicada el sábado en el Boletín Oficial: habrá precios máximos, en principio, hasta el 20 de mayo. Desde el Gobierno aseguran que no existe margen para subir los precios, pero las empresas plantean que tuvieron en los últimos meses subas de costos de hasta 20% y que si no se proyecta un escenario de actualización gradual, será una “olla a presión” que se destapará cuando pase la pandemia. Al pedido realizado semanas atrás por la Cámara de Comercio norteamericana en la Argentina (Amcham) y por las bodegas, se sumaron en los últimos días reclamos similares por parte de la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) y de la Unión de Industriales Fideeros (Uifra), que plantean la necesidad, por un lado, de ir ajustando parcialmente los precios máximos, así como también actualizar los productos de Precios Cuidados o reemplazarlos por otros, ya que “están operando a pérdida”, sostuvo Ciara en su carta. “El 70% del costo de los aceites envasados se encuentra en la materia prima. El aceite crudo de girasol, por ejemplo, en lo que va del año aumentó de $38,4 la tonelada a $ 43,5, es decir, un 13,3%. Adicionalmente, la paritaria nacional aceitera está por cerrarse de manera inminente dadas las presiones explícitas de los gremios que nuclean la actividad. El resto de los costos de aceite envasado sigue al aumento del dólar, que en lo que va del año ya registra un incremento del 10,1%”, explicó el titular de Ciara, Gustavo Idígoras. La industria aceitera le planteó a Español que a partir de estos aumentos de costos, los productos de precios cuidados operan a pérdida, y lo mismo le sucede a otras marcas que no forman parte del plan oficial. Por lo tanto, “necesitamos encontrar mecanismos de traslados parciales del aumento de costos (en un rango del 15%); ajustar de manera inmediata los precios en el programa de Precios Cuidados o poder reemplazar/reforzar los productos actuales con otras marcas con nuevos precios. Estamos comprometidos en colaborar con los programas de gobierno, pero a tal fin es necesario atender la situación de costos de la industria”, finaliza la carta enviada el viernes. También la entidad que nuclea a los fabricantes de pastas enfatizó que las condiciones desde el 6 de marzo -fecha a la que se retrotrajeron los precios el 20 de marzo, y permanecen- han cambiado notablemente, y “la industria fideera no escapa a esta realidad. Hay mayores costos operativos, producto de haber licenciado a parte del personal, a lo que se suman las medidas en materia de higiene y desinfección implementadas, además de los costos del transporte en alza dada la gran cantidad de trayectos que se realizan con camiones vacíos”. Los incrementos salariales previamente pautados para este mes, la suba del trigo con incrementos superiores al 30% desde diciembre y perspectivas de posibles mayores aumentos, sumado al espaciamiento de turnos y equipos de trabajo que disminuyen la productividad, también influyen en los costos, a lo que se agregan las dificultades que se presentan en la cadena de pagos debido a la operación limitada del sistema financiero. “El incremento en los costos operativos producto de la pandemia y el salto en la cotización del dólar son variables imposibles de controlar por parte del sector alimenticio. Desconocerlas implicaría, para los fabricantes, un alto riesgo de quedarse sin oferta de insumos”, aseguró la Unión de Industriales Fideeros mediante un reciente comunicado. Según Bodegas de Argentina, el precio del vino como insumo se disparó recientemente y las empresas no tuvieron tiempo de trasladarlo
Según Bodegas de Argentina, el precio del vino como insumo se disparó recientemente y las empresas no tuvieron tiempo de trasladarlo En su carta a la secretaría de Comercio, Amcham había planteado un aumento de costos del 20% y una necesidad de ir ajustando los precios, ya que si no se lo hace corre riesgos el normal abastecimiento de los productos. También la cámara Bodegas de Argentina le explicó al Gobierno que “el precio del vino como insumo de producción se disparó recientemente por una menor cosecha de uva y lamentablemente las bodegas no tuvieron tiempo suficiente para trasladar estos nuevos costos a precios”. “Debemos recalcar también que en 2019 los precios de los vinos en góndola subieron solo 30% en promedio, muy lejos de la inflación general”, planteó la entidad en un comunicado la semana pasada. Consultadas al respecto, fuentes del Ministerio de Desarrollo Productivo remarcaron que escuchan a todos los sectores, pero que hoy el país está atravesando una situación extraordinaria que amerita la extensión de los precios máximos por un mes más. Por otro lado, remarcan que más allá de que la suba de costos pueda ser cierta, es un sector que siguió trabajando, frente a un 70% de la economía que está paralizada. Con respecto al abastecimiento, destacan la actitud de los empresarios en cuanto al cumplimiento del decreto en el actual contexto. Pero la alarma empezó a sonar. Los comercios más chicos aseguran que las empresas venden en el interior, de forma directa o mediante los distribuidores mayoristas, a precios más altos para cubrir las pérdidas que tienen con los precios máximos en las grandes superficies. Pero eso no evitará que aparezcan los problemas en las cadenas grandes, si este escenario se extiende por mucho más tiempo. El Gobierno, por lo pronto, les pide más tiempo a los empresarios para volver a sentarse a hablar.
(Infobae) Recesión del 8,5% e inflación del 62%, el pronóstico de bancos y consultoras para este año. Además, proyectaron que el tipo de cambio oficial tocará los $ 100. La crisis, explicaron, combina las debilidades locales más los efectos de la pandemia del coronavirus. La Argentina este año podría sufrir una recesión cercana al 8 por ciento y una inflación del 60 por ciento. Así lo indicaron las consultoras y analistas consultados por FocusEconomics, en un informe que advierte que la pandemia del coronavirus apareció en un momento de por sí complejo para la Argentina luego de dos años de recesión y alta inflación. El contexto será muy negativo, con la peor recesión para toda América latina, debido a que la pandemia indujo a un derrumbe en el precio de las materias primas, ruptura en la cadena de pagos, retracción del turismo, turbulencia en los mercados financieros, baja en las remesas y stress sobre los sistemas de salud pública. Allí se expresó que la Argentina atraviesa por una etapa “ya complicada por la caída de la demanda doméstica y externa y sin acceso al financiamiento externo”. “Más aun, esto golpeará la ya precaria situación fiscal del país, incrementando el uso de la emisión monetaria para financiar el déficit. Y Los riesgos asociados a un default soberano y un terremoto asociado pueden nublar más el panorama”, se indicó. La pandemia golpeará la ya precaria situación fiscal del país, incrementando el uso de la emisión monetaria para financiar el déficit. Respecto del plan para renegociar la deuda, el informe sostuvo que “el riesgo es elevado” de un incumplimiento en los pagos. “Los inversores aparecen escépticos frente al plan del Gobierno, lo que incrementa en forma significativa los riesgos de un default y cabe esperar una dura pelea en el proceso de renegociación antes de que termine el período del canje”, afirmaron. En cuanto a los pronósticos, el relativo al PBI marca todas cifras naturalmente negativas. Y si bien el promedio es de una recesión del 5,5% del PBI (cerca del 5,7% del FMI), la cifra más negativa es la de Econométrica con un derrape del 8,5%, seguido por Analytica con -7,9%, Fiel -7,5%, Econviews y S&P Global, -7%. En cambio, Standard Chartered proyectó una caída del 2,7%, cercana al 2,2% registrada en 2019. El año próximo, la recuperación sería del 3,3% en promedio, aunque Econviews se estiró hasta el 6,9 por ciento. La inflación, en promedio, sería del 42,9%, pero Econométrica la estimó en el 62,3% seguida por Orlando Ferreres con el 60,1% y el JP Morgan con el 48,2 por ciento. Del otro lado The Economist Intelligence Unit proyectó un 34 por ciento. Para 2021, la suba de los precios minoristas sería del 36,4 por ciento. En cuanto al dólar, prevén que el tipo de cambio oficial llegue a $85,1, aunque HSBC se estiró hasta $100, seguido por $95,7 de Ecolatina, $ 95 de Econviews y $91,8 de Torino Capital. A fines del año próximo, el promedio sería de $ 106,39. El PBI per capita llegaría a USD 9.412 este año, frente a USD 9.669 del 2019. Y en 2021 pasaría a USD 9.626. El consumo privado, que el año pasado cayó el 6,4%, este año bajaría otro 6,3% y recuperaría el 3,2 por ciento en 2021. El desempleo, del 9,3% el año pasado, llegaría a 12,3% en 2020 y 11,4% en 2021, respectivamente. La producción industrial, luego de la baja del -5,3% previa, caería 6,4 y 6,3 por ciento, respectivamente. El déficit fiscal del 3,8% del 2019 pasaría al 5,6% este año y al 4,5% el próximo. En tanto, el porcentaje de deuda pública del 89% del año pasado bajaría al 87% y al 82,9% en 2021 luego del canje soberano. La balanza de cuenta corriente registraría un superávit del 0,5% este año y un resultado neutro el próximo. La balanza comercial exhibiría un superávit de USD 17.600 millones y USD 15.600 millones, respectivamente. Cabe recordar que el 5 de mayo se conocerán los resultados del próximo Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora el Banco Central también en base a las proyecciones del sector privado.
(Infobae) Récord de efectivo: el Banco Central lanzó a la calle 122 millones de billetes de $1.000 en el primer mes de cuarentena. La cantidad de dinero físico volcada al circuito económico fue superior a la del mes de diciembre, que habitualmente registra un pico de demanda de billetes para el pago de aguinaldos y el movimiento comercial de fin de año. A pesar del parate de la actividad económica, el primer mes de la cuarentena requirió que el Banco Central de la República Argentina ponga en la calle 122,8 millones de billetes de $1.000, que según cifras oficiales fueron lanzados al circuito económico entre el 13 de marzo y el 15 de abril. La cifra superó a los 117,5 millones de billetes de la máxima denominación provistos durante diciembre de 2019, aún cuando el último mes del año es que habitualmente tiene el mayor pico de demanda de efectivo para provisionar al mercado para el pago de salarios, aguinaldos y anticipo de vacaciones, además del movimiento comercial de fin de año. Durante este período de emisión récord de billetes físicos se entrecruzaron varios factores. Junto con la imposición de la cuarentena, aparecieron las medidas de ayuda social, tales como el bono extra de $3.000 para jubilados, pensionados y beneficiarios de planes sociales y, en particular, el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que ya fue cobrado por 2,3 millones de personas que perciben la AUH. Esta semana comenzaron a cobrarlo otros 5,5 millones de inscriptos ya aprobados. La tendencia a moverse en efectivo en estos sectores, pese a que todos los beneficiarios cuentan al menos con una tarjeta de débito para gastar, quedó en evidencia el viernes 3 de abril y los días siguientes con las aglomeraciones frente a las sucursales bancarias en distintos lugares del país. Por otro lado, la incertidumbre económica generada por el aislamiento obligatorio vigente desde el 20 de marzo hizo que muchos se volcaran a atesorar dinero en cash para tener certeza de que podrán afrontar sus gastos más urgentes. Tanto las familias como las empresas prefieren pasar la cuarentena con efectivo en la mano. Según datos del Banco Central, la cantidad de “Billetes y monedas en poder del público” al 15 de abril llegó a $1,149 billón, registrando un crecimiento de más del 11% en relación a solo un mes atrás. Entre el 13 de marzo y el 15 de abril, la cantidad de billetes de $1.000 en circulación creció de 396 a 518,8 millones de unidades. En el caso del de $500, la suba fue de 853,8 a 959,6 millones de billetes. A su vez, la cantidad de billetes de $200 se elevó de 387,6 a 412,3 millones de unidades. La evolución de la cantidad de billetes de $100 en circulación demuestran que ya no tienen peso para abastecer al circuito económico en el país del “solo efectivo”. En el mes de la cuarentena, su stock creció solamente de 2.343 a 2.366 millones de billetes. De hecho, hoy circulan menos billetes de $100 pesos que los registrados a comienzos de año, 2.452 millones de unidades. Es decir que en lo que va de 2020 fueron más los billetes de $100 retirados de la calle por su deterioro que los nuevos billetes impresos en su reemplazo. En el marco de este aluvión de dinero en efectivo, el Banco Central proveyó a las entidades financieras de todo lo que hacía falta. Pese a que el funcionamiento de la red de sucursales y cajeros estuvo en la mira por las largas filas de público en plena cuarentena, ningún banco se quejó de la falta de entrega de billetes, tal como ocurriera en otras oportunidades cuando había picos de demanda para llenar los cajeros en algunas situaciones puntuales, como las temporadas de verano en los centros turísticos. La inflación y la devaluación del peso deja hoy al solicitado billete de $1.000 en la conocida situación para la Argentina de ser el papel de mayor denominación con un bajo valor en términos comparativos. El billete con la imagen del hornero, lanzado a la calle en noviembre de 2017, equivale a USD 14,76 en la cotización oficial, a USD 11,35 en la versión del “dólar solidario” y a tan solo USD 9,11 si se toma el valor del “contado con liqui”. El país del “solo efectivo” se prepara, una vez más, para dejar un billete en el camino.
(Ambito) Deuda de Provincia: Kicillof propondrá tres años de gracia, quita de 55% en intereses y extensión de plazos. Con el foco puesto en reducir en u$s 5.000 millones la carga total de la deuda (intereses y capital) entre 2020 y 2030 , el gobierno de Axel Kicillof afina detalles contractuales para elevar esta semana la propuesta a los acreedores para la reestructuración de la deuda en dólares bajo legislación extranjera por u$s 7.148 millones. Promueve quita de capital del 7%. En línea con la oferta de renegociación de deuda elevada el pasado jueves por la Casa Rosada, el gobierno de Axel Kicillof presentará esta semana a los acreedores privados externos una propuesta de reestructuración de la deuda pública en dólares bajo legislación extranjera por u$s7.148 millones que incluirá un período de gracia de tres años en el pago hasta 2022 inclusive, una quita sustancial en los intereses del orden del 55%, una disminución en menor medida de capital -de cerca del 7%- y una extensión de plazos de vencimientos, que hoy están muy concentrados. Esta estrategia apunta a una reducción de la carga total de la deuda (intereses y capital) en el período 2020-2030 del orden de los u$s 5.000 millones. Desde despachos provinciales remarcaron a Ámbito que si bien «la propuesta ya está lista en sus términos esenciales”, están “afinando detalles que tienen que ver con algunas cláusulas contractuales”. “Es una propuesta que está muy en línea con la que presentó el Gobierno nacional, y atada a la realidad y las características de la deuda de la provincia”, aseguraron. Con la mirada puesta en «retomar el sendero de sostenibilidad de la deuda pública en el marco de una situación extremadamente compleja», la propuesta -diseñada por el equipo económico que lidera el ministro de Hacienda y Finanzas bonaerense, Pablo López- incluirá:
• Un período de gracia total de 3 años, durante 2020, 2021 y 2022.
• Una disminución luego en la carga de intereses, a partir de una estructura de cupones escalonada a partir de 2023, hasta alcanzar -afirman- «un cupón máximo sostenible». Esta estructura de cupones permitirá un ahorro en el pago de intereses entre 2020 y 2027 de aproximadamente el 55%.
• Una quita de capital de aproximadamente el 7%.
• Una extensión de la vida promedio de la deuda de los 4,7 años actuales a 13 años.
• Una reducción de la carga total de la deuda (intereses y capital) en el período 2020-2030 del orden de los u$s 5.000 millones.
• La incorporación potencial de propuestas diferenciales, «considerando las situaciones particulares de los distintos grupos de bonistas».
La avanzada de Buenos Aires se concreta así luego de que el Gobierno de Alberto Fernández presentara el pasado jueves su propuesta para renegociar u$s68.000 millones de deuda emitida bajo legislación extranjera, que incluye un período de gracia de tres años sin ningún tipo de pagos, una quita reducida sobre el capital y un recorte del 62% en los intereses, que suman un monto total de u$s41.500 millones. Este martes Kicillof anticipó los lineamientos de la propuesta a intendentes del oficialismo y de la oposición, durante distintas reuniones enmarcadas en los esfuerzos conjuntos para combatir la pandemia.
(Ambito) BCRA volvió a vender reservas: ¿fin de racha o viró el humor?. Tras doce jornadas consecutivas donde el Central fue neto comprador de divisas en el mercado, el miércoles pasado se vio obligado a intervenir perdiendo u$s66 millones: ¿cambio de tendencia?. Si algo despertó la cuarentena fue el apetito por los pesos. Sea por necesidad o por precaución, lo cierto es que el público se está llenando los bolsillos de pesos. Desde que se implementó la cuarentena el 20 de marzo pasado, la tenencia de billetes y monedas en poder del público creció en $118.500 millones, esto es un 11,5% más. En ese ínterin la base monetaria aumentó $413.400 millones, un 20,4%. Pero este aluvión de pesos, inmerso en una economía en recesión, acuarentenada y bajo la espada de Damocles de los bonistas, comenzó a repercutir en los precios domésticos. Así, no solo las expectativas inflacionarias han registrado un salto sino también emergieron otras señales como la cotización del dólar libre, en sus diferentes versiones. Al respecto, sobre mediados de la semana pasada se observó que cierta “racha” positiva que estaba viviendo el BCRA se había interrumpido. Es que luego de doce jornadas consecutivas de ser neto comprador en el mercado de cambios, el BCRA volvió el miércoles pasado a vender reservas. Fueron u$s66 millones y luego otros u$s34 millones un día después, último dato disponible (ahí el stock de reservas brutas era de u$s43.852 millones). De esta manera, el BCRA parece enfrentar otro escenario, ahora ya contaminado con el lanzamiento oficial de la oferta de canje de deuda. Vale recordar que entre el 25 de marzo y el 14 de abril pasado el BCRA compró en el mercado u$s526 millones, llevando el stock de reservas brutas a u$s43.886 millones. Desde el inicio de la cuarentena el BCRA llevaba comprados u$s475 millones. Ahora, tras esas dos últimas ventas, las reservas ganadas suman u$s375 millones. Si bien aún no se dispone de información oficial sobre la intervención del BCRA en las últimas jornadas, el comportamiento del stock de reservas brutas permite aventurar que hubieron más ventas ya que al 21 de abril ha bajado a u$s43.787 millones. Por el momento, el impacto monetario es poco significativo, dado que en lo que va de abril la expansión por compras netas es inferior a los $10.000 millones y en marzo apenas fueron $8.600 millones.
Auxilio
Lo que sí está pegando fuerte en la expansión de la base monetaria es la creciente asistencia al Tesoro y el desarme de las Letras de Liquidez del BCRA (Leliq). Con datos a 16 de abril pasado la base monetaria registra un crecimiento de $133.950 millones. La emisión está explicada por el financiamiento al Tesoro por $210.000 millones ($80.000 millones de Adelantos Transitorios más $130.000 millones de Transferencia de Utilidades) y el fuerte aumento de la posición de Pases Pasivos (son colocaciones de los bancos en el BCRA a uno o 7 días de plazo) por $35.100 millones lo que está vinculado con la caída de $47.300 millones de Leliq. Esto fue compensado por un aumento de depósitos del Tesoro en el BCRA por $81.600 millones ya que el pago de intereses por Leliq y Pases generó una emisión de $32.700 millones. En la actualidad el stock de Leliq aún es enorme, ya que supera los $1,32 billones mientras que el de Pases se elevó a $533.700 millones. O sea, el BCRA tiene un stock de deuda con los bancos de $1,85 billones. Claro que detrás de esto está la contraparte de los depósitos del sistema. Pero eso es otro tema. Por lo pronto el balance de lo que va de 2020 arroja un aumento de la base monetaria de $530.700 millones donde la asistencia al Tesoro es determinante para esta expansión ya que por la vía de los Adelantos y la Transferencia de Utilidades el BCRA ya le envió al Palacio de Hacienda $522.000 millones ($312.000 M de AT y $210.000 M de TU). La compra de divisas apenas explica menos de $50.000 millones mientras que el pago de intereses suma $176.800 millones. El desarme de Leliq casi se compensa con el aumento de Pases (-$532.400 M y +$421.800 M respectivamente), y el resto es absorción vía Sector Público por $78.300 millones.
Tsunami
Pero volviendo al tsunami de pesos que se potenció con la crisis del coronavirus vale señalar que por un lado, si bien la base ha aumentado $543.500 millones (¡llegando a nada menos que $2,439 billones!, un año atrás era de $1,3 billones, o sea, ya casi se duplicó) la mayor parte de la emisión está “encajada” en los bancos bajo la forma de encajes pues aumentó $352.600 millones en ese lapso. El resto de la emisión de pesos está en manos de la gente y los bancos. Dado que la tenencia de pesos de la gente aumentó en $139.800 millones y la de los bancos en $51.100 millones en lo que va del año. Se tiene así que la base creció en 2020, punta a punta, un 28,7% mientras el circulante en poder del público lo hizo en 13,8%, el de los bancos en 35,6% y los encajes un 47,5%. Los últimos datos dan cuenta que el circulante en poder del público asciende ya a $1,15 billones, el que está en manos de los bancos en $195.600 millones y los depósitos de los bancos en el BCRA (encajes) a $1,08 billones. Esto a cuenta de lo que se avecina en materia monetaria, en virtud del creciente déficit fiscal sin ningún tipo de financiamiento genuino. Al analizar la evolución reciente de los agregados monetarios resulta insoslayable el repunte de la demanda de dinero (tanto M1 como M2, crecen al 80% anual). Pero, claro, también hay que tener en cuenta que se viene de bajísimos niveles de monetización, producto de las últimas crisis y saltos inflacionarios. Lo cual, en realidad, le daba cierto plafón al BCRA al asumir el Gobierno de Fernández para emitir, algo más. Pero la pandemia y sus efectos colaterales impusieron otra realidad más allá de las especulaciones monetarias de la academia y el mercado. Entre el ánimo mellado por la crisis, el encierro cuarentenador y el miedo a lo desconocido, la demanda de circulante creció fuerte, en particular entre las familias y empresas. Solo basta con señalar que en marzo el efectivo en manos de la gente creció $45.100 millones (un 4,5%) y en lo que va de abril $97.300 millones (+9,2%) mientras que la base lo hizo en $575.900 millones (+33,6%) y $146.800 millones (+6,4%) respectivamente.
(Ambito) Mayoristas alertan por falta de stock y suba de precios. Les preocupan los controles del Gobierno. Aseguran que los proveedores llegan con aumentos. Temen por clausuras. Además reconocen caída de ventas por proximidad. La cuarentena decretada por el gobierno por la pandemia del coronavirus generó cambios en el comportamiento de los consumidores. Las compras de alimentos y productos de higiene se están canalizando en gran parte en las plataformas digitales. Y los comercios de cercanía se ven altamente beneficiados. Pero, en este nuevo escenario los supermercados mayoristas han visto caer sus ventas. Además denuncian falta de stock, innumerables controles por parte del Gobierno y dificultad para seguir operando. “Antes de que se decrete la cuarentena las ventas se cuadruplicaron. Los consumidores venían para stockearse. En la segunda semana de cuarentena el escenario cambió y comenzó a haber problemas de logística, lo que generó falta de stock”, indicó Alberto Guida, presidente de la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (CADAM). Según explicó el especialista las mayores complicaciones en cuanto a abastecimiento se dan en el interior del país por problemas de logística. Las ventas en los comercios de cercanía crecieron un 16,6 %, según datos de Focus Market vía scanntech. Los rubros que más ventas registraron fueron los de higiene tanto personal como del hogar (17,7% y 20,7% respectivamente, según datos de la consultora Focus Market). Otro dato que arroja este mes de cuarentena es un alto crecimiento en los sitios webs de los supermercados. “La demanda era del 7%, ahora estamos superando el 40%”, explicó al respecto una fuente de Coto. “Lo que más nos preocupa, no es solo la caída de las ventas, sino el control de los precios máximos”, sostuvo Guida. Es que a partir del 13 de marzo el Gobierno, a través de una resolución, dispuso retrotraer los precios al 6 de marzo. “Los valores de referencia son los que los supermercados informamos al programa Precios Claros, lo cierto es que en lo que respecta a mayorista sólo entre 7 u 8 cadenas brindan esa información”, explicó. “Los controles de la AFIP generaron una verdadera debacle, porque toman ciertos valores de referencia y controlan con la misma vara a los comercios de cercanía, los grandes supermercados y las cadenas mayoristas”. “Hay muchas clausuras y eso se debe a que las cadenas informaron ofertas que hoy no tienen vigentes, porque cambian semanalmente o mensualmente”, agregó. Desde el canal mayorista están preocupados por la nueva resolución que prolonga la vigencia de los precios máximos por 30 días más. “Los proveedores están trayendo sus productos con aumentos, sino podemos subir los precios, el escenario se nos complica aún más”, detalló Guida. En la cámara aseguran que si la situación no cambia habrá aumento de precios, desabastecimiento y más clausuras. “Le mandamos un petitorio sobre nuestra situación compleja a la Secretaria de Comercio, pero no obtuvimos respuesta. Es complejo el futuro, pronosticamos muchos cierres de comercios sobre todo en el interior del país”, concluyó Guida.
(BAE) El Gobierno evalúa la extensión de la cuarentena pero con menos rigidez. El Ejecutivo nacional ahora sitúa el pico de contagios de la enfermedad para junio. Eduardo de Pedro aseguró que van a ir «definiendo día a día, qué actividades van a ir comenzando a funcionar». Con el aval de los mandatario provinciales, el gobierno nacional evalúa extender el aislamiento social, preventivo y obligatorio más allá del 26 de abril próximo -día en que vence la fecha establecida por el presidente Alberto Fernández-, pero con «características distintas». «Los gobernadores están de acuerdo con mantener la cuarentena» más allá del próximo domingo, dijo ayer el ministro del Interior, Eduardo «Wado» de Pedro, quién precisó que Fernández se encuentra en «permanente consulta» con cada uno de los mandatarios provinciales para ir determinando los pasos a seguir frente a la pandemia de coronavirus. Las declaraciones De Pedro fueron vertidas durante una recorrida por la terminal de Retiro realizada junto al ministro de Transporte, Mario Meoni, con la intención de inspeccionar las cámaras térmicas que permitirán monitorear la temperatura de los pasajeros. «El concepto cuarentena sigue: la protección, las medidas, el distanciamiento, la protección a nuestros adultos mayores que son las personas que más tenemos que cuidar, ese concepto sigue. Lo que vamos a hacer es ir definiendo día a día, qué actividades van a ir comenzando a funcionar», precisó el funcionario. En esa misma dirección se expresó el ministro de Salud, Ginés González García, quien tras volver a modificar la fecha del pico de coronavirus al que ahora sitúa en «en junio», sentenció que el aislamiento «va a seguir, pero habrá aperturas en distintos lugares. Será una cuarentena con características distintas», afirmó. Respecto a la reactivación de algunas ramas de la economía, con las debidas recomendaciones sanitarias y protocolos, el ministro de Salud consideró que «es un paso a paso y va a ser distinto según los lugares del país». «Llevamos 18 días sin presentar infectados, lo que nos reafirma el concepto de no circulación local del virus. Por eso hemos hecho un plan de control muy fuerte en las fronteras», indicó en declaraciones radiales el gobernador Gerardo Morales, quién agregó que los test permitirán demostrar que la provincia «no tiene circulación local». El mandatario provincial explicó además que «la mitad de la población» circulará «tres días» y la otra mitad «otros tres días, lo que será controlado a través del DNI, según si es numero par o impar», mientras que la actividad física será «para trotar de a no más de dos personas a distancia de un metro y medio». Por su parte, el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, confirmó que analizan «una batería de medidas» para elevar al Ejecutivo nacional, entre cuyas excepciones figuran «la reanudación de ciertas obras de construcción, explicando bien cómo, cuando y dónde» se podrían reanudar actividades. Santilli dijo que otra excepción podría incluir la gastronomía; el «poder retirar alimentos, en lo que se conoce como ‘take away’, ya que hoy ese sector está funcionando solo bajo la modalidad de delivery». En tanto que la ministra de Gobierno bonaerense, Teresa García, afirmó que «todos los intendentes» que se reunieron ayer con el gobernador Axel Kicillof, le pidieron «no reabrir la cuarentena», al tiempo que anticipó que ya tienen listo «un nuevo protocolo que fijará las condiciones» en función del «desarrollo de actividades esenciales».
(BAE) Pese a la incertidumbre, el campo apostará por el trigo. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó un aumento en la superficie sembrada para la próxima campaña. Buenas perspectivas climáticas, óptima relación precio-producto y tendencia alcista. La superficie destinada a la siembra de trigo aumentaría en un 1,5% de cara a la próxima siembra de cereales, según estimaron desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA). La entidad bursátil proyectó que el área implantada para este cultivo ascendería a 6,7 millones de hectáreas, con una superficie que superaría en un 19,6% al promedio de siembra de las últimas cinco campañas. En ciclo anterior del cereal, se sembraron 6,6 millones de hectáreas, que con un rinde promedio de 2.920 kilos por hectárea permitió generar una cosecha de 18,8 millones de toneladas. El dato permite confirmar que pese al contexto de incertidumbre que vive el campo, el sector agropecuario apostará por este cultivo. El escenario tanto a nivel local como de demanda externa permite augurar un buen panorama para el cereal, de la mano de una óptima relación precio-producto, una tendencia a la baja en el precio de los fertilizantes y un precio internacional sostenido y con tendencia alcista para los próximos meses. Al justificar esta posibilidad de incremento, desde la Bolsa destcaron el “escenario de perspectivas climáticas predominantemente favorables durante la ventana de siembra y por los incentivos económicos dados por una mejora en la relación insumo-producto”. Fuera de los aspectos ligados a la producción –en donde casi todos los actores coinciden en destacar que el trigo es redituable– se han generado ciertas tensiones, vinculadas a rumores sobre el aumento de los derechos de exportación y la posibilidad de una caída en el área de siembra de la campaña de granos 2020/21. El Ministro de Agricultura Luis Basterra negó esa posibilidad, tras el incremento en los derechos de exportación a soja del pasado mes de marzo.
(Cronista) Coronavirus en Argentina y petróleo en baja: proyectan déficit energético de u$s 4000 millones en 2021
Por el crash mundial, la producción local de petróleo caería 20% en un año y las importaciones se volverían a disparar si se mantiene la baja inversión que se ve desde agosto. Adiós al déficit cero logrado en 2019. Por el efecto de la pandemia de Covid-19 (coronavirus), el desplome del consumo mundial y los precios de la energía y su impacto en Argentina, la producción nacional de petróleo podría caer un 20% anual y las importaciones de combustibles se pueden disparar hasta arrojar un saldo negativo por u$s 4000 millones en la balanza comercial energética en 2021. Ese es el cálculo que hizo el consultor Daniel Gerold, Ingeniero Industrial, posgraduado en Economía del Petróleo y el Gas Natural y director de G&G Energy Consultants, y uno de los referentes más consultados en el sector energético en la Argentina. PUBLICIDAD Y así lo transmitió en sus recientes informes semanales de coyuntura y aclaró que esas estimaciones tienen lugar «en el hipotético caso de que la inversión siga siendo nula porque no hay demanda de combustibles, ya que no se permite reactivar la actividad económica».Su previsión, antes de la renovada baja del petróleo crudo en el inicio de esta semana, fue realizada con precios de u$s 40 para los futuros del Brent y de u$s 4,2 por millón de BTU para el Gas Natural Licuado (GNL o LNG, por sus siglas en inglés) para junio de 2021. Mientras tanto, este martes se registró otro desplome en los precios internacionales del petróleo crudo. Los contratos a futuro para junio del West Texas Intermediate (WTI) perdieron un 36% hasta los u$s 13 por barril, mientras que el Brent descendió hasta los u$s 19. Esta abrupta caída refleja que los recortes de producción que acordó el cartel de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) todavía son insuficientes para equilibrar la baja demanda, que se retrajo un 30%. En Argentina, mientras tanto, distintos empresarios, sindicalistas y legisladores ligados al sector energético realizaron ayer una videoconferencia para reclamar por la instalación de un precio sostén o «barril criollo», que ayude a mantener en pie la producción petrolera, el empleo, la cadena de valor e, implícitamente, las regalías de las provincias, que ven retracciones de sus recaudaciones tanto por la menor actividad (el turismo es particularmente fuerte en la Patagonia) como la falta de ingresos por coparticipación de impuestos nacionales. Por la aplicación Zoom, diputados nacionales y ministros provinciales -entre otros- convocados por la Federación de Cámaras del Sector Energético del Neuquén (FECENE), urgieron al Gobierno nacional a tomar la decisión. En una entrevista en TN, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, dijo anoche que continúan las negociaciones. Esta transferencia directa de los bolsillos de los consumidores a las petroleras para sostener una actividad productiva estratégica tiene sus detractores. La Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) señaló: «La histórica caída de los precios internacionales del petróleo como consecuencia de la pandemia no ha tenido su correlato en un descenso de los precios domésticos del combustible. No existen motivos para que los precios no bajen, lo que sería vital para contener una economía local en crisis». Estos empresarios buscan que baje el gasoil.
INTERNACIONAL
(BAE) Netflix suma casi 16 millones de nuevos suscriptores a nivel global. Addvierten que el aumento producto por el Covid-19 y la cuarentena podría desvanecerse. La mayor expansión de la compañía de enero a marzo vino de Europa. A causa del aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia del coronavirus Covid-19 en gran parte del mundo, los suscriptores en la plataforma de Netflix aumentaron significativamente en los últimos días. La compañía registró este martes un número récord jamás pensado, 15,77 millones de nuevos suscriptores globales. En los primeros tres meses del año pagaron por acceder a sus servicios de TV por streaming. Tras el cierre de Wall Street, la compañía esperó los resultados del primer trimestre del 2020, ya haabían hablado de un aumento por el impacto que reflejaría la pandemia en la empresa, pero no esperaban semejante cifra. El beneficio por acción – la tercera cifra clave que ven los operadores- quedó por debajo de lo estimado. Netflix mejoró dos de sus cifras claves que los inversores vigilaban muy de cerca: número de suscriptores e ingresos. El servicio de transmisión más grande del mundo ganó casi 15.8 millones de clientes que pagaron de enero a marzo, con un total global de 182.9 millones. Netflix había predicho que agregaría 7 millones durante el período. Hay que recordar que esta cifra -la estimación del consenso- fue rebajada por los analistas a inicios de abril, pues la estimación inicial era de 8,5 millones, según cifras de FactSet. «Esperamos que disminuya la visualización y que el crecimiento de la membresía se desacelere a medida que termine el encierro en el hogar», dijo Netflix en una carta a los accionistas. La compañía se encuentra entre las pocas empresas que se benefician de las órdenes gubernamentales impuestas en marzo para mantener a las personas aisladas en medio de la amenaza del coronavirus. Mientras que el índice S&P 500 ha caído un 19% desde su máximo histórico del 19 de febrero, Netflix ha ganado un 11% durante el mismo período. Para el trimestre que acaba de finalizar, las ganancias por acción de Netflix no alcanzaron las expectativas de los analistas. La compañía registró ganancias diluidas por acción de $1.57, por debajo del consenso de $1.65, según datos del IBES de Refinitiv. Por otra parte, los ingresos totales aumentaron a $ 5.77 mil millones de $ 4.52 mil millones. Los analistas en promedio esperaban $ 5,76 mil millones.
(Investing) Tesla: ¿Recuperará impulso tras poner fin a su mejor racha alcista?. Muchos inversores tienen marcado el 29 de abril como el día en el que Tesla (NASDAQ:TSLA) presentará sus resultados del primer trimestre de 2020. Pero mientras eso llega, se centran en entender su comportamiento en bolsa durante los últimos días, especialmente después de que el valor se haya pasado a negativo tras encadenar 10 sesiones consecutivas de ganancias, la mayor racha alcista de su historia. Para que entiendan un poco los números, el precio de la compañía ha aumentado de 454 a 754 dólares, lo que representa una revalorización del 65% entre el periodo que va del 2 al 17 de abril. Y esto ha sucedido en un escenario de baja demanda para el sector como consecuencia del COVID-19. Aunque bien es verdad que el optimismo volvió al mercado en abril, las subidas distan mucho de ser iguales: así, mientras el S&P 500 subió un 13,8%, Tesla se ha disparado un 80% en lo que llevamos de año. Y recordemos que el cómputo anual del selectivo sigue siendo negativo. Hay varias razones que explicarían esta buena evolución: por un lado, la cifra de ventas que dio a conocer el día 2 de abril, que fue mejor de lo esperado; por otro, una buena recomendación tanto de Credit Suisse (SIX:CSGN) como de Goldman: el primero mejoró su consejo de vender a mantener, y el segundo inició cobertura con recomendación de comprar. Un sople de aire fresco para las acciones. También planea sobre ella la sombra de los cortos, y no es para menos. Según Allen Root contaba en Barron’s, cerca de 20 millones de acciones de Tesla -el 14% del activo disponible en renta variable- se ha vendido en corto. Esto es porque esperan caídas en breve (en esta semana ha bajado ya un 10%, aunque por un sentimiento bajista del mercado en general, lo que ha golpeado especialmente a los valores de crecimiento). Como ya comentábamos, publica resultados en unos días, y las previsiones apuntan a una caída de 29 centavos y unas ventas de 6.000 millones de dólares. Aunque Tesla es especialista en sorprender al alza -lo hizo en los últimos dos trimestres, y en las dos semanas posteriores el valor siguió repuntando-, ese hábito podría tener un recorrido limitado este año, sobre todo pensando en la situación actual. Habrá que ver lo que cuentan sus directivos. Si la compañía repite comportamientos anteriores, entonces no está garantizada la caída. Argumentos para los alcistas no faltan: a los anteriores añadiríamos el inicio en las entregas de su nuevo Model Y en este primer trimestre, lo que podría ayudar a las cifras del grupo. Y lo que es mejor, su capacidad tan rápida de seguir creciendo. Además, parece que ya nos vamos acostumbrando a ver a Tesla en positivo. Y es un valor muy volátil, lo que añade emoción y ganas a la ecuación. No es de extrañar que el último rally la haya dejado cotizando 400 veces por encima de sus beneficios previstos para 2020. Los fundadores de Motley Fool han elaborado una lista de 10 valores para comprar ahora. Imagino que no les sorprenderá si les digo que Tesla, es uno de ellos.
(Investing) Mercados al alza: ¿Ha influido Trump o es solo un rebote técnico?. Mercados europeos al alza este miércoles tras las caídas de ayer. Las bolsas también recogerían, según Renta 4 (MC:RTA4), “el nuevo paquete de estímulo en EEUU que ayer se tramitó en el Senado y podría votarse mañana en el Congreso (484.000 millones de dólares para reforzar las ayudas a las pymes, que sigue al primer paquete de 350.000 millones, y para financiar tests). La idea sería, una vez aprobado este nuevo paquete, empezar a trabajar en el siguiente, enfocado en infraestructuras, alivio de impuestos, gobiernos locales y estatales”. Además, tal como se hacen eco en Link Securities, “el Gobierno de EE.UU. está considerando ofrecer fondos de estímulo federal a los productores de petróleo y gas a cambio de participaciones gubernamentales en las reservas de crudo de las compañías, según informaron fuentes conocedoras del asunto”. El plan, según detallan estos expertos, “está entre varias de las distintas opciones posibles que se están sopesando en un entorno de caída histórica de la demanda de petróleo, que está teniendo un impacto muy negativo en las compañías energéticas”. No obstante, el proyecto tendría que afrontar el rechazo previsible de los Demócratas del Congreso a emplear financiación de estímulo a la industria del petróleo. En este sentido, el presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció ayer que había ordenado a los Departamentos de Energía y del Tesoro que diseñaran un plan para conseguir fondos disponibles para la industria del gas y el petróleo. Según dijo, nunca dejaran de lado a la industria estadounidense del petróleo y el gas. Además, señaló que desea que el plan salga adelante, para que estas importantes compañías y sus empleos aseguren su futuro. «De momento, creemos que lo acontecido con el precio del crudo ha servido de ‘toque de atención’ a muchos inversores, y les ha hecho reflexionar sobre la complejidad del escenario socioeconómico que deberán afrontar las cotizadas a partir de ahora. Ello creemos que, al menos en el corto plazo, restará potencial alcista a la renta variable, al menos hasta que surjan noticias positivas con relación a la progresiva apertura de las economías y con relación a posibles tratamientos y/o vacunas del COVID-19», señalan en Link Securities. Para José Luis Cárpatos, CEO de Serenity Markets, «las alzas quedan en rebote técnico y con peligro de reversión durante el día».
(Investing) Crisis del petróleo: ¿Hasta cuándo y hasta qué niveles puede caer?. El petróleo sigue cayendo. Y las perspectivas no son alentadoras, según los expertos. “El futuro de junio del WTI llegó a caer ayer un 43% y esta mañana ha llegado a perder un 8%, situándose por debajo del nivel de 11 dólares por barril, un descenso del 57% en 3 días. Por su parte, el Brent se deja más de un 40% también en los últimos 3 días hasta 16 dólares (ayer -24% tras -9% el lunes y esta mañana cae -17%), mínimos de 2001. Ya ha perdido -20% desde los niveles previos a la reunión de la OPEP y -78% desde los máximos de enero”, explican en Renta 4 (MC:RTA4). “Esta caída viene a reflejar la realidad de la crisis provocada por el coronavirus, que es muy grave, aunque al mercado le cuesta verla ya que mira por el cristal distorsionado de la Fed que, con sus manejos en casi todos los mercados, ha rebajado buena parte del sentimiento de riesgo que realmente debería haber. Esto no es bueno, porque puede haber carnicerías en determinados activos como ya está sucediendo en el petróleo”, sentencia José Luis Cárpatos, CEO de Serenity Markets. De hecho, como recogen en Link Securities, “el anuncio de que Arabia Saudí podría adelantar los recortes de producción sin esperar al mes de mayo y las declaraciones del presidente de EE.UU., Donald Trump, en las que mostraba la intención de incrementar sustancialmente la Reserva de Petróleo Estratégica del país no tuvieron el efecto deseado dado el elevado desequilibrio actual entre oferta y demanda de crudo, algo que está provocando serios problemas de almacenamiento -queda muy poca capacidad adicional y los productores no saben qué hacer con el petróleo que extraen-”. “Como es evidente, las medidas de confinamiento y de paralización de la actividad productiva adoptadas por muchos gobiernos para combatir la propagación del coronavirus de origen chino han provocado una fuerte caída de la demanda mundial de crudo, superior al 30%. Este hecho, que anticipa una fuerte crisis para el sector del petróleo”, añaden estos analistas. Tal como recuerdan en Banca March, los países productores de la OPEP + tuvieron ayer una reunión extraordinaria para revisar la situación ante la falta de efectividad del anuncio de recorte histórico acordado (10 millones de barriles diarios) a primeros de mes, y que será efectivo en mayo. Hoy se publican los inventarios de crudo semanales de Estados Unidos, un dato que será relevante”. Este adelanto en los recortes de producción perseguiría el objetivo de “contribuir a cierta estabilización del mercado del crudo y a la espera de que la demanda (que en el mes a abril está cayendo -29 millones b/d) se vaya recuperando a medida que se produzca la desescalada y se vaya recuperando poco a poco la actividad económica”, apuntan en Renta 4. “En cualquier caso, a los precios actuales la mayoría de productores no son rentables, por lo que a medio plazo se produciría una reducción forzada (no voluntaria) de oferta”, añaden estos expertos. BNY Mellon apunta que “la curva de futuros ofrece algunas ideas. Hasta diciembre de 2021, los futuros actualmente fijan el WTI en alrededor de 32 dólares por barril, lo que representaría una disminución del 50% de los niveles anteriores a la crisis actual”. “Observamos el precio promedio del petróleo inferido de todos los contratos entre junio de 2020 y diciembre de 2021. El 3 de abril, un máximo reciente, el petróleo marcó un promedio de 37 dólares. Actualmente, el precio promedio ponderado es de 22 dólares. Pregúntese si parece razonable que el precio promedio del petróleo para los próximos 18-20 meses sea de solo 22 dólares en promedio”, concluyen estos expertos.